Eje sospechoso Madrid- Oaxaca
No es precisamente robo hormiga lo de los 13 conceptos que cobran los bancos de comisiones a los cuentahabientes, pero se suman al saqueo diario que sufre el consumidor y que hasta este momento no tiene alivio. El robo hormiga lo denuncian las empresas como un pequeño saqueo permanente que a la larga se convierte en una carga. Pero ha habido una omisión respecto al robo hormiga también permanente que éstas cometen contra los consumidores y que a la larga tiene igualmente un efecto lesivo. Desde siempre, las empresas, sobre todo las de autoservicio, se quejan del mal que les ocasiona ese tipo de robo. Suele hablarse de una afectación anual de entre el 25 o el 30 por ciento que se refleja según varios informes empresariales, en un 15 por ciento del inventario. Por el contrario, sin que lo cataloguen como tal, el consumidor sufre el aumento de precios sorpresivos y permanentes en productos de primera necesidad, sin que tenga la opción de la defensa; la carga injusta en pagos de envoltura o de estacionamientos, así como la supresión de descuentos como los de Inapam, sin ninguna explicación, entre otros. Lo que sucede con las comisiones bancarias, verdadero asalto en despoblado sería risible catalogarlo como robo hormiga, pero así entra -como una hormiga gigante, tal vez-, en perjuicio del cuentahabiente. Que ahora salgan a relucir el robo de indigente -que es parte del robo hormiga en las empresas-, y la negociaciones con bancos de parte de Ricardo Monreal, para revisar las comisiones, plantea cambios, que en estas últimas aún están en duda.
EL ROBO DE INDIGENTE, EL CLEPTÓMANO Y EL PEQUEÑO LADRÓN POR SISTEMA
En las empresas de autoservicio o de venta de materia prima es común que el usuario o el propio trabajador, se lleven pequeñas cosas, o que en el sector de frutas y verduras y de comestibles en general, consuman de los productos. En las tiendas suele haber advertencias con amenazas de sanción. Se da el caso de los cleptómanos que roban por impulso, pero muchos ladrones por sistema usan esa justificación. Hay robos de objetos pequeños valiosos, que son considerados realmente robos, relojes, medicamentos caros, ropa pequeña cara, etcétera. El robo de indigente también llamado de necesidad, por hambre, famélico, desde siempre fue incorporado a los códigos penales con limitaciones muy absurdas si se parte de que el ladrón famélico no roba una sola vez. El artículo 379 del Código Penal Federal exigía el robo una sola vez, sin violencia y por urgencia personal o familiar. La iniciativa presentada por el Movimiento Ciudadano desde el año anterior solicitaba la eliminación del tipo, lo que coincidía con el nuevo sistema penal que pretende sacar de las cárceles a los que están ahí por causas menores. Hace dos años se mencionaban más de 7 mil personas en presidio por esa razón. Como quede o como haya quedado la iniciativa, deja en el aire a los denunciantes del robo hormiga, el sistema empresarial.
ROBÓ, HUYÓ ¿Y LO PESCARON?
El título que se le dio en México a la película de Woody Allen, Robó, huyó y lo pescaron (1969), no refleja la realidad de nuestro país como si ocurre con el título que se le puso en España: Toma el dinero y vete. Esto último ocurrió siempre con funcionarios y amigos del poder, que desde luego no hacían robo hormiga ni de indigentes. Y con los empresarios que aplican indiscriminadamente sus aumentos y con los bancos verdaderas sanguijuelas que han cifrado sus altas fortunas en la depredación del cuentahabiente y del ahorrador. El guión de este filme que fue el primero que dirigió Allen, lo escribió él mismo junto con su amigo Mickey Rose. Allen ha escrito varios libros, en Perfiles por ejemplo, (Tusquets Editores Barcelona 1980) reúne 16 ensayos de lo más diverso casi siempre en torno a su trabajo como guionista, actor y director. En el tema de la película mencionada arriba, a diferencia de los ladrones que hemos tenido en México, describe a un ladrón inepto, torpe, Virgil Starwell, un fracaso en toda su línea, diseñado para hacer reír. La película fue un éxito. Vientos de fronda soplan en estos momentos para el director estadounidense después de que su ex mujer Mia Farrow, -agarrada de la descripción infernal de la mujer despechada, como se ha dicho-, ha movido hasta lo imposible para hundirlo. Está acusado de abuso sexual. Recientemente presentó una demanda contra uno de los medios que se han prestado a difundir esa acusación. En tanto, su creatividad se ha estancado. Se pide que se le borre del ámbito de los directores meritorios del vecino país.