Hombres armados a bordo del taxi 2843 intentan atraco en Villa de Pozos
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 2 de junio de 2020.- La fotografía funeraria surge en el siglo XIX como una forma de conservar un recuerdo de los seres queridos fallecidos, al tener un costo bajo, las personas que no contaban con dinero suficiente se podían dar el lujo de retratar a sus muertos para inmortalizar su recuerdo. En su mayoría los retratos eran de niños o bebés, por aquella época la tasa de mortalidad en niños pequeños era muy alta.
Con la invención del daguerrotipo, el negocio de los fotógrafos funerarios creció, iban a domicilio, los maquillaban para que dieran la apariencia de que seguían vivos, eran sujetados con arneses para que posaran en la foto junto con sus familiares, en escenas cotidianas desde el comedor o la sala de la casa, en el caso de los niños o bebés posaban en las piernas de su madre o junto a sus hermanitos quienes lo sujetaban para que parecieran vivos.
Años después el modo de fotografiarlos cambió de realizarse junto con sus familiares a hacerlo desde sus lechos de muerte, queriendo dar la idea de que sólo se encontraban en un sueño profundo, este tipo de fotografía fue muy famosa durante más de medio siglo, viendo su fin a mediados del siglo XX.
La fotografía post mortem paso a ser sólo para fines científicos y forenses, pero sin duda fue una tradición muy preciada para nuestros antepasados, quienes veían la muerte de una forma normal, tomando una actitud de que todos en algún momento pasaremos por ello.