Dejan 4 cadáveres en Culiacán, Sinaloa, 2 están decapitados
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 12 de mayo de 2020.- Lo primero que llama la atención es su camuflaje natural: Escondido detrás de la curva, al final de una suave ladera; entre maleza, algunos árboles y elevados bambúes, que con su hojarasca construyen un sendero mullido, pero al mismo tiempo le dan un marco verdoso y café, que permiten el maravilloso contraste con el turquesa de sus aguas quietas.
Desde arriba –ingresando sin mayor problema- el pozo asemeja un peculiar ojo azul, cuyo diámetro no rebasa los cinco metros, y su profundidad no llega a los dos; incluso su fama tampoco es profusa: Son pocos los que conocen del sitio, a pesar de su sorprendente accesibilidad, apenas a una media hora desde Ciudad Valles. En un extremo, alguien abrió un desfogue para evitar el estancamiento de su contenido, que no deja de emanar.
El olor es singular: Los lugareños aseguran que es por el contenido de sus aguas, a los que dan la categoría de medicinales (aunque analizada químicamente solo tiene altas concentraciones de calcio y manganeso). Por eso la gente acude con regularidad motivada por sus creencias, a bañarse con calma, a curarse, a meditar, y a untarse sobre su cuerpo aquel lodo negro que sale desde el fondo, para ayudar a la piel.
Una vez dentro, la tonalidad se vuelve oscura, y el golpe al olfato puede resultar poco agradable para algunos, junto con el entorno misterioso, que ha hecho huir a más de uno cuando ha descubierto en sus orillas las diversas cruces construidas con palizada. Los creyentes tienen su propia explicación: Es una especie de ofrenda de quienes han sanado después de tres baños; hacen la figura y le colocan su nombre, en señal de gratitud al sitio.
En temporada de calor -como es la mayor parte del año- la temperatura interior es agradable, no demasiado fría como pudiera encontrarse en cualquier otro nacimiento. Y en época de frío, el agua se vuelve cálida, como una caricia relajante al cuerpo, el mismo que -creas o no más allá de lo evidente- siempre agradece una singular limpia de este tipo, arrullado por el canto de las aves, y aderezado por los aromas de la vegetación.