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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 14 de marzo de 2019.- A consideración de la doctora Rita Laura Segato, antropóloga y feminista especialista en violencia de género, en los casos de feminicidio persiste una pregunta central, es decir, ¿por qué se mata a una figura (la mujer) que no es un enemigo bélico?.
Al estudiar los casos de feminicidios en Ciudad Juárez, la doctora Segato, explicó que no se trataba de una cuestión numérica, sino que se visibiliza una rara práctica de crueldad sobre el cuerpo de las mujeres, que después pasa a generalizarse por el país y el Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador).
Señaló que a pesar de las leyes, las políticas públicas, las instituciones y los avances que se han hecho en el Estado con la especialización y la tipificación del crimen, el fenómeno del feminicidio se mantiene estable, “eso es una gran pregunta sobre el presente, ahí hay una razón estructural, una razón de fondo que hace que si no conseguimos pensar con suficiente profundidad como para tocar esa razón con solo los datos, las leyes, no vamos a poder transformar esta realidad”.
Segato comentó que los casos de Ciudad Juárez no tenían sentido, “por qué se mata a quien, en un imaginario arcaico, no es un enemigo bélico. Ese es el centro del tema, el cambio de la guerra, de la violencia, porque de repente aparecen formas de crueldad inauditas aplicadas a cuerpos que no son el cuerpo del soldado, de la corporación armada enemiga”.
Para la doctora, entender el motivo de la violación no es tan simple, “no es la consecuencia de machos sedientos por sexo, no es una sexualidad masculina desencadenada”, pues lo crímenes usuales como el robo o el homicidio son “utilitarios, son crímenes a los que les podemos llamar instrumentales, es muy fácil decir el para qué, pero cuando vamos a la violación, el para qué no es sencillo de dilucidar”.
En las estructuras elementales de la violencia existe un eje vertical entre el violador/agresor y la víctima. El primero es un moralizador, “va a enseñar la moral a su víctima. (…) Esa víctima es alguien que de alguna manera cometió una indisciplina, un desacato con relación a la ley patriarcal y el violador la va a moralizar, la va a disciplinar”.
Ante lo anterior, la doctora añadió que el ser mujer ya es un pecado, “si hay un pecado capital general, no es igual el pecado original de los hombres y las mujeres. El pecado original de la mujer es simplemente serlo”.
Aunque no pueda explicarse en palabras, la sociedad comprende la violación como “algo que sucede, algo que está dentro del campo de las posibilidades. También entiende su significado y su afinidad con la idea de dominación”.
La antropóloga explicó que la violación es un crimen social con sentido colectivo, “el hecho de que la mayor parte de las violaciones son grupales, significa altamente comunicables y que son hechos altamente sociales, colectivos, cuyo significado aunque no es necesariamente verbalizado es comprendido socialmente”.
Con lo anterior se da un cruce de dos ejes: el primero, quien comete la violación es una persona con un patrón altamente moralista, y el segundo, el medio social o colectivo que puede estar presente, ausente o ser un “interlocutor en sombras (…) la dominación que ejerce, la ofrece como espectáculo a alguien que lo observa, sus pares. Un miembro de su club, de su género, de la masculinidad, busca e intenta ser reconocido como un miembro masculino”.
Lo que más daño hace a la sociedad son las estructuras corporativas, como las fuerzas de la ley, pues está conformada como jerarquías, a lo que se le suma la lealtad corporativo, “que pueda matar, que pueda mentir, que pueda robar, que pueda injuriar, todo es posible para no infligir en los valores. La suma de ambos factores es letal”.
Mientras que el movimiento feminista no se trata de un tema de minorías, “es un tema que alcanza a toda la sociedad, no alcanza solamente a las mujeres cuando se es agredida. Es una agresión y una amenaza de opresión, de la ley del más fuerte, que se expresa y que se le presenta a toda la sociedad”.
La especialista impartió la conferencia “Comprender el feminicidio” como parte de la XI Jornada Académica y Formativa del Colegio de San Luis (Colsan).