
Muralismo participativo; una herramienta para regenerar el tejido social
SAN LUIS POTOSÍ, SLP, 18 de agosto de 2025.- Los emojis no son un invento casual: son herederos de los jeroglíficos egipcios, que ya usaban imágenes para narrar historias. En la era digital, el camino comenzó con los emoticonos hechos con signos de puntuación –como “:-)”– en 1982, y continuó con los kaomojis japoneses ((^_^)).
En 1999, Shigetaka Kurita diseñó los primeros 176 emojis a color para la plataforma i-mode en Japón. Eran simples íconos de 12×12 píxeles que hoy forman parte de la colección del Museum of Modern Art de Nueva York.
La revolución global llegó en 2010 con el Consorcio Unicode, que oficializó su uso en celulares. Apple incluyó el teclado de emojis en 2011 y Android en 2013. Desde entonces, este lenguaje visual no ha dejado de crecer: hoy existen más de 3 mil 600 emojis.
Pero no todo es diversión: también son símbolos políticos. En 2016, tras campañas públicas, Apple sustituyó el emoji de pistola real por una pistola de agua verde, decisión que luego replicaron otras marcas.
Los stickers tuvieron su auge en 2011 con la app japonesa Line, que popularizó personajes estilo anime como medio expresivo. Hoy, plataformas como Telegram cuentan con más de 40 mil stickers, incluso animados y personalizados.
Para especialistas, la fuerza de estas imágenes radica en su capacidad universal para comunicar emociones sin palabras, un lenguaje que cruza fronteras y culturas. Tanto que en 2015, el emoji de la carita llorando de risa fue nombrado “palabra del año” por Oxford.
Lo que comenzó como un dibujo de píxeles hoy es parte de nuestra vida diaria: una mezcla de juego, cultura y comunicación global.
Reproducción autorizada citando la fuente: Quadratín SLP
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