Refrenda Sheinbaum estrategia de construcción de paz en Sinaloa y estados
Con la semana pasada, el domingo fue la clausura, terminó la emisión #Lima2019 de los juegos panamericanos. Celebro y me alegra sobremanera la extraordinaria participación de la delegación mexicana.
Mis sinceros y regocijantes enhorabuena; esperemos que haya continuidad. Que esta participación sea proyectada hacia los juegos olímpicos.
Con los tales resultados, y lo vistoso que son, se han anunciado estímulos financiados por la venta de bienes mediante SAE de SHCP y becas a los deportistas. Además, el lunes pasado se hizo público en diversos medios que se incrementará el presupuesto de CONADE. Deseo sea para bien.
Entretanto, hay escasa respuesta a los resultados de olimpiadas en matemáticas, así como otras áreas del conocimiento científico. Resultados que son igualmente históricos que los obtenidos en los panamericanos pero que pasan de frente; desapercibidos.
No se trata el tema. Quizá desapercibidos por ser menos vistosos, tener menos reflectores de medios o por ceguera institucional y colectiva.
Quizá sea porque como sociedad hemos olvidado los terribles y desastrosos resultados en evaluaciones internacionales en dominio y comprensión de matemáticas y lectura; mismos que nos han ubicado en el final de la clasificación respecto a países socios, amigos y competidores por la generación de riqueza: los miembros de la OCDE.
En este caso, el de olimpiadas internacionales de matemáticas u otras áreas; nada. Ni becas financiadas por bienes enajenados, ni estímulos a los medallistas, ni incremento presupuestal a la instancia correspondiente: el #CONACYT.
Se hizo público que el viaje de los ahora medallistas en matemáticas, por ejemplo, lo financió Del Toro, cineasta que se expresa orgulloso de ser mexicano.
Incluso, en el caso de deportistas, ya empresarios se han motivado a actuar, adquiriendo bienes subastados, para los estímulos de los deportistas. En contraste, nadie ha levantado la mano para los medallistas en ciencia.
La estrategia social, entera, es errónea. La pugna, y la puja, entre organismos y personas interesados en ciencia ha estado debilitando a la ciencia misma. Pero tampoco hay signos de continuidad o impulso de iniciativa privada.
Es pertinente contar con oídos deseosos de escuchar y con interlocutores con el discurso apropiado. Discurso apropiado tanto por su contenido como por su forma.
En las ciencias y humanidades sólo hay un conflicto disfrazado al celebrar 60 años de la Academia Mexicana de Ciencias; que es una asociación civil, organismo no gubernamental, pues, de la que somos miembros apenas unos pocos millares de científicos.
La formación de científicos, así como la de deportistas, no se logra de la noche a la mañana. Programas de financiamiento y continuidad son requeridos para formar a las nuevas generaciones.
Denostar en el discurso oficial y pugnar en los programas y estructuras refuerza la fractura que nos llevarán al rezago una vez más.
Como aquel empresario neoleonés, como la titular directiva deportiva, como directivos de federaciones, como los medios que resaltan y comentan las medallas. Como ellos expresan esfuerzos con una causa correcta en el deporte; en ciencia, ¿quién se cuelga las medallas en matemáticas y otras áreas de conocimiento?