
Buscan en SLP a hombre acusado de feminicidio de la madre de su pareja
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 3 de noviembre de 2019.- Antes de ser un espacio para la formación de artistas, el Centro de las Artes (Ceart) albergaba en sus entrañas a los convictos más crueles, era la antigua Penitenciaria del Estado de San Luis Potosí y fue construida a finales del siglo XIX e inicios del XX.
Nació ante la demanda de un proyecto que cubriera los nuevos paradigmas de la impartición de justicia penal en la sociedad Porfiriana, ya que los miembros de la élite veían a la Penitenciaría como el único medio por el cual los reclusos podrían, aparentemente, “acceder al perdón y la expiación de sus crímenes”, de acuerdo con el maestro en Historia, Rudy Argenis Leija Parra.
Y es que, a pesar de que a finales del siglo XIX había tres espacios para el confinamiento con las llamadas Casas Reales, el espacio habitado a un costado del Templo del Carmen y la Casa de Recogidas -para mujeres delincuentes-, ya no eran suficientes.
José Armando Hernández Soubervielle, en su libro De sueños de papel y sillar -Proyectos monumentales para San Luis Potosí durante el Porfiriato- señala que también se buscaba cubrir el libre albedrio, la defensa de la sociedad, así como las garantías individuales de los presos, lo que implicaba la posibilidad de corregirlos, rehabilitarlos y reinsertarlos en la vida social.
Durante el Porfiriato, el paradigma de las cárceles en México fue edificado por el arquitecto Antonio Torres Torrija, y los ingenieros Antonio M. Anza y Miguel Quintana, con base en la idea original del proyecto de panópticos del filósofo inglés, Jeremy Bentham.
Las prisiones edificadas durante esa época fueron confeccionadas a partir de dicho diseño que toma una rotonda o cuerpo central poligonal para un cuerpo de vigilancia de la penitenciaria (el panóptico), y el radial, mediante galerías en forma de estrella, que convergen en dicho cuerpo central. Este modelo también fue seguido en otras partes del mundo, como Francia, Inglaterra y Estados Unidos, mientras que, en México, el más claro ejemplo es el Palacio de Lecumberri.
SUS TRES SECCIONES
Para 1883 se comisionó a un grupo de personas buscar el sitio adecuado para la construcción de la nueva penitenciaria sobre la Calzada de Guadalupe. El ingeniero Carlos Suárez Fiallo entregó una propuesta al entonces gobernador Pedro Díez Gutiérrez, quien el 13 de julio del mismo año, aprobó el proyecto y los planos de construcción.
El edificio contendría tres departamentos: en el primero de los canales se albergaría el Palacio de Justicia con sus respectivas salas para el Supremo Tribunal, jueces y demás oficinas; el espacio se dividiría en dos prisiones, una para varones y otra para mujeres.
Traspasada esta sección, se entraría al espacio de galerías, que en forma radial convergían en el centro, es decir, el sistema panóptico. Estaría conformada por 700 celdas diseñadas para albergar a cuatros reos en cada uno, le quedaba un total de dos mil 800 espacios para reclusos.
Finalmente, el tercer departamento contendría los talleres para la enseñanza y labor de los reos: carpintería, jarcería, zapatería y orfebrería; estas serían las oficinas para ser enseñadas y puestas en práctica. También se diseñó la penitenciaría con un estilo toscano, para no mostrar revestimiento alguno.
CRISIS ECONÓMICA
Debido a que para 1890 ya estaban construidos los caminos de ronda, el recinto se inauguró de manera formal el 5 de mayo de 1890, con el 75 por ciento de adelanto del edificio. Fueron trasladados los primeros 353 prisioneros, de los cuales 200 fueron ocupados en la conclusión de la obra.
Aunque en un inicio el proyecto mostraba características palaciegas, hubo cambios radicales al diseño debido a dos cuestiones: económicas y de gusto. La primera, debido a que en 1893 el estado atravesaba por una crisis, aunado a una prolongada sequía y una epidemia que azotó a la capital. Esto retrasó los trabajos de construcción de la Escuela Industrial Militar, el Teatro de la Paz y la Penitenciaría, obras simultáneas.
En 1898, llegó a la gobernatura Blas Escontría tras el fallecimiento de Carlos Díez Gutiérrez, quien junto a Luis G. Cuevas habrían de cambiar el sentido de la fachada y, así, con el apoyo del ingeniero Gustavo Alemán, el proyecto de Fiello fue reemplazado por un frontispicio caracterizado por dos torreones en los externos, y dos más al centro con muros rústicos coronados por almenas.
A pesar de las adversidades, el 2 de abril de 1905, fue inaugurado el departamento de menores y el espacio que ocuparía una escuela de enseñanza básica en el interior del departamento, la cual estaba encomendada a profesores. Con el establecimiento de esta sección, la escuela de enseñanza y la aprobación y aplicación del reglamento de penitenciarias, el nuevo espacio de penitenciario del Estado estuvo completo después de 23 años.
UN SIGLO CON CONVICTOS
La Penitenciaria del Estado funcionó durante 105 años, hasta que cerró en marzo de 1999 debido al exceso de reclusos y el crecimiento de la ciudad, por lo que ya no representaba seguridad para la población.
Estuvo en el abandono y por un tiempo fungió como cuartel de la policía, hasta que en 2006 mediante un proyecto de recuperación, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) lo consideró en la Red Nacional de Centros de la Artes, por lo que quedó inaugurado el 27 de agosto de 2008 como el nuevo Centro de las Artes de San Luis Potosí.
A pesar de que en la actualidad cada celda es ahora una expresión artística para exhibiciones itinerantes, en el lugar se conservan dos habitaciones especiales: la primera en donde estuvo recluido Francisco I. Madero, debido a su oposición contra la dictadura de Porfirio Díaz, quien lo mando capturar en Monterrey y lo hizo preso en San Luis.
La otra celda es un dormitorio “testigo”, para que los visitantes comprendan la vida de los reclusos en habitaciones de cuatro por dos metros y medio, en donde llegaron a vivir hasta 12 personas hacinadas.
ARTE ENTRE CALABOZOS
En la actualidad, alrededor de la torre panóptica se disponen ocho crujías que albergan las áreas académicas de Música, Artes visuales, Integración y literatura, Artes escénicas, Arte y tecnología, además de la biblioteca, la Galería principal y el Museo de Sitio.
También cuenta con ocho patios temáticos, un pasillo perimetral, un foro al aire libre, la Plaza Centenario -en torno a la cual hay varias salas y galerías-, una librería y el Teatro Polivalente (anteriormente el comedor y panadería de la prisión).