Jóvenes lanzan pirotecnia a hombre en situación de calle, en SLP
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 10 de mayo de 2020.- Ser madre es una responsabilidad que involucra amor y la obligación de brindar protección y educación, si a eso se le agrega desempeñar una profesión que conlleva una vocación importante como la de representar a la autoridad en las calles, se convierte en un ser invaluable.
Tal es el caso de dos elementos de la Policía Estatal y de la Fuerza Metropolitana: Alondra Yarecci de 22 años, mamá de una niña de cuatro años y Karla Liliana de 26, con una niña de cuatro y un niño de dos.
Ambas son policías terceros, recién egresadas de la Academia, ellas comparten su sentir al tener responsabilidades al doble: formar mejores ciudadanos tanto fuera como dentro de su hogar.
Para Alondra la situación es complicada ya que de momento su hija no está con ella, mientras que para Karla ni las labores domésticas ni las obligaciones como elemento policiaco se detienen y comienzan antes de que salga el sol.
ALONDRA YARECCI
“En mi caso es difícil, soy mamá a distancia, por su edad mi hija está con mi mamá. Tenerla lejos, llegar a la casa y no tener quién te reciba es complicado, un día normal es trabajar y llegar a la casa, trato de visitarla y cuando la veo le dedico todo mi tiempo, trato de recuperar lo perdido, sé que no es fácil y ella por su edad no lo entiende, pero espero poder estar pronto con ella y vea que todo el sacrificio es por ella y que es mi inspiración para seguir día con día”.
KARLA LILIANA
“Mis hijos viven conmigo, hacer las labores de madre y a la vez trabajar es complicado, mis horarios son muy agitados, mi día empieza muy temprano y acaba muy tarde, nuestro horario es de 12 por 24, es diferente un turno de día y un turno de noche porque las actividades son muy diferentes”, señala de entrada la agente.
Explica que su día empieza a las cinco de la mañana, “a esa hora suena mi despertador, preparo las cosas para mi esposo y para mí, uniformes, el lunch, hago pañalera y mochila para la escuela, levantarlos, cambiarlos, peinarlos, prepararlos. Después los llevamos y por último me traen a trabajar. Cuando llego a la corporación me olvido de las actividades de mamá, eso es cuando tengo el turno de día y se termina a las siete de la noche si es que no tuvimos detenidos y salimos a la hora”.
Señala la agente que siempre van por ella. “Me quito el uniforme y regreso a mis actividades de mamá, darles de comer, hacer tareas, bañarlos y acostarlos, todo lo que hace una mamá”.
Karla agrega que cuando está en el turno de noche sí siente feo porque sus hijos lloran mucho, pero es algo con lo que se debe lidiar, “saben que estoy aquí por ellos, por un mejor futuro, son mi motivación”.
Para ambas madres policías representa un orgullo pertenecer a la corporación estatal, a los ojos de sus pequeños quisieran estar siempre con ellas como pudiera ser el caso de la mayoría de los niños que conviven con el ser que les dio la vida, pero también a tan corta edad manifiestan la dicha de ver que son ellas quienes cuidan y velan por la seguridad ciudadana.
DOS MAMÁS
Alondra Yarecci señala que su hija le dice que quisiera tener dos mamás: una que se quede con ella y otra que se vaya a trabajar.
“Eso me parte el corazón, le digo que siempre que estoy en la calle pienso en ella y que nunca la saco de mi corazón, con eso se tranquiliza y cuando voy a trabajar me dice que me cuide y que regrese con bien. Es un orgullo porque ella quiere ser como yo, quiere que le compre su uniforme e ir conmigo a trabajar”.
CAPITÁN AMÉRICA
Karla Liliana señala que su hijo más pequeño es el que todavía no entiende mucho, pero se emociona cuando la ve con el uniforme. “La más grande es muy lista y me dice que soy su superhéroe, nosotros pasamos una situación difícil, batallamos para que pudiera caminar, la sometimos a cirugías, en el proceso yo le decía que era más fuerte que el Capitán América y esa frase se le quedó marcada”.
Señala que le decía eso para que tomara fuerza y vivir ese proceso de la enfermedad.
“Ella ahora me dice que yo soy más fuerte que el Capitán América y que vaya a cuidar a los que no tienen casa y a los que no tienen mamá, así le digo cuando la regaño, hay niños que no tienen casa ni mamá y que valore lo que tiene aquí. Se siente bonito que se enorgullezcan, pero aun así sabemos que corremos riesgos cuando salimos a trabajar”.
ADRENALINA AL TOPE
Como elementos policiacos las experiencias que viven en las calles al realizar su trabajo se perciben de una manera más sensible. En ocasiones la empatía está a flor de piel, pero saben que portando el uniforme tienen una responsabilidad qué llevar a cabo.
“A lo mejor no tenemos mucha experiencia porque acabamos de incorporarnos, pero nunca son iguales los días, aquí en la corporación podemos salir y debemos ir atentos a lo que se nos indique y a las llamadas de auxilio. Vamos con adrenalina al tope, porque el hecho de subir a la patrulla y portar el uniforme hace latir fuerte el corazón y no sabemos a lo que vamos a llegar”, dice Alondra Yarecci.
Señalan que no saben a lo que se van a enfrentar y cuando llegan y hay una situación donde están involucrados menores, se proyectan. “Puede ser tu hijo o tu hija y ahí no eres su mamá ni eres nada de ellos, eres un servidor público”.
SEPARAR LAS COSAS
La oficial Karla Liliana relató una de las vivencias dentro de las atenciones a las llamadas de auxilio que se reciben y fue una de las que más ha conmovido su corazón de madre.
“En una ocasión fuimos a poner a disposición a una persona, yo empecé a escuchar el llanto de un bebé, cuando eres mamá el instinto te hace buscar al niño, pero no lo veía y la trabajadora social me dijo que efectivamente tenían a un menor. Me dejó pasar porque era la única mujer, cuando lo vi mi corazón se destrozó, era hijo de unas personas drogadictas que salieron a buscar qué consumir y traían al bebé en la carriola, ese día estaba lloviendo y hacía mucho frío, el niño venía empapado, con el pañal sucio, rozado y en malas condiciones”.
Reconoce que se siente muy feo porque “te pones a pensar si fuera algo tuyo y aunque no lo sea recuerdas que eres madre y te conmueve. Tienes que aprender a separar las cosas porque tampoco se puede estar así siempre, tienes que ser fuerte”, reconoce.
MADRES AGRESIVAS
Alondra Yarecci señala que durante su actuar en las calles, a la hora de realizar detenciones a menores de edad, también los sentimientos salen a flote, pero admiten que deben ser contenidos para poder reformar a tiempo a un joven que probablemente las circunstancias de vida lo orillaron a cometer actos ilícitos.
“Siempre preguntamos la edad, se debe de trabajar según la edad, ya cuando nos comentan que son menores te pones a pensar que deberían estar en la escuela o estar haciendo alguna otra actividad en lugar de estar cometiendo delitos, ahí es cuando te conmueves porque te pones a pensar en todo lo que deben estar pasando para llegar a estas situaciones, pero tampoco se debe de pensar en todas esas cosas, se debe actuar”, señala la agente.
Dice que a veces las mamás se ponen agresivas y les dicen que son sus hijos y que no se los lleven, “se siente feo porque nos identificamos”, pero también está la parte de corregirlos a tiempo.
LA VIDA CAMBIA
Una fecha importante para las familias es el 10 de Mayo, día en que se celebra al pilar de los hogares: la madre.
En el caso de los elementos policiales, al momento de integrarse a la corporación la vida cambia y con ella los festejos de esta índole, mismos que causan dolor por perderse de la compañía familiar, pero el deber que realizan y el orgullo de vestir de azul las hace salir y cumplir con su responsabilidad.
Karla Liliana reconoce que “desde que intentas ingresar a la vida policial te desconectas de la vida civil, ya no piensas como cualquier ciudadano, tu vida cambia, cuando estuve en la academia ahí vivía, el hecho de desprenderte de tus hijos, que duermas en otro lugar que no es con ellos, de comunicarte solo por llamada es muy difícil”.
“El 10 de mayo es triste porque ves a todos festejando y tú sabes que es cuando más debes estar operando porque hay más delincuencia, fiestas y entonces como operativo debes de vigilar todos los festejos en los que tú no puedes estar”.
Señala que las llaman para felicitarlas, pero no pueden estar con sus seres queridos, “tampoco estaré con mi mamá que todavía tengo la fortuna de tenerla, pero ella sabe que tengo que trabajar y lo mismo mis hijos, son fechas importantes, pero pienso que ser madre es todos los días aunque no sea 10 de mayo, yo lo hago con mi mamá, todos los días le llamo y la felicito porque es una gran madre, la gente no ve que tenemos familia que nos espera, solo critica”.
DÍA DIFERENTE
Este 10 de mayo será diferente para todos, en especial para las oficiales, ahora su trabajo será doble tratando de vigilar que se acaten las normas sanitarias por el Covid 19, vigilar a la delincuencia que no se detiene y por supuesto tener que pasar un año más lejos de sus hijos y también de sus propias madres.