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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 12 de diciembre de 2018.- En punto de las 12:00 horas la Basílica de Guadalupe en la capital potosina lució repleta de flores, cánticos y peregrinos, que, movidos por la fuerza de su fe, llegaron de rodillas y rezando, para dar gracias por los milagros cumplidos y ofrendar sus mandas a la Morenita del Tepeyac.
El arzobispo Jesús Carlos Cabrero Romero inició la misa en punto del medio día, mientras los peregrinos seguían llegando. Uno a uno se encaminaba por el pasillo principal del recinto religioso hasta el altar, donde con el cansancio reflejado en sus rostros, las rodillas entumidas, los brazos cansados y hasta con lágrimas en los ojos llegaban conmovidos por el inmenso amor y fe que profesan a la guadalupana.
Desde las escalinatas del Santuario, los voluntarios de la Cruz Roja animaban con palabras a los penitentes y les ofrecían ayuda para subir los escalones. Algunos accedían, otros, con su máximo esfuerzo se atrevían a hacerlo solos, pero todos con la misma fe avanzaban poco a poco con el mismo objetivo: agradecer.
En la misa, el Arzobispo recordó los milagros más importantes de la Guadalupana, cuando aquel 12 de diciembre le mostró al indígena Juan Diego, el lugar donde quería edificar su altar. Luego de estos recuerdos, los fieles alzaron sus oraciones por el pueblo potosino, para que la paz llegue a todos los hogares y se pidió también por los gobernantes, para que sepan unificar al pueblo con sabiduría y no olvidar a los más pobres.