Comunidades indígenas en riesgo por servicios de salud en SLP
SAN CIRO DE ACOSTA, SLP., 2 de noviembre 2020.- Los más pequeños -que se adelantaron en el camino-, llegan el día primero, los adultos este dos de noviembre, todos para convivir con sus familiares vivos, sin embargo, para los primeros envuelve una mayor religiosidad y con motivo de estas celebraciones, el historiador de San Ciro de Acosta Edgardo Govea deleitó a los habitantes con la difusión de fotografías nunca vistas sobre la velación de los niños que fallecen.
Todavía existe la creencia de que cuando muere un niño, es considerado un angelito y tener uno en el cielo podría considerarse un privilegio.
Señala que antes era muy común retratar a los niños muertos, los familiares veían esta costumbre como una forma de conservar el recuerdo de aquellos seres tan puros y queridos, con el fin de recordarles y celebrar su partida al cielo como angelitos, libres de culpas y pecados.
Al tomar la fotografía, generalmente los cuerpos de los menores difuntos posan acostados sobre un altar, una mesa colocada en el centro de la habitación cubierta con una sábana blanca, flores alrededor, simbolizando el paraíso, lugar a donde se desea que vaya el alma del niño al morir, y velas encendidas. Este tipo de imágenes posiblemente ayudaban a mitigar la pena.
Al angelito se le viste con el ropaje de un Santo. Su cabeza se recarga sobre una almohada y los padrinos lo coronan. Antes, algunos podían colocarlo sobre una especie de altar, atado a una sillita, bellamente vestido y adornado.
Las fotos difundidas y presentadas aquí, fueron tomadas por el fotógrafo sancirense Silviano Rocha Hernández y son propiedad de Ricardo Méndez.