
Miguel, michoacano de éxito en EU con visión ambiental de impacto mundial
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 29 de junio 2020.- Se trata del bosque de Aokigahara o mejor conocido como el bosque de los suicidios. Fama que se ha ganado por el sinnúmero de personas que acuden cada año a terminar con su vida en este lugar.
Hay quienes piensan que los orígenes de esta siniestra fama de Aokigahara como lugar de suicidio se remontan al siglo XIX como una especie de eutanasia japonesa.
“Tu vida es un hermoso regalo de tus padres. Por favor piensa en ellos, en tus hermanos e hijos, no te lo guardes. Habla de tus problemas”, se puede leer en un cartel en la entrada del bosque. Excursionistas que se adentran dejan cintas de colores atadas en los árboles para facilitar el regreso de los suicidas arrepentidos.
En este lugar los aparatos electrónicos no funcionan, es extremadamente silencioso, la vida silvestre es casi inexistente y sus anchos árboles no dejan pasar el viento. En él existe un sinfín de cavernas por lo tanto es fácil perderse.
Algunas de las leyendas que rodean este sitio hablan del abandono de ancianos y niños por parte de familias muy pobres durante las epidemias y hambrunas del siglo XIX. Otras lo asocian con demonios de la mitología japonesa, narradas en poemas con hasta mil años de antigüedad.
Hay referencias en cuentos, como Kuroi Jukai, el cual narra la historia de dos amantes que se quitan la vida en este bosque.
El manual completo de suicidio es otro texto que describe a Aokigahara como el lugar perfecto para morir y el ahorcamiento se describe como una obra de arte. Actualmente esta publicación está prohibida en el país.
Pero lo que sí es verdad es que su aspecto y las leyendas que lo rodean lo convirtió en el escenario perfecto de la película El bosque siniestro del año 2016.
Sin duda este bosque seguirá rodeado de misterios y leyendas, mientras que autoridades en Japón dejan letreros en la entrada para persuadir a las personas de no entrar solas o si necesitan ayuda, anotan en estos mismos carteles números telefónicos de las distintas instituciones donde pueden recibir atención y salvar un mayor número de vidas.