Buscan consenso por llegada de Universidad Rosario Castellanos a San Luis
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 23 de diciembre de 2018.- Al llegar al Asilo y Comedor De Los Pobres De San Antonio A.C., se ve a través de la reja, un comedor que abarca todo el patio central. Cuando se atraviesan las puertas se puede contemplar a las abuelitas y abuelitos que están sentados alrededor de la mesa mientras juegan a la lotería.
Hay otros que están algo apartados, solo observando cómo se desarrolla el juego desde sus asientos en una esquina, protegidos del frío con mantas y cobijas. También hay algunos que tuvieron visitas y platican con su familia encerrados en un círculo de intimidad.
Las enfermeras y cuidadoras continúan dando las cartas, “la dama… el música… la luna… buenas” grita uno de ellos, ha ganado la partida.
A la puerta comienzan a llegar personas; mujeres, niños y unos cuantos adolescentes esperan para que les permitan pasar. Al entrar, cargan grandes bolsas que están llenas de lo que parecen ser regalos; también llega una olla grande y una pequeña piñata.
Después de hacer unos cuantos arreglos con los encargados, se reparte pequeñas hojas entre los abuelitos y otras personas que se encuentran en el asilo. Las hojas contienen el canto tradicional para pedir posada, aquel en el que se representa a María y José cuando buscaban un refugio antes del nacimiento del Niño Jesús.
Después de celebrar este pequeño rezo, se comienza a quitar la mesa del centro del patio y los abuelitos se mueven hacía el perímetro mientras se prepara la piñata que en poco de tiempo será rota.
Uno a uno van pasando, doña Anita, Matilde, Chelito, Jorge, Jesús, Chepa… hay quienes incluso dobletean el golpe hasta que la piñata queda bien golpeada. Una de las señoras se encarga de rematarla y reparte los dulces entre los abuelitos, quienes de inmediato comienzan a abrirlos y comer chocolates, paletas, galletas.
Mientras se les deja disfrutar de sus colaciones, de la bolsa salen regalos que esperan ser entregados por lo niños que han decidido adoptar a alguno de los abuelos, o varios.
Primero es el turno de las abuelitas, quienes reciben su regalo y ofrecen un abrazo y un beso con todo el cariño a los pequeños que las han adoptado por un día, pues les han brindado momentos de alegría por este día. Después son los abuelitos, quienes también agradecen con mucho sentimiento el detalle que les han dado.
Las enfermeras instan a sus abuelitos a que abran sus regalos; hay cobijas, suéteres y chamarras que de inmediato son estrenados, mientras esperan a que todo sea preparado y que la cena sea servida, para concluir una tarde navideña de risas y alegría.