
Llegada de Bailleres a Policía de Acapulco ayudó a bajar delitos: experto
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 17 de agosto 2021.- “Covid” y “pandemia” fueron el común denominador en las líneas discursivas del adiós. Palabras recalcitrantes para recordar que solo el costo financiero, significó la erogación extraordinaria de $1,500 millones de pesos.
Aunque el agradecimiento al personal de Salud apenas se dictó una vez, en el centro de un país que arrasó -casi tan rápido como el propio virus- con el primer escalón en decesos, con la pérdida de 4 mil 084 médicos (46%), personal de enfermería (19%), laboratoristas y dentistas.
Para el resabio amargo del luto, que tuesta las entrañas en 5 mil 864 hogares potosinos, apenas y hubo una frase lacónica, cerrada con el victorioso: “estamos por debajo de la media nacional”, al tiempo en que varios personajes reajustaban el cubrebocas (combinado con el outfit), otros reacomodaban las sentaderas o cruzaban la pierna, y algunos más, escondían afanosamente los bostezos entre la tela quirúrgica.
Siguiendo la carrera, tocó los asuntos más escabrosos para cualquier Gobierno: inseguridad y violencia. Difícil informar algo positivo acerca de las vidas que ha cobrado la delincuencia, los hombres y mujeres desaparecidos de la faz de la tierra, en las más cruentas escenas, retratadas por los criminales para encargarse de sembrar el terror.
“Pero no nos movemos de la tendencia delictiva en el país”, es decir, que podría ser menos grave, si consideramos que los delitos comunes y de alto impacto -como las masacres- salpicaron de sangre la arenosa tierra potosina, pero también al resto de México.
El Gobernador lo comparó -quizá involuntariamente- con la inspiradora letra de Pepe Guízar; “Tenemos este tema de que somos Vecino de 10 estados”.
En definitiva, los números en las gráficas que flanqueaban sus espaldas dictaban contundentes otra estrofa: Aguascalientes no es alegre ni Guanajuato buen amigo, mucho menos gran soldado, si recordamos la estela de masacres que se agencia diariamente.
Los segundos más impasibles pudieron percibirse cuando pronunció “feminicidios”; tardó apenas 50 segundos en concluir el tema, dedicando así menos de un segundo para cada uno de los 62 niños huérfanos, cuyas madres murieron en condiciones violentas este año.
A “datos” y “cifras” se limitó este fragmento de la perorata.
“Ahí tenemos también los datos, somos el lugar 22 en todo el país. Porque hay veces que se manejan otras cifras, y es que no está homologado; en San Luis todos los delitos relacionados con mujeres se tipifican como feminicidios, ya se está trabajando que podamos comparar las cifras de manera adecuada”.
Sí, lo dijo frío, como témpano: “comparar cifras de manera adecuada”. Y por ningún resquicio asomó la humanidad.
No hubo espacio para la empatía, solidaridad o -ya siquiera- el protocolo de los discursos impávidos que suelen darse en los espacios de poder para estos casos. Al menos dar promesas irreales y palabras huecas, al menos condenar. Ni eso.
La energía se concentró en presumir un gran esfuerzo para que los agentes de Seguridad Pública del Estado se convirtieran en los mejores pagados del país, con un ingreso que ronda los 21 mil pesos mensuales, más apoyos constitucionales.
Los de mejor sueldo, sí, también los más acusados ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos por casos de presunta tortura y abusos de autoridad.
“Esto se hace para poder exigir mejores resultados, toda la ciudadanía, tener la seguridad que queremos”.
A esa corporación le faltan -solo en un año- tres agentes, muertos a manos del crimen y dos de ellos en una manera más cruenta, por delincuentes avecindados en otro de los estados poco amigables, Zacatecas.
(Continuará…)