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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 10 de octubre de 2018.- De los ciudadanos depende que los hechos que en nuestra historia se han presentado como tragedias no se repitan ahora como farsa, considera Daniel Zavala Medina, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades (FCSH) de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) y quien resultara ganador del Premio Bellas Artes en Ensayo Literario 2018.
El autor del libro “Soberbios ojos de tigre. Cinco ensayos sobre ‘La Sombra del Caudillo’ de Martín Luis Guzmán”, considera que el fenómeno mexicano de tomar como modelos a personajes caudillescos obedece a que no hemos podido integrarnos como sociedad civil. “Resulta que sólo parecemos movilizarnos cuando se convoca a la elección y que nuestra participación se reduce a depositar el voto en la urna”, lamenta.
La sociedad civil, agrega, es una institución que tiene que estar organizada para que el poder no quede en manos de una sola persona, pero si nuestra participación es solo la de depositar un papel en una urna, no habrá tal institución que le haga contrapeso a la figura caudillesca.
—El del caudillo es un poder vertical. Actualmente da la sensación de que estamos entrando a una situación como esta, ¿no le parece?
—Esto no se da de un día para otro. Recordemos que el PRI se dedicó durante 70 años a destruir a la sociedad civil como institución simplemente con situaciones de represión. Cada vez que la sociedad estaba a punto de organizarse se le reprimía y se le destruía a través de un poder totalmente verticalizado para poder gobernar sin cuestionamiento.
TRÁS LA CONFUSIÓN INICIAL
Entrevistador y entrevistado acuerdan una cita para el encuentro y quedan de verse en la librería Gandhi, sólo que ninguno de los dos aclara en cuál sucursal. Así que mientras uno espera en la de Carranza el otro está en los Portales Ipiña, de la capital potosina.
Superado el imprevisto, el doctor en Literatura Hispanoamericana por El Colegio de México, recibe al reportero con una serena sonrisa, esa que caracteriza a las personas que dedican su vida a lo que de verdad les gusta. En su caso, a la lectura, relectura y reflexión de textos literarios.
—La redacción de ensayos plantea la necesidad de practicar un ejercicio de reflexión profunda sobre el texto del cual se hablará, pero las necesidades de nuestro tiempo son más bien de carácter inmediato, ¿hay tiempo para la reflexión?, se le platea.
—Efectivamente estamos en un momento en que sí se está buscando mucho la inmediatez y la tradición ensayística implica una serie de meditaciones que permitan sacar una lupa, leer un libro y estarlo masticando, digiriendo de tal manera que la literatura —que es una máquina de interpretación— nos permita eso: rendirle tributo a través de una serie de reflexiones.
Señala que en su papel de maestro de literatura, “quisiera pensar que esto (la intensión de repensar textos) es una situación de voluntad de los muchachos, porque a través de las herramientas que nos da el Internet podemos acercarnos a una gran cantidad de materiales que nos permiten hacer ensayos de mucho rigor académico. Claro que la vertiente ensayística da margen para un pensamiento más libre y un poquito más lirico”.
Zavala Medina se refiere entonces al libro que le permitió ganar un premio nacional. “Procuré combinar dos aspectos: una escritura más libre, pero tratando de darle también un cierto rigor académico. Creo que si el libro tuvo buena fortuna es porque supongo que el jurado habrá encontrado un buen balance entre estos dos aspectos”.
UNA MEDITACIÓN DE 30 AÑOS
Zavala Medida explica que “La Sombra del caudillo”, libro sobre el que tratan sus ensayos, lo ha acompañado durante treinta años. “La verdad es que yo no recuerdo cómo es que cayó en mis manos, pero recuerdo con mucha claridad que en el momento en que yo tenía que hacer mi elección profesional en cuestión de carrera, pues tenía ciertas dudas y comencé estudiando psicología. Estuve un semestre en la carrera, pero en ese momento yo ya estaba leyendo literatura y hubo dos obras fundamentales para decidirme a hacer el cambio. Por un lado estuvo “Crónica de una muerte anunciada” de Gabriel García Márquez y por el otro, “La sombra del caudillo” de Martín Luis Guzmán.
“Leí la sombra más que como un libro histórico, como un libro donde la prosa narrativa era realmente sorprendente. Me fascinó la forma en que escribía y describía Martín Luis Guzmán una serie de hechos que yo ya más o menos entendía que estaban basados en la realidad. En ese momento dije: yo quiero dedicarme a una carrera en la que pueda leer en muchos momentos distintos materiales de esta calidad”.
—Y luego se atravesó Borges, se le recuerda ya que Zavala Medida es autor de “Borges en la conformación de la ‘Antología de la literatura fantástica’”, obra publicada por Miguel Ángel Porrúa y la UASLP en 2012 y que está basada en sus estudios de Doctorado en el Colmex.
—Durante muchos años tuve la ambición de escribir una tesis basada en cualquiera de los dos libros: Crónica… o La sombra… Sin embargo, en la licenciatura me costó elaborar una idea mucho más concreta para plasmarla en una tesis con los requisitos que se piden, con aspectos de mucho rigor y la intención se fue quedando pendiente, aunque el libro nunca me abandonó, siempre ha estado a mi lado y siempre lo he estado releyendo. Este es el libro (muestra un gastado ejemplar), hasta lo tuve que mandar encuadernar y la encuadernación también como que ya se está acabando. Estos subrayados que puedes ver son de cuando era un muchachito. El libro está bastante trajinado.
CINCO VISIONES SOBRE UNA OBRA
Explica Zavala Medina que si bien su libro contiene cinco ensayos, en realidad por una serie de invitaciones académicas de El Colegio de San Luis tiene otro par de capítulos publicados en torno a “La Sombra del Caudillo”, de tal manera que si publicara un libro integro en realidad debería contener siete ensayos.
“Yo le puse cinco ensayos, pero el trabajo introductorio es de alguna manera un ensayo en el cual explico el contenido de los cinco restantes y también es una especie de homenaje donde narro la manera en que me acerqué a la obra”.
Informa que sobre “La asombra…”, a pesar de ser un libro fundamental de la literatura revolucionaria y de su prosa narrativa de altísima calidad, en noventa años, sólo se había hecho un libro completo, integro, tratando de desmenuzar su contenido.
“El libro es obra de Carlos Javier González de la Mora y es sorprendente. Había ensayos sueltos y tesis de licenciatura, de maestría y de doctorado, pero no un libro que dedicara materiales íntegros tratando de estudiar esta novela”.
Aprovechado esta ventana de oportunidad, Zavala Medina dedica el primer ensayo a aspectos tanto de “La Sombra…” como de “El Águila y la serpiente” y su relación con el cine. “Martín Luis Guzmán escribió reseñas de cine que en la década de los años veinte ya era un espectáculo popular y de masas.
“Parto de un capítulo de El Águila y la serpiente que se llama ‘La película de la Revolución’.
“En Aguascalientes, a los asistentes a la Convención se les pasó una especie de documental, que generó una serie de reacciones bastante fuertes cuando aparece la figura de Carranza. Es un capítulo extraordinario que da idea del genio narrativo de Martín Luis Guzmán.
“Resulta que cuando llega al teatro donde se va a pasar la película el lugar está lleno y para ver la película se les ocurre ponerse atrás de la pantalla donde se está proyectando. Cuando aparece Venustiano Carranza los asistentes sacan sus pistolas y le dan de balazos al telón de tal manera que un par de balazos dan muy cerca de la cabeza de Martín Luis Guzmán y sus amigos.
“Este capítulo es un poco simbólico de cómo participó en la Revolución: desde una perspectiva diferente, desde una postura privilegiada no como pate de la masa revolucionaria, pero siempre en riesgo de recibir una bala perdida”, explica en ensayista.
El segundo de los capítulos da título al libro y se llama “Soberbios ojos de tigre. La bestia, el soberano y los vasallos”.
“Me parece que es uno de los capítulos de carga más académica, pero también uno de lo que nos reflejan la modernidad con la que podemos leer la novela”.
Zavala Medina explica que para redactarlo se basó en lo que en los últimos años los estudiosos han llamado “bio-política y animalidad”. “Lo que me interesaba de este fenómeno estudiado por Jaques Derrida, es lo referente a cómo desde el poder los gobernantes se bestializan y animalizan a sus gobernados”.
—Como los firulais de un pejelagarto…
—En realidad es un fenómeno al que no necesariamente tenemos que ponerle nombre porque se da en todos lados. En la novela hay un par de capítulos donde el gobernador del Estado de México muestra la opulencia de sus establos con vacas extraordinarias en la producción de leche y toros sementales que le están generando una riqueza extraordinaria y frente a esos establos tenemos a la masa de los indígenas a los cuales animaliza, pero en un sentido peyorativo.
“La sombra del caudillo” es una novela de hombres. La mayoría de los personajes son varones y aunque existen mujeres, estas aparecen como prostitutas. Este es el tema del tercer ensayo. “Lo que me interesaba era hacer una exploración de las relaciones que existían entre estos hombres. Se relacionan por cuestiones de rango en el caso de los militares y también entre gobernantes y gobernados, pero “me interesaba explorar cómo se relacionaban a nivel amistosos y para ello utilice un tratado de Aristóteles, ‘Ética para Nicómaco’, donde habla de cómo son las relaciones de amistad. Aristóteles señala que la amistad perfecta sólo se da entre varones virtuosos y aunque en la novela no los hay y no podemos hablar de una amistad perfecta, si detectamos pistas de lo que se llama la amistad utilitaria y la amistad por placer”.
Recuerda el académico que Martín Luis Guzmán estaba muy interesado en el mundo clásico “y me pareció que este tratado permitía entender mucho de las relaciones entre los personajes que son muy complejas”.
En dos capítulos de la novela se habla de la corrupción en torno al petróleo. Este par queda un poco metido “con calzador”, porque no aportan al desarrollo de la trama, “pero me parece que si el autor los dejó lo hizo para reflejar un problema que ya se estaba viendo desde ese momento y que eran el de las componendas y la corrupción que ya se estaba viendo entre particulares y algunos gobiernos. Al respecto, habla Zavala Medina en el cuarto ensayo de su libro.
El último capítulo es muy breve y explora la influencia de la novela en la narrativa mexicana contemporánea. “No hice una exploración muy amplia porque no tenía los materiales suficientes ni el tiempo para desarrollarla, pero parto de ‘La Muerte de Artemio Cruz’ de Carlos Fuentes donde hay una escena en que se cita al caudillo de los soberbios ojos de tigre y que me parece que es un homenaje de Carlos Fuentes al maestro de la prosa narrativa. Trabajo pequeñas cosas de influencia en novelas de Jorge Volpi y de Pedro Ángel Palau”.
Explica que el último autor que cita no es mexicano y tampoco novelista. “Es Jorge Ramírez que hace un ensayo sobre el regreso de Daniel Ortega al poder lo cual resulta muy pertinente en estos momentos porque estamos viendo lo que hace (precisamente un caudillo) ya desde el poder y los abusos que está cometiendo contra la población de su país.
EL PREMIO Y LA PUBLICACIÓN
Informa Zavala Medina que está a la espera de platicar con los organizadores del concurso para saber qué pasará con su obra. “Las bases indican una cosa ambigua. Se reservan el derecho de publicación durante un año y yo creo que debemos llegar a un acuerdo. Si no, pues ya me moveré yo por mi cuenta”.
Explica que en algún momento pensó en El Colsan, pero el libro tuvo la fortuna de ganar el concurso. “Tendré que ver esa situación con la Secretaría de Cultura y la Casa de Cultura de Gómez Palacio, Durango, que son quienes convocan”.
El Premio Bellas Artes en Ensayo Literario 2018 se entrega en octubre en la mencionada ciudad del norte del país.