Entre amenazas y tensiones eligen a Alcaldesa interina de Tancanhuitz
SAN LUIS POTOSI, S.L.P., 13 de noviembre de 2018.- A unos pasos de la Plaza de Armas, sobre la calle Venustiano Carranza, se escucha una canción -no es de un artista famoso- de protesta, la cual resuena en las bocinas instaladas junto a manifestación frente al Palacio de Gobierno.
Mientras más cerca se puede entender la razón. Integrantes de la Coordinadora del Movimiento Amplio Popular (CMAP) reclaman a pesar de la baja temperatura. Entre lonas, carpas, cobijas y abrigos los manifestantes hacen sentir su presencia.
Hay una especie de lucha entre la música de protesta y el ruido de un generador ubicado en uno de los jardines de la plaza. Depende de la ubicación de la persona para saber que sonido se sobrepone.
Abrigados con suéteres o chamarras, ya sea a prisa o con calma, la gente transita por la Plaza de Armas. A unos el frío no les afecta y se sientan con toda la tranquilidad en el quiosco o en alguna de las bancas; platican entre ellos o centran la atención en sus celulares.
Otros se exponen a las frías calles de otoño porque no les queda otra opción. Boleros, barrenderos y vendedores ambulantes luchan para mantener el calor en sus cuerpos.
Vendedoras de chalinas y blusas bordadas ofrecen sus prendas a 200 pesos cada una. “Se la dejo en 150 pesos, ándele para que se cubra del frío”, anima la mujer a su potencial compradora.
A la vista, como en otra realidad, las cafeterías parecen cálidas y ofrecen la posibilidad de beber un aromático café o un chocolate caliente. Hay quienes tienen la suerte de entrar y esperar a que tomen su pedido y resguardarse del clima por unos minutos, mientras para otros es el momento de salir y enfrentarlo.
El flujo de turistas se ha “congelado”, pues en fila india se encuentran tres autobuses para emprender recorridos, con sus choferes y guías a las puertas del vehículo. Aunque de forma casi inesperada, unos se paran junto a la estatua del Señor de las Palomas o las afueras de La Catedral para aprovechar y tomarse una foto como recuerdo de su visita a la capital potosina.
Mientras, el día avanza y los potosinos continúan con sus vidas, se escucha el repique de las campanas de Catedral, que indican que ya son las 15 horas, tres de la tarde, la hora de la comida, para lo que se apetece un caldo de res en casa.