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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 16 de marzo de 2020.- ¿Imaginan cómo nos ve la sociedad? Siempre nos etiquetan, pero todos nos equivocamos, la sociedad nos desprecia, pero hay personas valiosas tanto afuera como adentro; hay personas que no deberían estar aquí.
Cuando uno sale también hay discriminación, la sociedad es hipócrita y doble moral. No todos tenemos las mismas oportunidades, pero no todo es culpa de la sociedad, también asumimos nuestra responsabilidad, tomamos malas decisiones y pagamos las consecuencias.
Nuestra familia son nuestros amigos, pero aquí aprendemos a valorar a nuestros hijos y queremos empezar de nuevo. Eso sí, a veces nos llega la depresión, pero aprendemos a sobrevivir y a tolerar el enojo y la frustración.
Tenemos que salir adelante ante las adversidades, a encontrarnos a nosotras mismas, a sacar lo mejor de cada una. Cuando salga, iré corriendo a ver a mis hijos, buscaré a mi familia y a las personas que no nos abandonan estando aquí.
Dios es quien me sostiene y me ama sin juzgarme. Nos hemos de reconstruir juntando nuestras partes rotas con amor, alegría, respeto, fe, esperanza y ¿por qué no?: Con felicidad; aunque duela seguiremos luchando.
Hemos aprendido de los libros formas de pensar y sentir que nos mueven, de las que aprendemos, no somos grandes lectoras ni escritoras, pero hay tanto que aprender de los libros, y al escribir expresamos lo que sentimos, lo que somos.
Yo le estoy guardando a mi hijo lo que voy escribiendo, algún día los leerá y comprenderá muchas cosas. Para mí, Dios no ha muerto; al contrario, en él tenemos fe y esperanza de volver algún día: De regreso a casa.
Los párrafos anteriores -bajo el título Zaratustra en la cana- son fragmentos de la presentación de las alumnas del taller de literatura en el festival de cierre del programa Liber-Arte. Textos propios de los participantes, vinculados a la lectura del libro Así habló Zaratustra, de Federico Nietzsche.
SOBRE LAS AUTORAS
Las mujeres que escribieron sus pensamientos convirtieron al lápiz y al papel en un reducto para plasmar sus sentimientos más profundos. Son mujeres privadas de la libertad que anhelan salir y reunirse con sus familias y amigos.
Todas y cada una de ellas quieren recomenzar su historia y desean una vida diferente para sus hijas e hijos ya que todas ellas son madres, hijas, hermanas, esposas, pero sobre todo, mujeres con un papel fundamental como eje de sus hogares.
San Juana, Guadalupe, Elia, Lucero, Maricela, Diana, Maricruz, Yuliana, y Guadalupe R. (quien ya está en libertad), son las mujeres del área femenil del Centro Penitenciario Estatal de Ciudad Valles que participaron en el taller de literatura, y nos regalan algo de sí mismas para motivar a otras mujeres.
“MUNDO FELIZ” (YULIANA)
Érase una vez en un lugar muy lejano, se encontraba una mujer muy triste, porque la encerraron en un lugar muy obscuro, ella por más que quería estar bien, no había conocido a nadie, había varias mujeres y tenía miedo, ella las veía y las consideraba poco a poco y así las trató y perdió el temor; pero no olvidaba porqué se encontraba ahí, en ese lugar.
Ignoraba porqué había llegado a donde estaba, quería despertar, cerrar sus ojos y abrirlos para ver si era una pesadilla; veía a sus compañeras y no lo quería creer: No quería aceptarlo, no entendía su realidad, quería morirse por lo que le sucedió, se sentía culpable de haber lastimado a sus hijos, porque los había dejado solos.
Pasaron dos años y cinco meses, su vida le cambió porque se enamoró de alguien que conoció estando ahí. Se puso feliz porque su hermana la visitó y después de un largo tiempo ella volvió a sonreír, hasta ahora sigue siendo una mujer feliz, pues se comunica con sus hijos y sigue viviendo ese amor.
“RECOMENZAR” (MARISELA)
Muchas veces he escuchado decir que Dios tarda, pero nunca falla, estando aquí encerrada en estas cuatro paredes he aprendido que Dios no tarda, ni falla. Al menos a mí me ha dado la oportunidad de comenzar de nuevo, me ha dado el regalo más grande y hermoso: El de ser madre.
Ahora entiendo que sus planes son más grandes que nuestra imaginación, sus planes como bien dicen: Son perfectos; he sido grandemente bendecida. He encontrado la paz interior, a Dios mismo que no conocía.
Ahora solo le pido me ayude a obtener mi libertad física, aunque sé que va a ser en el momento perfecto, conforme a su voluntad, ya que creo lo que dice en su palabra: “La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.
“EL CASTILLO ENCANTADO” (SAN JUANA)
Había una vez una princesa que salió de su tierra, esperando regresar pronto para estar con su familia. Cayó en un castillo encantado donde todo era tristeza y amargura, pero ella tenía confianza de que Dios le tenía algo bueno preparado.
Desde lo más profundo del corazón le pedía encontrar al amor de su vida, aun estando en ese castillo encantado y triste, creía que podía ser feliz. El día menos esperado conoció a un joven guapo y fuerte, este era ese príncipe azul que ella esperaba.
Al cruzar sus miradas se reconocieron, desde antes ya se estaban esperando. Se enamoraron, se casaron y de este hermoso romance nació un lindo bebé que les trajo más felicidad a sus vidas, y aún en ese castillo encantado: Los tres fueron felices para siempre.
ACERCAMIENTO A LA LITERATURA
En palabras de la coordinadora editorial Dora Patricia Mendoza Rivera, el libro Derribando Muros es resultado de un acercamiento a la literatura, en el Centro Penitenciario Estatal, con personas privadas de su libertad.
Las mujeres que accedieron a compartir sus textos son reales, con sueños, deseos de una vida mejor, con encuentros y desencuentros, con luchas y apegos; todas con ansias de extender las alas hacia la verdadera libertad.
El producto de la escritura en este contexto y su recopilación tienen un mayor significado: Un valor intrínseco que trasciende más allá de los cánones literarios. Esta es una antología autárquica que permite ser un canal de conexión y comunicación con el entorno de las autoras.
Mujeres privadas de su libertad que en sus encuentros con la literatura se permitieron explorar las lecturas de Julio Cortázar, Mario Benedetti, Augusto Monterroso, Jaime Sabines, Amparo Dávila, Oscar Wilde y Friedrich Nietzsche, entre otros grandes autores.
Es indispensable ser un lector asiduo para poder crear textos propios, por ello se valora que en el corto tiempo que duró el programa, las participantes se atrevieran a mirar desde otra perspectiva un texto y trascender de lo utilitario a un auténtico pragmatismo.
Esta antología es un testimonio escrito de la emancipación creativa, de apertura en un espacio cerrado, de relaciones horizontales e inclusivas y de una verdadera experiencia de resocialización. Derribando Muros es sin duda, un auténtico ejercicio de libertad.
LA PRESENTACIÓN
La presentación del libro Derribando Muros en el Centro Penitenciario Estatal, se convirtió en un derroche de talento y a la vez en una amalgama de emociones y agradecimientos. El director del penal, Juan Carlos Portillo Fuentes, se unió a las muestras de gratitud manifestadas por las internas, luego de aprender a expresar sus vivencias en la obra por medio del programa Liber-Arte.
A su vez, el director del Centro Cultural de la Huasteca, Yaspik Cáceres Márquez, destacó la participación del colectivo Mujer Es y de la editorial poblana Hilal, sin cuya aportación no habría sido posible la publicación. A su vez, ponderó la colaboración del pintor huasteco Gabino Manuel Gaspar, como autor de la pintura que ilustra la portada.