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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 15 de julio de 2019.- La Antropología Ambiental surge entre las interrelaciones entre ambas ramas: la ecología y la antropología, una materia que observa a la sociedad y al medio ambiente en una forma integral.
Así lo explicó Natalia Martínez Tagüeña, investigadora cátedra del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) en el Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (Ipicyt).
La doctora en Antropología Ambiental por la Universidad de Tucson, Arizona, explicó que en esta materia se parte del entendimiento que el medio ambiente y la sociedad, todos los aspectos económicos, políticos, sociales, culturales y ambientales, están interrelacionados.
Añadió que es primordial conocer cada contexto y su trayectoria a través del tiempo para llegar a un entendimiento del lugar. Con ella se busca la producción de mejores planes de manejo, incidir en el mejoramiento de políticas públicas o llegar a proyectos de desarrollo sostenible.
Sin embargo, indicó que aunque ambas disciplinas siempre han estado relacionadas, en México se ha podido estudiar como tal a partir de los años 80’s en diversos nombres y según el tipo de teoría, ya que puede conocerse como Ecología Cultural o Ecología Política.
Y aunque la Antropología Ambiental involucre a tomadores de decisiones para la aplicación de políticas públicas, señaló que es más el interés del académico para que logren incidir en el cambio y al quehacer aplicado.
Mientras que la transdisciplina ha ido en aumento, en donde se integran personas de diversas disciplinas para hacer proyectos multisectoriales, “es pasar más allá de las disciplinas e integrar sistemas de conocimiento ya sea locales, en los pobladores, pero también conocimiento técnico muchas veces de tomadores de decisiones”.
De igual forma, explicó que se buscan usar metodologías participativas para que las investigaciones se generen directamente de los intereses y necesidades de los pobladores, por lo que se requiere de un proceso previo en el que se genere un espacio para las personas hablen de ello y a partir de ahí se realice el proyecto.
Por lo que en el Consorcio de Investigación de Investigación, Innovación y Desarrollo para las Zonas Áridas (Ciidza) -donde la doctora Martínez Tagüeña se desempeña-, se acude a comunidades cercanas para conocer a la gente y asociarse con productores locales, para plantear en conjunto los proyectos de investigación y garantizar que funcione según sus necesidades.
Por el momento, comentó que en San Luis recién se han generado los proyectos para bajar recursos y llevar a cabo las investigaciones de forma transdisciplinaria con académicos, pobladores y tomadores de decisiones.