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Sufre ataque con ponchallantas alcaldesa de Tampamolón, SLP
MATEHUALA, SLP., 26 de febrero de 2020.- La pena de muerte es una ley que ponen los hombres creyendo que con ello acabaran con los delitos que se generan en el entorno de una sociedad, cuando realmente lo que se necesita es la conversión de corazón, comenzando con quienes desean imponer las penas y luego con el pueblo en general.
Así lo consideró Margarito Salazar Cárdenas, Obispo de Matehuala quien manifestó que primeramente los que deben de cambiar la actitud son los legisladores, los gobiernos, los que tenemos alguna autoridad. “Es decir empezar por ponernos penas nosotros mismos de acuerdo a nuestras actitudes que no son ejemplares, es más yo como obispo yo me cuento entre ellos”, señaló.
Aseguró que como autoridades se necesita ser el ejemplo de personas que hacen el bien, que buscan el bien de la sociedad.
Refirió que el ser humano no es dueño de la vida, “los hombres no hemos dado la vida a nadie, recordemos que existe un poder superior a nosotros que es el que arquitectónicamente ha organizado nuestro ser, nuestro organismo, de tal manera que seamos personas reproductivas para dar la vida, porque hay un ser supremo que ha hecho que seamos seres vivos y humanos”.
Dijo que no tenemos derecho en ningún tiempo de la historia de quitarle la vida a una persona. “Otra cosa es que los tengan en reclusión durante su vida, para no hacer daño, que es muy diferente a tomar una decisión de arrebatarle la vida a un ser humano”, opinó al finalizar Salazar Cárdenas.