La Pica

La broma del día, que bien puede ser de la semana y el año entero, corrió a cargo del secretario estatal de Seguridad Pública, Jaime Pineda Arteaga.

Y es que luego del último robo a comensales del restaurante Antiguo Garufa ubicado a unos metros del C4, propuso que haya arcos detectores de metal en las entradas de estos establecimientos lujosos.

Eso sí, con toda la seriedad del mundo dijo que la tecnología siempre será bienvenida y más si es con cargo al bolsillo de los propietarios.

¿Será que quiere detectar si los costosos relojes en la mira de los delincuentes, son de metal pirata?

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Otra de las damnificadas en la gira presidencial del pasado fin de semana, fue la secretaria de Salud, Mónica Liliana Rangel Martínez, a quien no se le permitió realizar el recorrido al interior del hospital rural del IMSS en Axtla de Terrazas.

Eso sí, la sentaron en primera fila para escuchar el largo discurso de Andrés Manuel López Obrador, tan largo por cierto, que antes de empezar, el gobernador Juan Manuel Carreras López vio su reloj para calcular los tiempos.

Lo cierto es que la doctora Rangel resintió los síntomas de la visita del tabasqueño, dado que días antes pintó un negro panorama en la dotación de medicinas y que casi todas las enfermedades se le dispararon en la entidad.

No hubo un día en que dejara de informar todo lo bueno de su trabajo, lo que demuestra, una vez más, que el sector que dirige no goza de cabal salud.

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Fiel a su estilo, el alcalde Adrián Esper Cárdenas le echó más leña al fuego y aseguró que las protestas contra López Obrador en el Hotel Valles sí estaban orquestadas, pero al mismo tiempo acusó muy poco control político de sus terrenos.

El señalamiento directo fue contra el secretario general del PRI en el municipio huasteco, Matilde Hernández Méndez, a la vez abogado de los huelguistas de la dirección del agua, pero el líder gremial, Alejandro Ballesteros Corona, jura y perjura que no hubo tal, sino sólo el legítimo derecho a pedir audiencia con el Presidente.

Como sea, se ve que los orejas y operadores de Esper están en pañales, porque afirma que no sabía que los manifestantes iban para el hotel o de otra forma, hubiese protegido al mandatario nacional.

Como dicen, de lengua me como un taco, bueno, dos.

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