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RIOVERDE, SLP., 1 de noviembre de 2019.- La flor cempasúchil viste los hogares de familias mexicanas en las fiestas del día de muertos; doña María Isabel Juárez, es la tercera generación de campesinos que se dedican a la siembra y venta de esta flor, lo que comenzó solo como una manera de adorar a sus muertos, se convirtió en un negocio que es muy redituable, pues a la inversión de 1000 pesos para sembrar media hectárea, la cosecha la venden hasta 12 mil pesos.
Esta flor originaria de México, no requiere de mucho esfuerzo ni ciencia para verla crecer en los campos, aunque sus procesos de siembra pueden variar, pero el fin último es sacar la belleza de una flor que va directo de unas manos a la tierra y al corazón que recuerda a aquellos que hoy ya no están.
“La flor se siembra el 26 de julio en almacigo y luego ya se planta como el 19 de agosto, para los difuntos desde el 28 de octubre para que el día de los muertos en noviembre ya tiene que estar. Lo bueno que no lleva abono, no lleva venenos, no lleva nada, pura agüita y ella solo quiere agua y sol, tiene que ser en sol, tiene que estar libre”.
El municipio de Rioverde no se queda atrás en la producción de esta tradicional flor; ahora, han volteado la mirada al cempasúchil, con la intención no solo de comercializarla en Rioverde sino en otros municipios, pues este año, la producción de la señora Isabel viajó incluso a la huasteca potosina.
“La vamos a vender fueras, nosotros hacíamos los ramitos de diez pesos, pero ahora ya no porque la vamos a mandar fueras”, comentó
Doña Isabel, agradece el rescate de la tradición de altares que se hace en las escuelas, que además dan trabajo a los productores locales, aunque su venta va más allá de un beneficio económico, porque lleva el corazón puesto: acompañar en memoria de los fieles difuntos.
Vivir el proceso de la flor de veinte pétalos, es también mantener viva una tradición y lo mejor de hacerlo en familia.
Este 1 y 2 de noviembre, los hogares, las calles y los panteones, se visten de tonos amarrillos y anaranjados, de esperanza, de recuerdo y sentimientos, de sentir cerca a quienes partieron antes.