
En un año 253 mil 790 potosinos han enfermado de Covid 19
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 18 de abril 2020.- Para llegar a la colonia Manuel Serrano hay que transitar por un camino sinuoso lleno de tierra, basura y desperdicios. Son las 15:30 horas, el calor es abrazador y en esta parte de la ciudad pareciera que la desolación se siente más.
Aquí viven alrededor de 100 familias que adquirieron los lotes pero hasta la fecha no cuentan con los servicios de agua y luz eléctrica; hay algunas casas de material, pero otras están hechas con madera y láminas, incluso hay un puesto para tacos que es utilizado como dormitorio. Los niños y sus perros famélicos juegan entre la tierra ajenos a la contingencia sanitaria.
Hay también tres depósitos para agua, están vacíos. La crisis por falta de agua potable rebasó al organismo intermunicipal que abastece el líquido a los ciudadanos de la capital potosina. Interapas no puede suministrar agua a todos los habitantes de la ciudad a pesar de las recomendaciones hechas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que enfrenten la pandemia.
Aquí tampoco cuentan con el servicio de energía eléctrica y la mayoría de las personas trabaja en la informalidad.
Así, entre pobreza y carencias tienen que enfrentar la contingencia sanitaria por el Covid 19.
“SOY EL CORONAVIRUS”
Un grupo de niños se encuentra jugando en una de las calles, si es que se les puede llamar así. Portan máscaras de luchadores, uno tiene puesta una con cuernos: el niño grita que es el “coronavirus” y persigue a sus compañeros de juego. Estas risas rompen la monotonía del lugar y la cuarentena por la pandemia, aquí los mejor informados son estos chicos a quienes sus maestros les explicaron acerca del virus y les pidieron observar la limpieza de sus manos.
“Nos han dicho de la Sana Distancia y lavarte las manos con jabón y echarse gel antibacetarial, la maestra nos echaba gel pero ya no pudimos ir”, dice Luis, uno de los niños. Sus compañeros manifiestan que ya se “aburrieron” de estar sin clases, “y además no tenemos luz”, responde David.
TRABAJO BAJO AMENAZA
El señor Antonio Calderón González habita en este lugar, su casa está hecha de madera, las carencias por las que atraviesa son visibles. Vive con su hijo de 49 años de edad, quien está discapacitado y requiere una operación que le habían cotizado en 50 mil pesos, una cantidad impensable para él. Afortunadamente alguien le consiguió una afiliación al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), pero la operación fue pospuesta debido a la contingencia sanitaria. El señor refiere que es jubilado y lo que le pagan no le alcanza, por lo que tuvo que conseguir un trabajo. Refiere que su patrón le dijo que solamente va a trabajar una semana y se muestra preocupado. “Y si me dicen que ya no vaya, tengo que buscar un trabajo livianito porque ya no tengo fuerza”, comentó el señor.
Del Covid19 expresa que le han dicho que se tiene que lavar las manos y tenga limpieza diario. “La poquita agua que tengo la hago rendir, sí me da miedo, ¿pero qué hago? Acá con la voluntad de Dios hay que esperar”, dijo afligido el hombre.
Para que le surtan agua, don Antonio debe pagar 120 pesos por un tinaco de agua que no le dura mucho tiempo.
NO SABE DEL VIRUS
La señora Juana María Varela también enfrenta la falta de agua, “ya tenemos un buen tiempo, hemos ido varias veces a pedir que nos traigan agua y luego nos dicen que ya mero, por eso vamos de aquel lado a traer agua: a El Vergel”, comentó la señora.
Del virus dice que no sabe nada pues no tiene tele ni radio, “no puedo ver las noticias, no sé qué es ese virus”, dice mientras se lleva a la boca un pedazo de tortilla.
LE DIERON UN JABÓN
Un puesto de lámina es la casa habitación del señor Ramsés, quien trabaja en el mercado Bicentenario diariamente.
Del virus Covid 19 solo le dijeron que hay que lavarse las manos, “ahí donde trabajo me dieron un jabón para tener limpias las manos y vamos a acarrear allá arriba por agua; también hay que estar alejados a cierta distancia y cuidar a los niños con este virus”, comentó.
LA PANADERÍA
Zacarías Rivera trabaja cada tercer día en una panadería, obtiene un ingreso de 500 pesos semanales.
“Trabajo un día sí y uno no; y nos han dicho que van a cerrar la panadería, entonces, ¿en qué voy a trabajar?”, se preguntó.
Él tiene una discapacidad en una de sus piernas, no puede caminar bien.