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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 9 de febrero de 2020.- Armas de alto poder, automáticas, cartuchos, granadas, morteros y obuses que son de artillería pesada para la guerra, todas ellas letales, son las que utiliza la Doceava Zona Militar de San Luis Potosí para combatir a la delincuencia organizada.
Todo este armamento lo tiene almacenado bajo su resguardo y en cuanto a lo que se recupera de los criminales, cuando termina el proceso legal, puede ser utilizado por los propios militares.
“Nosotros usamos armas de alto poder, automáticas, a partir del calibre nueve milímetros, así como 45, 7.62 y una serie de cartuchos, granadas y hasta obuseros que son utilizados para guerra regular contra otro ejército, todo apegado a los tratados que México tiene firmados con otros países”, dijo el general Guzmar Ángel González Castillo.
Según cifras de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), en la más reciente década ingresaron al país alrededor de 2.5 millones de armas al año, pero entre aseguramientos y campañas de canje, la institución sólo ha recuperado 350 mil.
“De esas armas, algunas son lícitas y la gran mayoría ilícitas, por lo que siguen circulando”.
El mando militar indicó que las armas decomisadas por los militares y los cuerpos de seguridad pública y policías ministeriales, siguen un protocolo, antes de ser redistribuidas para su uso oficial. En primera instancia son embaladas en una bodega de evidencias hasta que termina el proceso de juicio, y apenas haya una sentencia contra el portador o que no quede claro su permiso y registro, son enviadas a la zona militar correspondiente para su destrucción o en caso de contar con características especiales, pueden integrarse al armamento del ejército y las propias policías.
“Por cada arma destruida o reutilizable se elabora un acta, antes de ponerla a disposición de la cadena de abastecimiento”, indicó Guzmar.
“Un 70 por ciento de los homicidios que se cometen son con armas, registradas o ilegales”, indicó.
En cuanto a las granadas, “sugerimos que sean destruidas, porque requieren condiciones especiales de resguardo”.
ESTRUCTURA
La estructura de un arma varía según sus tipos, básicamente se integran por un tubo cañón, cajón de mecanismos y disparador. Si es un arma larga cuenta con culata. Actualmente la mayoría se carga con retrocargas (el cargador se retrae hacia atrás), ya no existen las de avancarga (se metían las municiones por el cañón). Los morteros funcionan con este sistema.
La diferencia de pistola y revólver radica en el almacenamiento, y toda la que requiere de un cargador es clasificada como pistola, mientras que el revólver se surte de municiones en su cilindro.
DESARME
Cada arma tiene diferente forma de desarmarse. Las pistolas del calibre más bajo al más alto que están permitidas son 22, 25, 32 y 380 -las más comunes-, pero existen otras reguladas y sujetas a disposición de la Sedena. Su pequeña punta es el percutor que permite activar el tren de fuego de un cartucho.
Hay escopetas de dos cañones, identificadas según su posición. Cuando están uno arriba de otro, se llaman superpuestas y cuando están paralelas se conocen como yuxtapuestas.
Las superpuestas se abastecen abriendo el cañón, se mete el cartucho y se opera, se desarma y queda en dos piezas en su estuche. Se deben transportar en dos partes y los usuarios de este tipo de armas son de casería o que practican el tiro.
Cuando las transportan no deben llevarlas armadas ni con cartucho adentro, mucho menos cerca de ellos, deben ir por separado y en la cajuela del vehículo.
BALAS Y CARTUCHOS
Las balas utilizadas por el Ejército son calibre 22, 25 y 32, hay algunas con características especiales como la denominada “mata policías” (punta de color azul) que es calibre 5.7, prohibida para el uso civil. También hay cartuchos explosivos y de choque.
El Ejército cuenta con municiones especiales, algunas al momento de impactar no penetran un chaleco antibalas, pero sí impactan el cuerpo y lo empujan hacia atrás. Las más poderosas rompen blindajes.
También existen balas con ojivas de colores que tienen funciones específicas, como aquellas que son de punta roja, las cuales utilizan los militares para trazar, debido a que su fulminato sirve para ver dónde están impactando con los disparos.
Actualmente, la Dirección de Industria Militar es la encargada de la fabricación del armamento y municiones y, de acuerdo con el general Guzmar Ángel González Castillo se está trasladando al estado de Puebla.
La milicia cuenta con fábrica de armas, de cartuchos y de granadas.
La mayoría del armamento que se utiliza actualmente son los calibres 9 milímetros y el 762, principalmente, reguladas de acuerdo a los tratados internacionales.
POLICÍAS CONTROLADAS
La Zona Militar tiene un control muy estricto del armamento que las corporaciones de seguridad pública adquieren de la Sedena.
El permiso 195 es para la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE) y las policías municipales y el 196, para el personal de investigación de la Fiscalía General del Estado (FGE). Ellos deben hacer la solicitud de compra y el armamento no les llega de manera directa, sino al almacén de la Zona Militar, donde cada artefacto es registrado uno por uno, así como los elementos que lo tendrán a su cargo.
Otras dependencias como la Policía Federal y el Instituto de Migración, también poseen armas vendidas por la Sedena.
Todas las licencias colectivas son revisadas mes con mes por el personal militar.
El general González Castillo explicó que de esta manera detectan con facilidad si algún policía cometió un ilícito con el arma oficial, por eso si la extravían, deben levantar una denuncia para deslindar responsabilidades penales.
“Las armas tienen una huella al momento de que se disparan”, indicó.
Para quienes practican el tiro deportivo y cacería también hay permisos especiales, los cuales deben tramitarse de igual forma a través de la Doceava Zona Militar.