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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 6 de enero de 2019.- Cada seis de enero se celebra el día de los Reyes Magos, aquellos tres personajes que acudieron desde Oriente, guiados por la Estrella de Belén, para llegar al pesebre del Niño Jesús y presentar sus obsequios, por lo que en este día hay un gran protagonista: la rosca de reyes.
Las panaderías se dedican a la producción de este tradicional bollo desde días previos para que en cada hogar se cuente con una rosca en celebración de Melchor, Gaspar y Baltasar, y se sirva como desayuno o merienda acompañado de una taza de chocolate.
En la panadería La Parisiense la elaboración de la rosca comenzó desde el pasado miércoles 2 de enero por la noche y su maestro panadero, Miguel Valerio Moreno, señaló que esta producción es muy delicada ya que es una vez al año, por lo que “se tiene que hacer lo mejor que se pueda”.
Aunque para este año se tiene proyectada la venta de dos mil 600 roscas elaboradas durante cuatro días, pero si los clientes llegan a pedir más se tiene contemplada la producción de tres mil a tres mil quinientas roscas.
Los encargados de elaborarlas tienen la dura jornada de laborar entre 18 a 20 horas, en las que cada vez que tienen la oportunidad regresan a sus casas a descansar un poco y otra vez al trabajo, “pero está bien, porque es una vez al año, así que hay que aprovecharlo”, comentó Valerio Moreno.
El procedimiento comienza con revolver harina, huevo, mantequilla, levadura, agua de azahar, agua natural y leche. Cuando la masa está hecha se reparte de acuerdo con el margen del tamaño de cada rosca: la chica debe pesar 400 gr; la de tamaño mediano, 600 gr., mientras que la grande debe pesar un kilo; una vez que se tenga el recorte de las roscas, se deja reposar cerca de una hora, se procede a decorar y es metida al horno.
Todo este proceso lleva cerca de dos horas, desde que se comienza a revolver los ingredientes hasta que la rosca esta lista para empaquetar y poner a la venta. Son ocho personas las que se dedican a hacer las roscas; cinco de ellas son panaderos y las tres restantes se dedican a decorar, colocar los dulces y untar huevo para barnizar.
En las roscas elaboradas por la Parisiense, se esconde la figura de un Niños Jesús, un dedal, un anillo y una capsula con un premio. El niño representa el momento en que María y Jesús tuvieron que esconder a Jesús de Herodes; el dedal significa un año de soltería para la persona que lo encuentre y el añillo representa una próxima boda.
Esta tradición traída a México en el siglo XVI por los colonizadores españoles alarga su festejo hasta el dos de febrero, pues aquellos que encuentren la figura del Niño Jesús, serán los encargados de apadrinarlo para regalar a los comensales atoles y tamales en dicha fecha.