Preparado Atlético de San Luis para su encuentro ante Pumas
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 13 de septiembre de 2020.- Durante las décadas de los años treinta a los cincuenta en México, el acceso a la lectura se abre a un público popular con pocas posibilidades económicas. Esta época se conoce como “la edad de oro del cómic en México”, pues es el único momento que el país entero lee historietas. Gracias al bajo precio de estas publicaciones es que todo tipo de público puede acercarse a nuevos recursos imaginativos y de humor.
Los comics en la historia de México han fortalecido la lectura a lo largo de los años, hay que ovacionar la historieta mexicana La Familia Burrón, que ha marcado la vida de varias generaciones con sus más de 60 años. Esta historieta es todo un tratado cultural y antropológico de la Ciudad de México. Una lectura elemental para entender la compleja naturaleza del mexicano, una obra literaria de la segunda mitad siglo XX y parte del XXI.
Escrita y dibujada en 1938 por Gabriel Vargas, que en aquellos años llevaba el nombre de El señor Burrón o Vida de Perro, ya que ocupaba algunas páginas de la conocida historieta Pepín. Es en 1948 cuando La familia Burrón nace como una historieta independiente.
Esta famosa historieta llegó a tener un tiraje de 500,000 ejemplares, el último número publicado fue el 1616 y apareció el 26 de agosto de 2009 (aunque se cree que el número verdadero es de 1,800 ya que también se publicaba en El Sol de México).
Los barrios bajos de la ciudad y sus habitantes se convirtieron en protagonistas de la famosa historieta. Una temática de contenido sobre el universo del soborno, la mordida y la corrupción, que comenzó a ser visible como el pan de cada día al que hay que sobrevivir e incluso darle la vuelta con ayuda del humor. Un acontecer que actualmente vivimos en nuestro país como si fuera una historieta actual.
Entre los datos curiosos encontramos. Son 55 personajes los que aparecen en sus páginas. Frases como “está de rechupete”, “está bien chipocludo” y “estuvo a todo mecate”, salieron de la historieta. Llegamos al punto de no saber si La familia Burrón inventó palabras como “tepalcuanas” (nachas) y “vidorria” (vida), o si Gabriel Vargas las recogió del hablar cotidiano. En su honor, se realizó el mural “Sueño de una tarde de domingo en el callejón del Cuajo” en 2010.
Esta obra, ubicada en el Corredor Peatonal de Regina, mide unos 100 metros cuadrados y es parada obligada de foto pal Face en la Ciudad de México. Más de un malpensado afirma que Matt Groening hizo un copy-paste de La Familia Burrón para crear The Simpson. En el Museo del Estanquillo (Isabel La Católica 26, Centro) se pueden encontrar dibujos originales de La Familia Burrón, regalo de Gabriel Vargas a Carlos Monsiváis. Gabriel Vargas vivió en la calle Moneda, de donde salió la inspiración para sus más exitosos monitos.
En una entrevista que le realizó Elena Poniatowska, el dibujante señaló: “Como nunca llegan a realizar lo que quieren, por eso les puse familia Burrón. Yo creo que un individuo que no es tonto, que es inteligente, que no logra centrar su capacidad hacia una cosa y está batalle y batalle y nunca prospera, es un burro, es un Burrón. Así, don Regino no es tonto, pero como siguió la misma cosa de su papá, peluquero y peluquero, es un burro”.
Borola y Regino están inspirados en una pareja que conoció el propio Vargas, quien hablaba de recordar a una señora muy alta, abultada, (que) parecía cantante de ópera; el marido era abogado, chiquito él, y todos los días tenía que ir como bala del juzgado a su casa para preparar la comida, porque su esposa se la vivía de paseo.
EL INICIO
La Familia Burrón era publicada por Editorial Panamericana en sus inicios, la Editorial G y G, creada por Gabriel Vargas y su esposa Guadalupe Appendini, es la encargada de publicar la historieta a partir de 1978.