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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., a 23 de abril de 2019.- Al iniciarse el juicio oral del sonado caso Cayeyo, quedó confirmado que el fiscal general de San Luis Potosí, Federico Garza Herrera, así como el jefe de la Policía Ministerial José Guadalupe Castillo Celestino y otras 30 personas, serán testigos.
Garza fue ofertado por la Fiscalía General de Justicia y la defensa, debido a que fue el primer respondiente por el homicidio del novio de su hija, a manos de un sujeto que se dice es su ahijado, llamado Eduardo “N”, alias Cayeyo Jr.
La tarde de ayer 22 de abril, en punto de las 2:30 pm, estaba programada la audiencia inicial en la sala 6 del Centro Integral de Justicia Penal. La FGE acusa a Eduardo “N” por el delito de homicidio calificado con ventaja y traición, en contra de quien presuntamente era su amigo desde la infancia Eugenio “N”, hechos ocurridos el 5 de mayo de 2017.
El grupo de abogados de la defensa del Cayeyo, encabezados por Héctor Vega y Rafael Aguilar, negaron que hubieran solicitado un aplazamiento del juicio oral como trascendió y añadieron que no descartan la integración de más litigantes a su equipo.
El fiscal Garza Herrera y el comisario Castillo Celestino también llegaron a tiempo. Garza dijo: “Vengo a cumplir con mi deber”, sin ahondar en más detalles. Luego de entrar, ambos fueron resguardados en un espacio privado, en tanto el resto de testigos permanecía desesperado en la recepción, algunos de pie y otros sentados. La sala lucía repleta por la trascendencia del caso.
Poco después, se anunció el inicio de la primera audiencia del juicio, por lo que público, testigos y periodistas, pasaron el primer filtro, donde eran escaneados para evitar el ingreso de celulares, grabadoras u otros medios de comunicación prohibidos en los juicios orales.
Y EL CAYEYO SALIÓ
El Cayeyo salió vestido con una pulcra y fina playera tipo Polo color blanco, el pantalón beige -uniforme que utilizan los reos del penal de La Pila-, un costoso reloj deportivo color negro en su muñeca, así como unos tenis de vestir Nike color azul marino con suela blanca. Lucía nervioso, mientras miraba de reojo a todo aquel que se encontraba en la sala.
El tribunal está compuesto por el presidente David Ramos, Roberto Martínez y José Pedro Gómez Ávila.
De inmediato, la Fiscalía General del Estado solicitó la privacidad de la audiencia, argumentando la publicación de una nota que había presuntamente violentado el sigilo de algunos datos, pero la defensa se negó a ello. Un teléfono celular sonó y los policías procesales sacaron de la sala a una persona del público por la violación a las reglas del Centro Integral de Justicia Penal. El tribunal solicitó un receso y después concluyó que los reporteros sí estuvieran presentes y también rechazó la reposición del proceso que requirió la defensa.
Cerca de las 10 de la noche hubo momentos ríspidos entre la parte acusatoria y la defensa, incluso, entre el juez presidente del tribunal y la misma defensa, por lo que el juez Ramos, apercibió a ambas partes a guardar la compostura y ser precisos en sus argumentos. La desesperación cundía por el poco avance de la audiencia, prueba de ello, es que el presidente rascaba su cabeza con un lapicero, solicitando de nueva cuenta un receso.
Entonces, el fiscal general Federico Garza Herrera y el comisario José Guadalupe Castillo, aprovecharon para retirarse del Centro Integral de Justicia Penal, sin decir nada.
SEGUNDA Y TERCERA INCIDENCIA
La defensa solicitó -en la segunda incidencia- la nulidad de la prueba de cateo realizada en el lugar de los hechos, debido a que la Fiscalía presuntamente no había convocado a la defensa para participar como observador, pero fue denegado.
Casi a la medianoche, en la tercera incidencia, la defensa pidió la nulidad de los dictámenes pericial y forense, ya que el personal encargado de realizarlos, no tiene título profesional como criminólogo. Tampoco se aceptó.
Al finalizar las tres incidencias señaladas por la defensa del acusado, el juez con tono exasperado preguntó a las dos partes, si señalarían más incidencias, la Fiscalía dijo que no, mientras que la defensa dijo que sí, otras cinco, a lo que el juez hizo una mueca de hartazgo. Enseguida, el abogado de Cayeyo, Héctor Vega, aclaró que “era broma”.
Acto seguido el juez presidente solicitó leer la acusación por parte de la Fiscalía sobre los hechos.
¿AMIGOS DE INFANCIA?
Finalmente, se dio la etapa de los alegatos, donde la Fiscalía recalcó la presunta amistad entrañable entre la víctima y el indiciado, desde que eran niños, pero aun así, Eduardo “N” terminó con la vida de Eugenio, de una manera ventajosa y traicionera, como señala la acusación.
En su intervención, la defensa señaló tajante que su representado y la víctima, no eran amigos entrañables, no eran cercanos y afirmó que Cayeyo es un ciudadano ejemplar, “la Fiscalía ha manejado esta carpeta de investigación con muchas manipulaciones”, enfatizó.
Añadió que el acusado, es tan responsable de sus actos, que luego del hecho, Cayeyo corrió hasta la casa de su vecino el fiscal Federico Garza Herrera, a quien contó lo sucedido, por lo que éste fue el primer respondiente, mismo que dio parte al comisario José Guadalupe Castillo Celestino. Asimismo, mencionó que también se llamó al sistema de emergencias 911, pero la víctima ya había muerto por el disparo a un costado de la fosa nasal izquierda, lo que le provocó una laceración encefálica por el paso de proyectil, según consta en la necropsia.
Cabe destacar que de comprobarse el homicidio calificado por ventaja y traición, el imputado podría ser condenado a una pena de 45 años de prisión, además de una sanción pecuniaria de 4 mil 500 Unidades de Medida de Actualización (UMA), equivalentes a 380 mil 205 pesos, más un pago a la parte ofendida de 226 mil 470 pesos y los gastos funerarios valuados en 18 mil 117 pesos.
De reclasificarse, a riña, Cayeyo podría ser sentenciado de cuatro a ocho años de prisión.
Hoy 23 de abril, se reanudará la audiencia de juicio, donde se espera que el fiscal Federico Garza Herrera pase al estrado y testifique sobre los hechos, y lo mismo ocurra con el resto de los 30 testigos, ya que el juicio no tiene una fecha para finalizar.