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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 17 de octubre 2020.- En San Luis Potosí está penalizada y es ilegal la interrupción del embarazo a excepción de las causales por acción culposa, violación, peligro de muerte de la madre y por inseminación artificial no consentida. En mayo de este año, el Congreso de San Luis Potosí rechazó las reformas para despenalizar el aborto, por lo que a las potosinas se les volvió a negar el derecho a decidir sobre sus cuerpos y acceder al aborto libre, seguro y gratuito.
Esto ha dejado que muchas niñas, adolescentes y mujeres practiquen abortos en la clandestinidad, lo que pone en peligro sus vidas. Según expertos en derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los abortos no seguros provocan la muerte de alrededor 47 mil mujeres cada año alrededor del mundo, mientras que cerca de cinco millones sufren algún tipo de discapacidad temporal o permanente.
“La mortalidad materna viola los derechos a la vida, la salud, la igualdad y la no discriminación”, establecen.
Con el objetivo de proteger las identidades de las entrevistadas, sus nombres fueron modificados.
LA CUESTIÓN LEGAL
Mujeres y colectivos feministas de San Luis Potosí realizan acompañamientos seguros para las mujeres que deciden terminar su embarazo, antes, durante y después del proceso del aborto. Sonia, una de las acompañantes, recalcó que cada mujer se enfrenta a una realidad diferente que responde a un sistema, por lo que en estas condiciones las tres causales de despenalización no son suficientes, lo que abona a la criminalización y estigmatización de la interrupción del embarazo.
“El Congreso ha dejado muy claro que están completamente atravesadas sus decisiones [legislativas] por sus creencias religiosas, eso lacera la vida digna de mujeres y las infancias”, criticó.
Sonia explicó que despenalizar el aborto sería apenas el inicio para la defensa plena de los derechos humanos de las mujeres, ya que esto responde a un sistema en el que siempre se espera que sean madres y esposas.
Asimismo, Margarita, otra acompañante, señala que la penalización del aborto en el estado, deja a las mujeres en una indefensión de derechos y a no poder acceder a una vida digna, pues no todas cuentan con el acceso a servicios básicos de salud física y mental, por lo que no pueden decidir y elegir la maternidad. Esto abona al incumplimiento de los derechos humanos como están establecidos en la ley.
Reiteró que la criminalización del aborto deja al descubierto la falta de conocimiento que se tiene sobre la vida de mujeres que viven en la precariedad, la pobreza o en un ámbito rural e indígena; lo que convierte a San Luis Potosí en un estado que no es equitativo con toda su población.
Por ese motivo, los acompañamientos a las mujeres que deciden abortar han adquirido una mayor importancia para que puedan acceder a una vida digna, y como señala Sonia, se convierte en una práctica de resistencia a las violencias que se legitiman desde el estado y que son practicadas en diversos contextos.
Para ambas acompañantes se requiere de todo un cambio de paradigma y pensar que la forma de vida de una, no es la forma de vida de todas las personas a pesar de que se compartan rasgos. Por lo que Margarita indicó que se invita a no juzgar.
“Se nombra el embarazo infantil, pero no se le nombra pedofilia; se le nombra embarazo adolescente, y no se le nombra falta de educación sexual integral. Empezar a nombrarlo en sus formas va a implicar que nos demos cuenta que los abusos sexuales contra las mujeres, son más amplios y están presentes desde muy niñas, desde bebés, y que la violencia no solo ocurre hasta que nosotras la nombramos o que somos conscientes de que la vivimos, sino que ha ocurrido a lo largo de nuestra vida y a lo largo de la vida de las mujeres que nos rodean», comentó.
EL MISOPROSTOL
Antes de la llegada de la pandemia por Covid 19, Margarita relató que había un amplio encuentro en espacios y movilizaciones que generaban vínculos y redes entre las mujeres y las acompañantes.
El trabajo de acompañamiento que realizan las mujeres feministas en el estado, no solo es al momento en que se realiza un aborto, sino que también se involucran en procesos legales y en dar apoyo terapéutico.
Para Margarita, el trabajo de acompañamiento implica estar con la persona que necesita realizarse el aborto en un espacio seguro y hacerse presente en todo su proceso de aborto, facilitar la información sobre los cuidados necesarios antes, durante y posterior al procedimiento.
Estas acompañantes utilizan el manual procedimientos realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el que se recomienda el uso del misoprostol y que está avalado desde hace más de 20 años, además de que da indicaciones de reducción de riesgos.
También cuentan con la información publicada por Fondo María —organización de la Ciudad de México dedicada a brindar apoyo económico y de acompañamiento a las mujeres que no pueden interrumpir su embarazo por las restricciones legales que existen en el estado en el que viven—, así como manuales emitidos en Uruguay, en donde el aborto está legalizado, para disminuir los efectos negativos del medicamento.
Antes de poder llevar a cabo este procedimiento, las acompañantes deben asegurarse que existe un embarazo a través de un ultrasonido y comprobar el número de semanas de gestación, ya que de esto depende si se es candidata al misoprostol o utilizar el medicamento llamado mifepristona, también recomendado por la OMS para embarazos entre la semana 12 y 15 de gestación.
Durante el proceso, se realiza el monitoreo del estado de la compañera, además de asegurarse que se tomen las cantidades correctas del medicamento durante las tres dosis que deben ingerir.
“La reducción de riesgo es que todas sepamos con quién acudir, quiénes son las compañeras de nuestra red de apoyo y las mujeres en las que podemos confiar para realizar el procedimiento, ya sea que nos estén monitoreando cómo nos sentimos o que nos acompañen presencialmente”, explicó.
Una vez que concluye el proceso, también se comprueba el estado de la persona y se recomienda no realizar actividades físicas de esfuerzo y que se realicen un ultrasonido para comprobar que fue expulsado el producto.
Margarita comentó que es necesario que se conozca esta alternativa a la que se puede acceder de manera segura y controlada; que a lo largo del procedimiento se presentan síntomas después de ingerirse el medicamento (mareo, vómito, fiebre, dolor abdominal, sangrado), en qué momento es necesario acudir a un médico si se presentan síntomas de riesgo, así como las medidas, alimentos y medicamentos (solo ibuprofeno) que ayudan a reducir los síntomas.
Sonia indicó que a pesar de que el misoprostol es de venta libre, en ocasiones las farmacias no se lo quieren vender a mujeres y llegan a aumentar su precio. Por lo que se aconseja a las mujeres a no acudir a este tipo de establecimientos y si se cuenta con un aliado hombre, mejor él lo pueda adquirir.
Asimismo, comentó que debido a las preconcepciones que se tienen sobre el método de aborto con pastillas, las mujeres suelen llegar con miedo y esto dificulta el proceso debido a las sensaciones que tienen sobre la decisión. Sin embargo, señaló que es muy extraño que un aborto acompañado se complique y que implique que la vida de la mujer esté en riesgo.
Por lo que para ambas es fundamental que la información sobre el acceso a la interrupción del embarazo a través del misoprostol sea considerada como cultura general, debido a que es una situación a la que cualquier mujer se puede enfrentar a lo largo de su vida.
EL COVID 19
La llegada de la pandemia de Covid 19 también llegó a obstaculizar el acompañamiento, además de que ha puesto en riesgo la vida de cientos de mujeres en el país, ya que -como manifestó Sonia- volver al hogar representó para ellas permanecer en condiciones de violencia que llegan a poner en peligro su vida.
Se ha tenido que optar por implementar otras estrategias ante la limitación de espacios, como el uso de la tecnología y las redes sociales, con el objetivo de mantener el contacto.
Sin embargo, para Margarita esto también representa una limitación para las mujeres que no cuentan con estas formas de comunicación, además de sumarle que no están presentes de manera física para practicar el aborto, por lo que esto se realiza, en varias de las ocasiones, en la clandestinidad de los hogares violentos.
Sonia añadió que la pandemia también agravó el apoyo que se da a las mujeres, ya que cuando se realiza un aborto puede llevarlas a querer salir de la situación de violencia en la que viven, pero llega a resulta imposible.
“No es que haya dado un cortón al trabajo base que hacen las feministas y las acompañantes, pero sí se detuvo de alguna forma. Seguramente se retomará con todas las medidas de seguridad sanitaria y quizás nos lleve un poquito más de tiempo volvernos a convocar y volvernos a ver, pero seguramente va a pasar”, señaló.
Para Sonia se trata de resistir desde todas las trincheras; no obstante, la contingencia no solo golpeó el encuentro con las mujeres que necesitaban el acceso a un aborto seguro, sino entre las mismas acompañantes que requieren del apoyo de todas, ya que también se trata de una cuestión que no está establecida en la ley, lo que pone en riesgo su libertad. Para la acompañante, esto también deja de manifiesto la deuda que tiene el Estado con las mujeres.
UNA LABOR MÁS VISIBLE
En caso de que el aborto llegue a despenalizarse y legalizarse, Margarita indicó que el trabajo de las acompañantes se tornaría aún más importante, debido a que es necesario realizar un conjunto de cambios al sistema legislativo y de salud para que se cumpla el derecho a la interrupción del embarazo.
“De alguna manera se volvería más importante el trabajo de las acompañantes para ejercer esta presión, primero para que se despenalice, luego para que se legalice y que los médicos atiendan conforme a la ley. Para que incluso, las que acompañamos, no solo continuemos haciéndolo, sino que podamos hacerlo más visible y podamos acceder a recursos como el financiamiento para que las redes de mujeres acompañantes se hagan más sólidas y lleguen a más mujeres”, refirió.
Por último, Sonia comentó que los abortos han sucedido y seguirán ocurriendo, por lo que impera la necesidad del acompañamiento y resistir. En caso de que se despenalice, será apenas una pequeña conquista para que las mujeres accedan a una vida libre de violencia.