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Esta semana se dieron a conocer los ganadores de los premios Nobel 2019. Sólo se ha premiado, como ahora le llaman las autoridades mexicanas, a la ciencia occidental.
En química el premio es merecedor por el desarrollo de baterías de ion Litio. Éstas serán usadas no sólo en vehículos eléctricos e híbridos, sino además en la distribución y almacenamiento de energía eléctrica bajo esquemas de redes pequeñas (small grid connection, como se le conoce en inglés).
El de física por la comprensión en la evolución del universo; estudios cosmológicos que impulsan el entendimiento del lugar de la tierra en el cosmos. El de medicina otorgado por resultados que logran identificar la maquinaria molecular en la respuesta de actividad génica ante niveles cambiantes de oxígeno.
Pero, ¿será que esta “ciencia occidental” tenga impactos favorables para que los mexicanos ejerzamos nuestro derecho a recibir los beneficios del conocimiento?, sí, así como versa nuestra constitución.
A la postre veremos que sí. Entretanto, recurro a la historia para mostrar mi punto.
Retomemos el caso del premio Nobel en química mexicano; si bien hay otros Nobel mexicanos, es el único en química.
Ese premio Nobel se otorgó por resultados en la química de compuestos que reaccionan con ozono bajo condiciones termodinámicas específicas. Es decir, aquellos que propician disminución de ozono atmosférico y a quienes se atribuye, en mayor medida, el agujero de ozono que tantos problemas trajo consigo.
Dicho así, esa también es ciencia occidental; misma que es de impacto global.
Esos resultados permitieron regular la composición en aerosoles tanto como en refrigerantes a fin de disminuir sus efectos en nuestro planeta; en el globo que vivimos.
En similitud, se espera que en el largo plazo las baterías de ion litio permitan reducir las emisiones de bióxidos de carbono equivalente. Con un beneficio global.
Hay que decir que en esa tecnología existen diversas oportunidades para atenuar la huella de carbono en minas de litio.
Mientras recibiremos los beneficios del conocimiento y la tecnología en dichas baterías, ese beneficio que es consagrado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Además, se impulsará tecnología que seguramente impactará nuestra vida diaria. Así ha sucedido con la reducción industrial de compuestos en aerosoles y refrigerantes.
Podría abundar con los otros premios 2019, pero creo que el punto está claro.
No existe ciencia occidental, existe conocimiento y éste beneficia a la humanidad entera.
Es altísimamente probable que los conocimientos merecedores de los premios Nobel 2019 impacten al desarrollo tecnológico. De la misma manera, como he expuesto en este medio, Quadratín 28 de Junio de 2019, https://sanluispotosi.quadratin.com.mx/opinion/el-conocimiento-es-de-la-humanidad-la-tecnologia-se-vende/, esas tecnologías generarán riqueza.
Como ejemplo, el almacenamiento de energía eléctrica bajo esquemas de redes pequeñas conformará una solución sustentable, por limpia, para electrificar pequeñas comunidades alejadas de la grades redes de distribución de electricidad.
Mas aún si esas redes pequeñas distribuyen electricidad producida mediante biogás; es decir, procesar los desechos agropecuarios para producir gas y de ahí generar electricidad, distribuirla y almacenarla, con batería de ion litio. Todo en pequeñas comunidades aisladas.
Ciencia, conocimiento, tecnología e innovación con impacto social. De veras, ¿es tan complicado de entender?