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Tiendas de abarrotes y estanquillos de barrio han visto su suerte en las últimas dos semanas, reportando pérdidas de hasta el 50% en sus ingresos debido a los altos costos de operación por proveeduría y pocos clientes, además de la restricción en los horarios de cierre a raíz de los lineamientos sanitarios.
Se han tenido que adaptar a una nueva dinámica en la que resulta más complicado surtirse de alimentos, bebidas y productos en general pasadas las seis de la tarde.
Uno de miles de ejemplos ocurre a Alfonso Zúñiga, empleado del minisúper “Chac mol”, ubicado en Quintas de la Hacienda.
Compartió con Periódico Momento que su establecimiento tenía servicio las 24 horas y ahora perdieron la mitad del ingreso, cuando era común que trabajadores de la zona industrial llegaran a surtirse en este punto una vez terminada su jornada, para llevar los alimentos a su casa.
Alfonso señala a los alrededores del establecimiento, y menciona: “si te fijas bien en la mayoría de las casas de la zona son personas trabajadoras, familias jóvenes que pasa la mayor parte del día trabajando, y es hasta la noche cuando pueden surtir sus necesidades básicas”.
Añade que además nunca falta algún trasnochado que busca golosinas, refrescos o algo que necesite para su siguiente día laboral, “muchos de ellos no tienen carro e ir a un supermercado más grande les resulta complicado, por eso aquí hacen su despensa”, es optimista y espera que esto pase pronto.
Pamela Zúñiga, administradora de dos establecimientos similares, asegura que se ha reducido la venta hasta en 5,000 pesos semanales en cada uno.
“Esto no solamente nos afecta la ganancia, sino el pago a nuestros empleados porque tenemos que reducir el personal al ser menos horas, y para no afectarlos hemos tenido que ocuparlos en otras actividades para tratar de no disminuir su sueldo”, expuso.
La venta de cigarros, bebidas con alcohol y pan se han desplomado en los últimos días, pero ha aumentado el consumo de comida preparada como es el caso de litros de arroz y litros de frijoles, los cuales revenden en las tortillerías para generar un ingreso adicional y no verse tan afectados.
Pamela Zúñiga sentenció que se deben buscar alternativas para no afectar la economía ni de los trabajadores ni de los pequeños negocios, hizo un llamado a las autoridades a ampliar un poco el horario, al menos una hora, porque la mayoría de las personas regresan de trabajar entre las seis y las siete de la tarde.
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