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CIUDAD VALLES, SLP., 27 de octubre de 2019.- El mediodía del 28 de octubre de 1979 un grupo de militantes del Partido Demócrata Mexicano (PDM) estaba reunido en su comité municipal de la avenida Secundaria. Cobijado por la doctrina sinarquista, trataba de consolidarse como la fuerza opositora en el municipio, liderado por un viejo luchador, vinculado con el cristianismo, y apoyado por gente de la tercera edad.
Frente a un Partido Revolucionario Institucional (PRI) como eterno gobernante parecía una empresa difícil, y aún faltaba la cabeza de la planilla para el Ayuntamiento 1980-82. A su regreso de Tampico, Xavier Salvador López Cárdenas acudió a la asamblea y tras oír varias propuestas infructuosas para elegir candidato, escuchó la intención de su padre Fructuoso López de abanderarlo, pero se negó.
Xavier le pedía tres años más pues se resistía a improvisar: «Tres años son muchos, y tal vez ya no los aguanto», fueron las palabras de su padre que hicieron cambiar de opinión al ingeniero químico de 37 años. El partido dominante no había conocido derrotas y al Gobierno del Estado lo comandaba un líder magisterial de gran envergadura como Carlos Jonguitud Barrios; ello parecía garantizar la continuidad.
Sin embargo, el candidato por el PRI, Rafael Piña González, no tenía el apoyo popular ni el respaldo de los priistas de jerarquía, comenzando por el Ayuntamiento que encabezaba Antonio Esper. Confiaba entonces en el respaldo del gobernador y se registró ante el Comité Estatal (encabezado por Helios Barragán), y el último viernes de octubre, llenó el Club de Leones en una convención de 2 mil delegados.
A su vez, los sinarquistas-pedemistas iban tras una verdadera democracia, buscando garantías que aparentemente les fueron dadas por el gobierno jonguitudista que deseaba demostrar al resto del país que en San Luis Potosí había apertura. El 28 de octubre de 1979, Xavier López Cárdenas registró su candidatura en la capital ante el representante del comité electoral, Roberto Martínez (Oficial Mayor estatal).
Con la promesa de «un juego limpio», López Cárdenas regresó de la capital el día 30 y al arribar al crucero de Tamasopo, fue recibido por una comitiva, lo que significó el inicio de su campaña. La escisión priista y el arraigo de la familia del candidato pedemista le acarreaban apoyos y su campaña era reforzada por grupos estudiantiles (por su labor catedrática) y del clero (donde su padre Fructuoso, tenía arraigo).
Rafael Piña se vio obligado a vender muchos bienes y gastar ahorros, además de mantener la oposición de algunos priistas hacia su postulación. Confiado en el respaldo de Carlos Jonguitud cerró campaña, pero la faltaron aproximadamente 10 mil asistentes para igualar al mitin de casi 25 mil personas que logró reunir su contrincante en la “Hidalgo” (desde “5 de mayo” hasta más allá de la “Madero”).
A las 8 de la mañana del 2 de diciembre de 1979 más de 30 mil vallenses acudieron a las urnas electorales a sufragar, pero representantes pedemistas denunciaron violaciones electorales, máxime cuando los conteos preliminares favorecían al PDM y las actas oficiales daban el triunfo al PRI. Vigiladas por policías del gobierno y simpatizantes de ambos partidos, las urnas fueron depositadas en Palacio Municipal.
Según los pedemistas esto fue aprovechado para que miembros del partido oficial hurtaran las urnas y les cambiaran los resultados; el Congreso del Estado hizo público el triunfo de Rafael Piña por una mínima diferencia al tiempo que la inconformidad opositora crecía, enarbolando la bandera de un fraude electoral. El último día de 1979 el priista fue investido como presidente municipal 1980-82.
El arribo del priista al poder se hizo de manera simbólica y se vio obligado a despachar en el hotel «Casa Grande» (hoy Hotel Mission), debido a la toma de la plaza principal y del palacio por parte de los lopezcardenistas. Durante los días siguientes, contingentes de pedemistas recorrieron la ciudad exigiendo respeto al voto.
El 3 de enero, una turba enardecida lanzó piedras y palos hacia el inmueble donde se asentaba provisionalmente el gobierno piñista. Guardaespaldas del alcalde electo encabezados por Guadalupe «El Matón» Almaguer, y policías judiciales, replegaron a los manifestantes por medio de las armas; varios autobuses fueron perforados, estudiantes quedaron heridos y otros encarcelados.
Xavier López Cárdenas consideró entonces que la lucha había tomado un camino equivocado y no estaba dispuesto a permitir que se perdieran vidas humanas. Piña González fue llamado a San Luis por el gobernador Carlos Jonguitud Barrios ante el fracaso de su secretario general de gobierno -Héctor González Lárraga- por resolver el conflicto.
Entre el 6 y el 8 de enero de 1980 se acordó la integración de un cabildo con ocho regidores priistas y cuatro pedemistas (Manuel Galindo, Rubén Martínez, Jesús Hernández y Rafael Moctezuma); además de la concesión de tres departamentos municipales para el PDM: Obras Públicas (Gustavo Enríquez), Tesorería (Armando Castilleja), y Subdirección de Policía (Jorge González).