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CIUDAD VALLES, SLP., 17 de septiembre de 2019.- La prohibición de las bolsas de plástico en las tiendas de autoservicio -lo que algunas tiendas ya realizan desde hace semanas y que pronto será una ley restrictiva en vigor- no solucionará el problema de la contaminación, consideró Raúl Palacios Monzón, comerciante del ramo y basado en sus experiencias laborales en fábricas de plásticos o en sus intercambios de opiniones con amigos que trabajan en plantas de reciclaje.
Consideró que aquellas imágenes que se difunden por los medios de información en donde se ven a los animales marinos perjudicados por residuos plásticos, han llevado a crear una especie de corriente de odio hacia tal material, pero se preguntó “¿Qué pasaría sí de un chasquido despareciéramos el plástico? Más de un millón de personas se quedaría sin empleo, y haríamos un hueco del 3.5 por ciento al Producto Interno Bruto del país, por la desaparición de empresas”.
“Lo peor, es que de esa manera tampoco estaríamos salvado al mundo, porque se sustituirían las bolsas de plástico por empaques de cartón, implicando una tala de árboles desenfrenada y un consumo de agua excesivo; aunado a que el 97 por ciento de las personas recicla las bolsas de plástico, mientras que a las de papel les daría un solo uso, incrementado los desperdicios”, explicó Palacios Monzón.
Añadió que tal situación aumentaría el consumo de materiales como el aluminio, y la extracción de minerales escasos; algunos envases se sustituirían por vidrio, lo cual exige un consumo excesivo de energía y son tóxicos para el medio ambiente. Al cambiar los envasados a cristal, la contaminación aumentaría en fletes (por el peso), ello sin olvidar que una bolsa de plástico tarda de 10 a 20 años en descomponerse, si es biodegradable tan solo 6 meses, pero el vidrio demora un millón de años.
“El plástico es el único material que contiene los olores y contaminantes de la basura tóxica, por lo que su desaparición dejaría a miles de comercios sin medio de empaque y guardado de basura, aumentando los desechos en las calles. El problema por lo tanto no es el plástico, porque es de los pocos materiales ecológicos, reusables, y de los pocos reciclables, no requiere de la tala de árboles, su producción disminuye los gases invernaderos, y baja el consumo de agua”, dijo.
De dicha forma, el comerciante analizó que “el verdadero problema es que los humanos hacemos que el plástico termine en el mar, pero también existen elementos malignos como pañales, baterías, toallas femeninas, y cigarros. El plástico se convierte así en una especie de chivo expiatorio de una mal llamada campaña ecológica, pero no corregimos el problema de raíz, que viene desde la inadecuada administración de la basura y en la falta de cultura de la limpieza”.
De hecho, aseguró, que “la industria del plástico es la primera en crear políticas de uso responsable: Como el que los supermercados, por ley, cobren las bolsas; hacer que los usuarios tengan un consumo responsable del plástico; y en poner leyes estrictas en la separación de basura, volviendo al reciclaje en un procedimiento benéfico para una industria con 3 mil 500 empresas transformadoras, y 140 recicladoras”.
Lamentó que a veces es más fácil encontrar un villano que enfocarse en la solución, “y en la actualidad éste frenesí ha provocado que en 12 estados del país –incluyendo San Luis Potosí- se prohíban las bolsas de plástico, pero hacerlo es tan absurdo como pensar que si un niño golpea a otro, la solución es cortarle los brazos para que no vuelva a hacerlo; eso nos lleva a pensar que la verdadera solución está en la educación, en el uso responsable, más no en la prohibición”.
“Si queremos salvar al mundo requerimos soluciones inteligentes y responsables, pero prohibir el plástico recolectará muchos aplausos ecologistas, cuando en realidad no estaremos salvando al mundo, por eso es momento de detener esta batalla injusta y orientarnos genuinamente”, concluyó.