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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., a 27 de abril de 2019.- El finado exnovio de la hija del fiscal general, Federico Garza Herrera, Eugenio “N”, viajó a solas con su presunto asesino, Eduardo “N” alias Cayeyo Jr., en un lujoso Cadillac en las horas previas del crimen, de acuerdo a lo que revelaron testigos en la quinta audiencia del juicio oral.
Amigos de la víctima y del imputado atestiguaron ante el tribunal y refirieron haber sido mejores amigos de Eugenio “N”, hoy occiso; mientras que el Cayeyo, sólo era una amistad de ocasión, dado su carácter violento.
Durante los últimos días, las audiencias han sido agendadas para realizarse a las 9 de la mañana, mismas que usualmente se retrasan algunos minutos; ayer no fue la excepción, con once minutos. Luego de ello, el juez presidente del tribunal, José Pedro Gómez Ávila llamó al primer testigo en la sala 6 del Centro Integral de Justicia Penal, Juan José “N”.
Para llegar al lugar donde los testigos deben declarar, tienen que pasar a un costado del imputado del Cayeyo, cosa que Juan José evitó en todo momento, mientras que el acusado intentaba que lo viera de reojo, pero no lo logró.
Juan José refirió que el jueves 4 de mayo del año 2017, se reunió con la víctima, el imputado y otros amigos en un conocido restaurante ubicado en el barrio Tequis, para celebrar el cumpleaños de Francisco “N”. Fue allí donde conoció personalmente a Cayeyo Jr., de quien sabía por las noticias sobre un hecho violento ocurrido semanas atrás, donde el ahora indiciado, habría propinado una brutal golpiza a su tío. Sin embargo, departieron amenamente, pero con reservas.
EN EL CADILLAC
Cerca de la 1:20 de la mañana -del día siguiente-, decidieron salir del lugar y pagaron la cuenta, pero, debido a haber estado tomando algunos tragos, Juan José, Eduardo, Francisco, Daniel, Fernando y Eugenio -la víctima-, acordaron seguir la parranda en otro lugar, pero no sabían en dónde, por lo que debatieron por unos minutos, hasta que Cayeyo dijo que podían ir a su casa, ubicada en el Fraccionamiento Campestre Club de Golf.
Se pusieron de acuerdo para irse juntos en dos vehículos, Juan José, Daniel, Fernando y Eugenio subieron juntos, pero Cayeyo le pidió expresamente a Eugenio -entonces novio en vida de la hija del fiscal- que se fuera con él en su Cadillac; logró convencerlo, Eugenio bajó del otro coche y subió al de su presunto homicida. Se desconoce de qué hablaron en el trayecto.
El testigo recordó que él (Juan José), así como sus acompañantes Daniel y Fernando llegaron primero al fraccionamiento, pero no los dejaron entrar, hasta que el guardia de la caseta recibió una llamada de Cayeyo autorizando el ingreso; afuera del domicilio del indiciado, esperaron cerca de 10 minutos, hasta que Eugenio y Eduardo llegaron. Por espacio de otros cinco minutos conversaron afuera.
Enseguida de que entraron al domicilio del Cayeyo, caminaron por un pasillo algunos metros hasta llegar a una sala de entretenimiento, donde observaron adornos, objetos y arquitectura de la casa, por lo que Eduardo, orgulloso de su hogar, decidió llevarlos a su habitación.
Tras ingresar y seguir conversando sobre lo bonita que era la casa, Cayeyo se comenzó a desvestir, lo que dijo Juan José, lo sorprendió, pero no le tomó importancia, se entretuvieron con un parapente que el acusado tenía en su habitación, mientras Cayeyo se ponía ropa limpia.
“A LA CHINGADA” Y TEQUILAZO
De allí se dirigieron a otra sala y para seguir con el recorrido, Cayeyo dijo irían a la habitación de su padre, a la cual entraron y observaron diversos objetos; posteriormente, se dirigieron al baño, el cual tenía varias toallas en el suelo, momento en que uno de los presentes dijo algo sobre el desorden que había. Allí, Cayeyo se convirtió en otro y exclamó: “¡Sálganse a la chingada, ya!”, hecho que consta también en la declaración de otro testigo, Daniel.
La explosiva orden del Cayeyo causó que Juan José se sintiera preocupado, porque conocía de los episodios violentos del acausado, por haberse publicado en diversos medios de comunicación. Por lo que se dirigió a la sala de entretenimiento, donde permaneció por varios minutos. Detrás de él, venía el resto del grupo y observó de reojo, que Cayeyo, Eduardo y Fernando ingresaron a la cocina.
Daniel y él siguieron su camino hasta la sala, donde se recostaron en algunos sillones, pero Juan José estaba desesperado. “Me quería ir, porque no quería problemas”, aseguró durante la audiencia.
En la sala y luego de varios minutos Daniel y Juan José dormitaron –según declaraciones de este último-, pero de pronto despertaron y coincidieron en que era mejor retirarse, por lo que Daniel fue hasta la cocina y les pidió a Eugenio y a Fernando que se fueran, pero Eugenio no quiso: “Estoy muy a gusto”, le respondió el hoy occiso y Fernando salió de la cocina para reunirse con Juan José.
Mientras tanto, Daniel, Eduardo y Eugenio, se quedaron bebiendo un caballito de tequila, que de un movimiento, Cayeyo lo tiró al suelo, estrellándose contra una alacena a la altura del suelo. “No sé por qué lo rompió, no había el motivo”, expresó Daniel.
“Eduardo (o Cayeyo Jr.) se sentaba y se paraba, se sentaba y se paraba, estaba ansioso, no sé porque y le dije de nuevo a Eugenio que nos fuéramos, pero él no quiso, dijo que se quedaría, así que nosotros –Daniel, Fernando y Juan José- nos fuimos de la casa”, manifestó Daniel.
Por su parte, Daniel dijo que a la mañana siguiente se levantó temprano, a las 8 de la mañana, pues debía ir a su trabajo; cerca de las 9 de la mañana se encontraba desayunando, cuando su hermano Francisco, recibió una llamada de Mónica “N”, hija del fiscal general del estado, quien le dio la terrible noticia, Eugenio había muerto, asegurando que Cayeyo lo había matado. La noticia fue trasmitida a Daniel, quien no podía creerlo.
Los tres sostuvieron durante su interrogatorio que la pérdida de Eugenio ha generado un cambio muy brusco en sus vidas, “aún nos duele su pérdida”, enfatizaron.
Fernando aseguró haber presenciado muchos episodios violentos del Cayeyo en bares y antros, “él mismo iba a buscar a las personas para enfrentarse”.
En tanto, la actitud de Cayeyo, al escuchar las respuestas de los testigos de la Fiscalía aparentemente se quebró y quiso llorar, aunque no se le apreciaba ninguna lágrima, mientras se sumía en su silla y se tapaba el rostro.
LÁGRIMAS DEL PERITO
Los interrogatorios a los amigos de la víctima finalizaron y se dio entrada al testigo José Omar “N”, licenciado en criminología y técnico en criminalística, perito de la FGE en el área de Servicios Periciales, quien realizó el dictamen pericial de la mecánica de hechos, consistente en la producción en la que se presume cómo ocurrió el crimen.
La Fiscalía pidió la proyección de imágenes que el perito había tomado durante el dictamen, por lo que solicitaron la privacidad, debido a que en las fotografías aparecía el cuerpo de la víctima, lo que fue acordado por la defensa, y derivó que el público y la prensa salieran de la sala.
Este segmento de la audiencia, duró poco más de una hora y media; luego de ello, el perito salió y saludó con la voz entrecortada. Metros más tarde no pudo más y se quebró ante la vicefiscal especializada en homicidios y feminicidios Maricela Meza Enríquez, quien lo abrazó, momento en que el perito no contuvo el llanto, mientras la funcionaria le pedía que se tranquilizara. “Lo hiciste bien, no te preocupes, lo hiciste bien”, le decía y finalmente se retiró.
Al regresar a la sala, el tribunal dio por finalizada la audiencia del viernes, mientras que la Fiscalía solicitó reagendar la presencia de más testigos, pues de los 28 de su lista, apenas llevan 16 y ayer terminaba el plazo para llevar a cabo los interrogatorios. Fue así como señalaron, que los 12 restantes testificarán el próximo jueves 2 de mayo, día en que se reanudarán las jornadas del juicio del caso Cayeyo Jr.