![](https://sanluispotosi.quadratin.com.mx/www/wp-content/uploads/2025/01/emilio-ulloa-1-107x70.jpg)
Reforma en el bachillerato, un paso hacia la modernización educativa
El 7 de junio de 2019 pasará a la historia como un día ignominioso.
Será recordado como la fecha en la que fue puesto de rodillas nuestro país, nuestra nación, bajo amenazas y una presión inédita entre vecinos, entre socios, que no amigos y fuimos obligados a ceder al chantaje del poderoso.
Si bien es cierto que la economía mexicana depende y gravita en torno a nuestra relación comercial con Estados Unidos; si bien es innegable que el que se nos impongan aranceles unilateral y arbitrariamente por el capricho de un solo hombre, violando todos los acuerdos y las reglas del comercio internacional nos afecta seriamente, también lo es que hoy nuestra soberanía ha sido vulnerada. Nuestra dignidad como nación ha sido pisoteada.
Graves consecuencias hubiera arrojado la imposición de los aranceles, sin duda.
Afectación a la economía mexicana, innegable. Consecuencias para miles de productores nacionales, incuestionable.
Pero conceder cuando se tiene la pistola en la sien, no es negociar. ¿A cambio de qué?
¿De movilizar seis mil efectivos de la Guardia Nacional para sellar la frontera sur?
Como si nos sobraran.
¿Aceptar y recibir a miles de hermanos centroamericanos y darles trabajo, alimento y servicios de salud?
Y nuestros otomíes, nuestros tarahumaras, nuestros mixes y zapotecos?
¿Y mañana que nos exigirá el bravucón?
Si ya nos tomó la medida, ¿qué sigue?
¿Qué celebramos? ¿Que nos humilló?
¿Que nos obligó a ceder bajo amenazas?
Grave, irresoluble el problema del flujo migratorio, disyuntiva de gran trascendencia; pero no es con el brazo torcido como se buscan soluciones a un problema que no generamos los mexicanos.
No, no estoy celebrando; no estoy satisfecho de ver a nuestra gran nación de rodillas acatando lo que “nuestro amigo” para satisfacer sus ambiciones electorales nos obligó a aceptar.
El problema no está solucionado; visto está que Trump no tiene palabra. Mañana volverá a arrodillarnos con su amenaza si algo no le gusta o le conviene en nuestro país. Lo que aceptó nuestro gobierno es tener encima un jefe máximo que gobernará con la pistola al cinto los destinos de nuestra nación.
Mal presagio para nuestro querido México.