Refrenda Sheinbaum estrategia de construcción de paz en Sinaloa y estados
AQUISMÓN, SLP.- En 1983, durante el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América, celebrado en Bolivia, se instituyó el “Día Internacional de la Mujer Indígena”, una conmemoración enfocada a centrar la atención en su historia, su situación y sus perspectivas; en la Huasteca Potosina, Aquismón concentra proporcionalmente una alta población autóctona, dentro de la cual muchas damas han forjado trayectorias sobresalientes.
LAS ARTESANAS DE LA SEDA
“Junkut Tolabil An Tenek Mimlab Cal An Pat” es el nombre de una agrupación exitosa que además resulta un ejemplo de perseverancia. Su historia comenzó en “Santa Anita” en 1997, cuando dentro del Programa de Desayunos Escolares les enseñaron a cultivar la mora, que era el árbol que a su vez alimentaba el gusano de seda, de donde surgiría la materia prima de su trabajo.
De los 32 que comenzaron, cuando se acabó el beneficio de una beca varios se desanimaron y terminaron desertando. Al final quedaron únicamente once, quienes llevan juntos casi veinte años, recorriendo prestigiosas exposiciones, ferias y festivales, donde sorprenden no solo por su capacidad de organización, sino por su talento combinado con su creatividad y habilidad.
El grupo trabaja el hilo para las manufacturas, y separa los capullos con los que también se elabora vistosa bisutería; recientemente le introdujeron plata, para darle más calidad y valor. Todo es natural y meramente artesanal, incluso los colorantes se hacen a base de grana cochinilla, palo Brasil, yerba del burro, flor de cempasúchil y mohuite. Su nombre en tenek significa “Mujeres organizadas trabajando el hilo”.
CAFÉ DE RENOMBRE ESTATAL
Artesana y destacada productora cafetalera de “El aguacate”, María Teodora Mateo Irinea nació el 9 de noviembre de 1960 en esa localidad ubicada a doce kilómetros de la cabecera municipal. Desde mitad de los noventas se dedica a la siembra de café, y de manera comercial lo realiza a partir de 2008, lo que le ha permitido el recurso económico para sacar adelante a sus seis hijos.
La condición de mujer no le impide desarrollar todos los procesos de preparación de la tierra: Siembra, cultivo, cosecha y procesamiento del grano. Ese conocimiento profundo y el perfeccionamiento de la calidad, le han dado buenos resultados: El Primer Lugar en el Concurso Estatal de Calidad de Café en Taza en enero de 2013, y el segundo puesto en el año 2015.
Sus descendientes mujeres ha seguido su ejemplo y camino en la caficultura, e incluso algunas nietas ya están inmersas en el negocio, donde doña Teodora es un referente y ejemplo del municipio de Aquismón. La mujer cumple además su habitual función de ama de casa (pues es casada), pero también se dedica al bordado de artesanía tenek, y puede presumir la elaboración de talegas, tortilleros y coloridos “quesquemes”.
PREMIO ESTATAL DE EDUCACIÓN
Patricia Cruz Martínez nació en “Tancuime”, y para cuando cumplió su mayoría de edad, en 1986, logró también su sueño de ser maestra de Preescolar Indígena, aceptada por la Secretaría de Educación Pública; aunque ello implicara iniciar la semana caminando desde la madrugada entre la sierra, para ir –a lo largo de veinte kilómetros- de su comunidad natal hasta “San José el viejo” por el rumbo de la Cascada de Tamul; bajo el sol o la lluvia, y entre el fango.
Así forjó su temple y su determinación, enfrentando las carencias con su voluntad de gestionar para que aquellas precarias casuchas se convirtieran en escuelas; aparte los fines de semana viajaba hasta Tamazunchale, para seguir estudiando. En esa localidad fundó el kínder “Sor Juana Inés de la Cruz”, al que se sumó en 1987 el “Emiliano Zapata” en la comunidad “Manja-Tanchanaco”.
Por ese tiempo, se unió con un maestro de Primaria, y eso le dio la ventaja de ser transportada en motocicleta hasta “La eureka”, la siguiente sede a donde (en 1992) fue comisionada; realizó las gestiones necesarias para construir el patio cívico del jardín de niños “Francisco I. Madero”. Ahí duraría otros cinco años, suficientes para propiciar que los padres autorizaran a sus hijos a bajar de la serranía, para tomar sus clases, lo que antes no sucedía.
Contenta por lograr un objetivo más, y mientras su vida personal también mejoraba, se mudó a Aquismón, donde rentaba una casa, y quedaría más cerca de “Tampate”, a donde fue comisionada en 1997: En el jardín de niños “Graciano Sánchez”, donde debido a sus gestiones encabezando a los padres de familia, fue posible la construcción de baños dignos, un patio cívico y hasta un barandal.
Cerca estaba la “28 de octubre”, una colonia formada hace años a raíz de la lucha social contra los acaparadores de tierras. El asentamiento creciente de familias despertó la inquietud de fundar ahí un Centro de Educación Preescolar, y conociendo la fama y la efectividad de la educadora para gestionar la instalación de escuelas, recurrieron a ella: Así nació el kínder “Josué Rodríguez Hisijara”, para el que también consiguió aulas, bardas, mobiliario y equipamiento.
Pero como todos los sacrificios -sobre todo los que nacen de la vocación, se impregnan de voluntad y les aplican todo el corazón- suelen tener una buena recompensa, en 2019 la maestra Patricia Cruz Martínez, pareció llegar al máximo logro de su carrera, cuando la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado, la galardonó con el Premio Estatal de Educación, en el nivel de Preescolar Indígena.
LA MUJER DEL PETOB GRANDE
No sale tan seguido desde su localidad natal, en la cual reside: “Xolmón”, un kilómetro adelante de Tampaxal, subiendo la sierra; pero cuando lo hace, es ineludible que llame la atención por donde camina, debido al “petob”, que es tan colorido como enorme. Para ser exactos, un kilogramo de estambres –amarillo, naranja, rojo, rosa, y verde- entretejido hábilmente sobre su cabeza.
Ella es María Francisca Bautista Martínez, nacida en 1940. La mujer que –siendo niña- y no por simbolismo alguno, solo por un gusto que después involuntariamente ella convertiría en una especie de moda, un día decidió colocarse el “petob” más grande de lo normal. Y decidió salir así a la calle, nada más porque ella quiso, y como parte del atuendo tenek que porta orgullosa.
Su pelo es bastante largo y le llega hasta la cintura, ideal para poderlo entretejer con los hilos, fabricando dos “petobes”, porque es tanta la admiración provocada cuando sale a las calles, que algunas jóvenes, estudiantes sobre todo, se lo piden prestado, y necesita tener uno de reserva para cuando va a al pueblo, principalmente a Aquismón y Tanlajás, a vender lo que cultiva.
Casada con un hombre 18 años mayor que ella, y siendo madre de dos hijas, doña María Francisca ha sembrado no solamente la unión entre su familia, sino también las semillas en la tierra que cultivan juntos, y de la que obtienen la producción de café, calabaza, chayote y chile, que después se convertirán en ganancias monetarias y en un medio de sustento para todos.
Casi no habla español, pero no hace falta, porque su representatividad de “la mujer tenek del petob grande” habla por sí sola, y su estampa está en fotografías por doquier, destacando la que en 2016 ganó el Concurso “Miradas a la Sierra Madre Oriental”, convocado por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, que le permitió ser parte del calendario 2017 editado por esa dependencia federal.
ENTRE CULTURA Y ARTESANÍA
Doña Brígida Chávez Martina nació en “Tampate” el 1 de febrero de 1953, de donde salió hacia “El aguacate”, a los 16 años, cuando se casó; cuatro años después –a los 20- se inició en la artesanía, bordando en principio solo punto de cruz. Aprendió nuevas técnicas y fue organizándose con mujeres de su localidad que tenían la misma habilidad, hasta formar un grupo y conseguir un préstamo, que debieron trabajar muy duro para poder pagar el dinero.
Organizada con 30 artesanas más, ganó un proyecto del Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (Pacmyc), hace unos años; previo a la beca del Programa de Desarrollo Cultural de la Huasteca, lograda en 2016. Es madre de siete hijos, de los cuales las mujeres –e incluso algunas nietas- han seguido sus pasos. Junto con su grupo “Artesanas de bordado tenek de El aguacate”, participó en muestras y exposiciones en ciudades cercanas.
Cuando algunos gobiernos ya no las invitaban a las exhibiciones y las ventas disminuían, doña Brígida diversificó sus habilidades y se dedicó a la siembra de café. En la actualidad ha regresado a los encuentros, ferias y exhibiciones, destacando con el colorido de sus prendas como “quesquemes”, talegas, manteles, blusas, y bolsas para celular, las cuales tienen excelente demanda, y las expende en el mercado artesanal “La mora”.
Ha participado en diversas capacitaciones culturales como el “Taller para el registro del patrimonio cultural”; y formó parte del Consejo local del Programa de Desarrollo Cultural Municipal (Prodescum) en la administración 2015-2018. En noviembre de 2017 se convirtió en la imagen del afamado Festival del Huapango en Amatlán, Veracruz, donde fue tratada como toda una celebridad y llamó la atención por su vestimenta, su sabiduría y sencillez.
IMAGEN DE CAMPAÑA NACIONAL
María Concepción Martínez es la mayor de ellas; nació el 19 de agosto de 1950 en la primera sección de Tampate, donde aún reside. Borda desde que tenía 15 años y aún después de haberse casado. Actualmente sus hijas y nietas han seguido sus pasos en la artesanía, dedicándose –al igual que ella- a la confección de “quesquemes”, bolsas, pulseras, monederos, porta celulares, camisas y blusas.
Al igual que María Luisa Martínez –su hermana gemela- doña Concepción ha recorrido ferias y exposiciones de otras ciudades importantes del país como San Luis Potosí, México, Monterrey y Guadalajara. En Aquismón, las artesanas expenden sus productos dentro del mercado artesanal “La mora”, sobre la prolongación de la calle “Damián Carmona”, que ahora es peatonal.
Aunado a la fama por su habilidad y talento, las hermanas Martínez se hicieron más conocidas cuando el 3 octubre de 2016 fueron contratadas por una empresa de publicidad para formar parte de una campaña de difusión de la empresa aseguradora Met Life. A principios de diciembre, las aquismonenses aparecieron en anuncios espectaculares que recorrieron el país, junto con sus artesanías.
PREMIO NACIONAL EN BORDADO
María Juana Enríquez nació el 20 de octubre de 1959 en la primera sección de “Tampate”, la localidad más grande del municipio. A los cinco años quedó huérfana de madre y se mudó a casa de una tía, a quien ayudaba en las labores del hogar para poder sobrevivir, pero ya empezaba a llamarle la atención la artesanía; años después pasó a vivir con una madrina, quien le compraba algunos hilos para que aprendiera a bordar.
Así comenzó en el oficio a la edad de ocho años: Practicaba con un pantalón viejo y le zafaba hilos a un costal para completar la materia prima y especializarse. Cuando se casó fue a residir a la Cuarta Sección, donde tuvo nueve hijos (de los cuales le sobreviven siete) y para mantenerlos se dedicó de lleno a la artesanía, que solo abandonaba cuando su esposo enfermaba y tenía que dedicarse también a las labores del campo y el acarreo de agua.
Con el tiempo se apasionó por los diferentes tipos de bordado, y a la fecha confecciona blusas, bolsas, camisas, carteras, diademas, fundas para celular, gorras, pulseras, “quesquemes”, sombreros, tenis y tortilleros; atrás quedaron los años cuando se avergonzaba de esa tarea, y hasta heredó el oficio a sus descendientes. Ha recorridos ferias y exposiciones en Chiapas, México, San Luis, y Querétaro, además de ser pieza infaltable en reportajes sobre la artesanía.
Aparece en periódicos e internet, más aún después de obtener el Primer lugar en el Quinto Concurso Nacional de Textiles, en agosto de 2017. Con una técnica depurada, todo a mano, ofrece sus productos en el mercado artesanal, en un local atendido por su familia, porque ella en busca de más clientela se ha colocado en el corredor empedrado al Sótano de Golondrinas, en “Unión de Guadalupe”. Es además integrante del Comité de Pueblo Mágico.