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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 7 de diciembre de 2018.- Las fiestas navideñas son una tradición incompleta sin un árbol de Navidad que ilumine un hogar y que en su decoración represente también la personalidad de la familia, los valores adquiridos en casa y la ilusión de la unión y el amor que en esta temporada embarga hasta al más temeroso de los corazones.
La víspera navideña ya se deja sentir con fuerza en la capital potosina y decenas de familias aprovechan las tardes decembrinas para recorrer mercados o comercios de la ciudad en busca de adornos, pero la gran mayoría no puede iniciar a decorar, si el arbolito no ha sido adquirido.
Para muchas familias potosinas, la elección del árbol de Navidad va más allá de elegir entre un pino natural o artificial, pues depende de gustos, como expresó Víctor Díaz. “Uno natural transmite el aroma de pino y se ve más bonito, pero a la hora de economizar, bien vale en ocasiones invertir en uno artificial, que puede durar muchos años en la familia”, comentó.
Esferas, listones, luces, adornos miniatura como Santa Claus, botas, moños, muñecos de nieve, bastones de caramelo, renos y la tradicional estrella en lo más alto, son los principales detalles importantes para incluir en el «pinito», pero hay quienes también prefieren algo más elaborado e incluyen regalos, peluches, coronas y prendas de vestir como gorros, guantes y hasta calcetines para decorarlos.
Todo depende la creatividad y el lugar donde se vaya a colocar el árbol, sin embargo, hay quienes prefieren contratar servicios de casas decorativas, como compartió Jessica González: “En ocasiones es por falta de tiempo o porque en las empresas y centros comerciales se instalan enormes árboles, y es mejor si se contratan diseñadores que a veces tienen estilos adoptados de otras culturas y hacen verdaderas obras de arte con los arbolitos. Pero hay quienes tenemos la tradición de hacerlo en familia y a veces son los más pequeños quienes tienen la ilusión de colocar las esferas y presenciar el encendido de las luces de colores», relató.
Sin duda esta tradición no pasará de moda y mientras haya creatividad, cada árbol de cada sitio, será único e irrepetible.