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CIUDAD FERNÁNDEZ, SLP., 20 de abril de 2019.- Oculto entre los naranjos del ejido El Refugio, Ciudad Fernández, aparece esta joya arquitectónica del Porfiriato: El Palacio, que formó parte de la hacienda de El Jabalí o de San Diego, ahí el agrónomo Franco Verástegui Navarro -o Padre del Ferrocarril- emprendió un centro experimental agrícola semejante de los existentes en Francia a principios de siglo XIX para el desarrollo del campo en la entidad, llamado desde entonces El Balandrán.
Un siglo después fue remodelado por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) equipado con laboratorios y talleres de alto nivel para la investigación nacional e internacional en citricultura, agronomía, invernaderos, monitoreo de plagas y prevención de las mismas, además de sus cinco hectáreas de terreno cultivable, ya que se encuentra un invernadero donde se realizarán diversas actividades en bien del mejoramiento del campo y de sus productos, como ya se está haciendo con el chile habanero y los cítricos de la región.
El Archivo Histórico de Rioverde abrió sus puertas a Quadratín San Luis para hacer un recorrido por las entrañas de este sitio que a 100 años de distancia “sigue conservando su valor”, aseguró Lucas Hernández Salinas, director del Archivo.
Originalmente el predio de El Balandrán contaba con una superficie de 198 hectáreas, que adquirió Eusebio Quesada de Pando por compra que hizo a Crescencio Correa, el seis de agosto de 1881.
En esa época florecían las haciendas, en particular la de El Jabalí y San Diego, la primera, propiedad de doña Inés Navarro viuda de Verástegui, y administrada por su hijo, Franco Verástegui, pionero en la investigación y experimentación de los cultivos agrícolas de la zona.
El 12 de noviembre de 1906, don Juan Francisco Barragán, Administrador Subalterno de Rentas, con la representación que ostentaba, adquirió dicho predio conocido como El Balandrán a favor del Gobierno del Estado y registró la compra ante el Notario Público José de Jesús Gama, el primero de diciembre de 1906.
El Balandrán fue el lugar donde se estableció la Estación Agrícola Experimental o Escuela Práctica Experimental. Los trabajos de construcción se iniciaron en 1906 por gestiones de Franco, quien pretendía erigir una empresa de gran magnitud para fomentar la agricultura, gracias a la relación que tenía con el otrora presidente de México, Porfirio Díaz.
La construcción se terminó en 1909 con un costo aproximado de 200 mil pesos y los enseres para su cristalización fueron traídas desde Francia; en aquella época del auge del Porfiriato estaba de moda la arquitectura del neoclasicismo francesa, que sirvió de diseño.
Así el edificio fue dotado con suficiente infraestructura, aulas, laboratorios, oficinas, mobiliario, dormitorios, contaba con luz eléctrica, teléfono, bombas para el riego de cultivos; maquinaria moderna para trabajos agrícolas y una extensa biblioteca, esta última se vendió al clausurarse las actividades educativas.
La Estación Agrícola Experimental funcionó hasta 1921, para ser trasformada en la Escuela-Granja Rioverde, SLP., la cual funcionó hasta finales de los años veinte, posteriormente quedó en el abandono durante dos años.
En esa época se optó por iniciar el reclutamiento de alumnos, no sólo de Rioverde y Ciudad Fernández sino de todo el estado, para la fundación de una Escuela Normal Rural; de acuerdo a la política educativa implementada por el Presidente de la República, Plutarco Elías Calles (1924 – 1928) siendo uno de los seis espacios educativos distribuidos en el país.
El Balandrán tuvo varios usos educativos como: Escuela Práctica de Agricultura, Escuela-Granja Rioverde, SLP., Escuela Normal Rural de Rioverde, Escuela Nocturna para Adultos y, a finales de 1967, se estableció la Escuela Secundaria Técnica por Cooperación; de manera posterior la Escuela Secundaria Técnica Agropecuaria y Comercial número 18, Escuela Tecnológica Agropecuaria número 131 y desde finales de los años setenta opera la Escuela Secundaria Técnica número dos.
También tuvo un periodo de abandono entre 1998 y 2010, cuando el sitio prácticamente fue abandonado y derruido.
Hoy en día, después de 100 años, “El Balandrán sigue escribiendo su historia”, aseveró Lucas Hernández Salinas, un apasionado de los documentos históricos de la región, quien ha logrado en seis años rescatar documentos, fotos y testimonios únicos en la historia de Rioverde.