Ironía
Es el político más conocido en todo el país, el que ha ganado un puesto de elección popular con el mayor número de votos en la historia y, acaso por ello, es el principal promotor de la reelección en México.
Se llama Andrés Manuel López Obrador, despacha como presidente de los mexicanos y supera a Carlos Salinas en sus afanes reeleccionistas.
Incluso, para lograr sus objetivos, el presidente mexicano no duda en violentar las normas democráticas, en especial la Constitución, que pisoteada todos los días, junto con legisladores de Morena.
Pero también vale decir que no es nueva la tentación reelecconista en México. Por ejempolo, al final de gobierno de Luís Echeverría muchos apostaban a un manotazo autoritario del populista que, al final, fue sometido por la gran crisis económica que provocó
En otro momento, al final del gobierno de Carlos Salinas, el intento reeleccionista del gobernador interino de San Luis Potosí, el reputado Gonzalo Martínez Corbala, fue abortado por la presión política y social.
Y es que en 1992 el potosino renunció al gobierno interino que ocupaba, en San Luis Potosí, para buscar la postulación al mismo cargo, por el PRI. Como queda claro, era un grosero intento reeleccionista que, en aquellos años, fue entendido como un ensayo de Salinas para medir el humor social y la respuesta política respecto a una eventual reelección.
Al final de cuentas, y luego de la escandalera mediática, Martínez Corbala abandonó los afanes reeleccionistas luego de un encuentro privado con el entonces presidente Salinas. Lo simpático es que muchos de los que hoy apluden –o guardan silencio–, por la barbarie política que prohijan tanto Morena como Obrador, en Baja California, eran rabiosos críticos de la potencial reelección de Salinas, en aquel 1992.
Y es que, como saben, el gobernador electo de esa entidad, Jaime Bonilla, sobornó a casi todos los diputados del Congreso local para que aprobaran una reforma constitucional que extendió de dos a cinco años el mandato del gobernador en funciones.
Está claro, para todo el que conozca los básicos del derecho, que son burlados los electores bajacalifornianos, quienes votaron por un gobernador de 2 años y que, al modificar la Constitución, lo que se provoca es una grosera ampliación del mandatao; modalidad tramposa de reelección que violenta el Articulo116 constitucional.
En rigos, asistimos a la reedición de los afanes reeleccionistas que ensayó en 1992 el entonces presidente Carlos Salinas, con el gobernador de San Luis Potosí. Hoy, sin embargo, el ensayo lo lleva a cabo AMLO.
Pero tampoco es un ensayo aislado. ¿Por qué?
Porque si hacemos memoria recordaremos que la madrugada del 25 de agosto de 2018 –ya con López Obrador como candidato presidencial ganador–, el Congreso local de Chiapas también recurrió al albazo y aprobó reformas a la Constitución local que permitieron que su gobernador puediera renunciar al cargo, asumir como senador y luego regresar como gobernador; todo con el apoyo del presidente Obrador.
Es decir, los diputdos avalaron que un ciudadano pueda ocupar los cargos de gobenador y senador, de manera simultánea, ya que la tramposa reforma permitió que Manuel Velasco fuera senador, en tanto era gobiernador con licencia y, en sentido contrario, senador con licencia en tanto era gobernador.
La medida entró en vigor a partir del primero de septiembre, justo el día en que arrancarón los trabajos del Senado y se instaló formalmente el inicio de la legisltura federal. En esa fecha, Manuel Velasco protestó como Senador.
Pero no fue todo. Días después, el 3 de septiembre, Velasco pidió licencia al Senado para regresar como gobernador. En un primer momento la solicitud fue rechazada por una mayoría de senadores.
Sin embargo, en la madrugada de 4 de septiembre –otra vez un albazo–, los sernadores cambiaron el sentido del voto y aprobaron la licencia del senador Velasco, para que regresara al gobierno de Chiapas.
¿Y qué creen?
Si, el milagro en el Senado fue posible por la mano del presidente electo, López Obrador quien, de esa manera, ensayó la primera reelección exitosa.
Hoy, en Baja California, Obrador ensaya la segunda reelección, con el pillo y corrupto Jaime Bonilla.
¿Lo permitirán las instituciones del Estado? ¿O pronto veremos al dictador mexicano de nombre Porfirio Andrés Díaz Obrador?
Al tiempo.