Buscan a Daniela Martell, conductora de InDriver desaparecida en SLP
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 6 de octubre de 2019.- La catedrática de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), Esperanza Alonso Castañón indicó que el hartazgo por la inoperancia de las autoridades ha desatado el surgimiento de colectivos ciudadanos no organizados, amorfos y muchas veces responsables de realizar linchamientos en diversos sectores de la capital potosina e inclusive, al interior del estado.
Sólo este año se contabilizan 12 sucesos de este tipo en toda la entidad y la especialista define estas conductas sociales como algo que se normaliza cuando la situación se vuelve caótica.
“Al desconocer quiénes están involucrados (en los linchamientos), no existe el sentimiento de pena y vergüenza por lo que se comete; inclusive aún después de llevar a cabo esta acción, la gente no se ve mucho entre sí, pues está enfocada en agredir y lastimar sin orden, sin una intención decidida, de manera impulsiva”, citó.
La especialista en psicoanálisis indica que, si continúa la inseguridad y la violencia, pueden presentarse con más constancia estos fenómenos sociales orquestados por células ciudadanas que se conforman al momento.
“Lo que pudiera ocurrir es que algunos grupos intenten fortalecerse y protegerse, pero sólo en algunos casos”, indicó.
También advirtió que cuando la población se cansa de ver tanta impunidad, comienza a justificar su actuar violento hasta que lo normaliza, justifica y, por ende, arremete con mayor fuerza contra los presuntos criminales.
“Después de tanto, es inevitable que la gente esté tan enojada y ante la menor provocación, o la posibilidad de lastimar a quien ha sido el violentador, pues termina poniéndolo en el papel de violentado”, indica.
OJO POR OJO
Esperanza Alonso señaló que si robos, violaciones o intentos de abuso se presentan de manera frecuente en un sector, los vecinos empiezan a asumir que nadie está obligado a respetar las reglas, sobre todo si los criminales no las tomaron en cuenta primero.
La ciudadanía, según explicó, una vez encolerizada no pensará dos veces lastimar a un presunto delincuente en cuanto existan las condiciones y sentir -al menos en el momento- que lo hace pagar por su conducta ilícita.
De no poner freno, la psicóloga afirma que la violencia sólo se acrecentará y existe el riesgo que personas inocentes se conviertan en víctimas de estos grupos, donde basta señalar a alguien de haber cometido cualquier acto ilegal para que una horda se le vaya encima para molerlo a golpes y puntapiés, pudiendo causarle incluso la muerte.
COMO LA ESPUMA
En su Informe Especial sobre Linchamientos en el Territorio Nacional, del 22 de mayo de 2019, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CEDH), con apoyo del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dijo que en México tuvieron lugar 103 linchamientos entre 1987 y mediados de 1998, mientras que entre 1991 y 2003 se produjeron 222.
Asimismo, señala que más de la mitad tuvo lugar en los estados de Oaxaca (19), Distrito Federal 17 (Ciudad de México), Chiapas (16) y Guerrero (11), caracterizados por una alta proporción de población indígena.