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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 31 de marzo de 2020.- Durante las fiestas y eventos ecuestres es inevitable detenerse a mirar a los caballos bailadores. La confianza que les tienen los animales a sus domadores, el respeto que a menudo se demuestran ambos. Es un verdadero espectáculo que todos deberían disfrutar al menos una vez en la vida.
San Luis tiene su propio espectáculo de caballos bailadores: Cuadra la Guayaba, que presenta caballos a la alta escuela propiedad de Iván Ortega mejor -mejor conocido como El Guayabas- quien recibió a Quadratín Espectáculos en sus caballerizas para conversar un poco de esta actividad, donde participan ejemplaras entrenados de diversas razas.
“El gusto de los caballos bailadores me nació cuando vi por primera vez una película de Pedro Infante que se llama El Hijo Desobediente, sale una yegua que se llamaba Kamcia”, revela Iván.
Con más de 12 años en el ámbito ecuestre Cuadra la Guayaba de San Luis Potosí se ha consolidado en el gusto de los espectadores; “empecé a aprender las técnicas de los caballos en Texcoco en la escuela de la Domeq”, nos comenta con orgullo y satisfacción.
Su experiencia la ha desarrollado con una amplia trayectoria, trabajando en espectáculos en la ciudad de México, Michoacán, Estado de México, Guerrero, Sinaloa, en las regiones Huastecas del país y hasta Guatemala, en el extranjero.
Esa vasta experiencia lo ha posicionado en muchos eventos; “me he presentado en muchas fiestas, mi trabajo es arrendar caballos a la alta escuela, y los rento para bodas, quince años, cumpleaños, cabalgatas, jaripeos, concursos de caballos bailadores, es mi trabajo y mi pasión, yo me divierto trabajando”.
“Mi rutina diaria es llegar a echar de comer: alimento, pastura, agua, limpiar camas y de ahí empezar a ensillar, comienzo con los caballos nuevos para empezar a amansar, luego brincamos a los que traen un poco más de escuela, luego los más avanzados, terminando de montar cada caballo se le baña, se espera a que seque, y se les hecha otro tanto de alfalfa”, agregó.
Pero eso no significa que sólo algunos caballos sepan bailar. De hecho, cualquiera puede aprender las pisadas de piaffe a través de la formación de un truco que debe acabar siempre con un premio para el animal.
Igualmente destacó que el respeto y la paciencia son claves para que el caballo sienta gusto por aprender, es importante que no lo haga por miedo a posibles represalias.
«No debemos olvidar nunca que son animales, que tienen sentimientos y que, por lo tanto, merecen nuestro respeto», nos comentó El Guayabas, en respuesta a si solo deben ser caballos de razas puras.