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Como resultado de las decisiones de política energética emanadas de la Secretaría de Energía (SENER), los acuerdos expedidos por el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE), de la regulación expedida por la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y el memorándum de Presidencia, los precios tanto de los hidrocarburos como de la energía eléctrica aumentarán.
Esto es así dado que las señales que ha mandado la actual administración, respecto al sector energético se encuentran encaminadas a restringir la participación de los particulares en los mercados y en contraste se dirigen hacia el regreso de los monopolios de las empresas del Estado, CFE y PEMEX. No obstante lo anterior dichas empresas del Estado son sumamente ineficientes, lo que provoca que sus costos operativos sean altos.
En cambio, en un mercado abierto donde existe libre concurrencia y se promueve la competencia entre los agentes que son participes del mismo, las empresas buscan brindar un mejor servicio a un menor precio a fin de ganar confianza entre los consumidores finales, lo que permite a estos usuarios verse beneficiados al obtener precios más competitivos, frente a la posibilidad de elegir entre diversas opciones para obtener un mismo servicio o producto.
En el caso de México, previo a la reforma energética de 2013, salvo en algunas actividades muy específicas en las que ya participaban los particulares, CFE y PEMEX prácticamente acaparaban la mayor parte de la cadena de valor, pero con la citada reforma constitucional, sus posteriores leyes secundarias y disposiciones administrativas, se dieron las condiciones para que empresas nacionales e internacionales le apostaran a la industria energética.
Con ello muchas compañías comenzaron a instalar centrales eléctricas fotovoltaicas, eólicas, de ciclo combinado, hidroeléctricas, de generación distribuida, así como también se iniciaron fuertes inversiones y desarrollos de tendidos de ductos, almacenamiento y transporte de hidrocarburos, planes de importación y expendio al público gasolinas y diésel. Lo que permitió la reducción de los precios finales y las tarifas al público en general, esto en razón de que la oferta, variedades de productos y servicios aumentaron.
Sin embargo, con la emisión del “Acuerdo para garantizar la eficiencia, calidad, confiabilidad, continuidad y seguridad del Sistema Eléctrico Nacional, con motivo del reconocimiento de la epidemia de enfermedad por el virus SARS-CoV2 (COVID-19)”, el
“ACUERDO por el que se emite la Política de Confiabilidad, Seguridad, Continuidad y Calidad en el Sistema Eléctrico Nacional”, el “Proyecto de resolución por la que expide los cargos por el servicio de transmisión de energía eléctrica a precios de 2018 que aplicará CFE Intermediación de Contratos Legados, S. A. de C. V., a los titulares de los contratos de interconexión legados con centrales de generación de energía eléctrica con fuentes de energía renovable o cogeneración eficiente, conforme a lo establecido en la resolución RES/066/2010 y su modificación emitida mediante la resolución RES/194/2010”, el “Programa sectorial de energía 2020 – 2024”, el “Proyecto de acuerdo por el que se determina retirar la solicitud de publicación en el Diario Oficial de la Federación (DOF) de los diversos acuerdos A/002/2019, A/005/2019, A/015/2019, A/021/2019 y A/034/2019”, la cancelación de las subastas eléctricas y las rondas petroleras y la ralentización del otorgamiento de permisos a empresas, lo único que se ha logrado es el entorpecimiento del desarrollo de los mercados y en su lugar se ha privilegiado un marco jurídico tendiente a los monopolios del Estado.
Si bien no ha existido una reforma energética desde el Congreso de la Unión, lo cierto es que de facto se han expedido actos administrativos y regulaciones que han provocado se den privilegios en cuanto al despacho de energía eléctrica a CFE y compra de hidrocarburos a PEMEX, aún y cuando esto perjudicará a la ciudadanía en general.
De seguir con esa tendencia en el sector, pronto comenzaremos a observar como los precios de los bienes de consumo comenzarán a aumentar, toda vez que los precios de los hidrocarburos y la energía eléctrica, constituyen un referente para los precios anteriores.