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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., a 27 de mayo de 2019.- Este lunes el tribunal del Poder Judicial dio lectura en la sala 6 del Centro Integral de Justicia Penal a la sentencia en contra de Eduardo “N”, quien fue acusado de homicidio calificado por traición y ventaja cometido en agravio de Eugenio “N”, que falleció víctima de una lesión causada por herida de bala en mayo del 2017.
La audiencia fue programada a las 8:30 de la mañana, por lo que se llamó a los representantes de la Fiscalía General del Estado (FGE), así como de la defensa y al público para que ingresaran a la sala. Los primeros fueron los fiscales, seguidos de Eduardo “N”, mejor conocido como Cayeyo Jr., quien -a diferencia de la última audiencia- acudió como todo un miembro del Jet Set potosino: vestido con una elegante gabardina color café con leche, camisa blanca, pantalón color beige, lujosos tenis y un reloj negro sport en su mano izquierda, el pelo chino peinado hacia atrás y algo de barba, aunque en esta ocasión si se veía aseado y el aroma de un perfume fino, apenas perceptible, lo confirmaba.
Cayeyo se sentó en el mismo lugar que ocupó durante el juicio, a pesar de que la sala se encontraba prácticamente sola, no dejaba de mirar hacia atrás; la defensa aún no se apersonaba en la sala, por lo que empezó a lucir desesperado, pero no nervioso, pues lo más importante ya estaba dicho, 32 años de prisión por haber asesinado a sangre fría a su amigo de toda la vida: Eugenio.
Las manecillas del reloj apuntaron las 8:44 de la mañana, momento en el que el tío de la víctima, de nombre Eduardo “N”, ingresó a la sala; con un caminar tranquilo, sin embargo, justo en ese lapso Cayeyo volteó, ambos se miraron enérgicamente, el tío de Eugenio detuvo por milésimas de segundos su andar, se denotó cruzaron miradas desafiantes, sin embargo, ambos siguieron adelante; Cayeyo volteó al frente, mientras que Eduardo caminó sigilosamente hacia la silla pegada a la pared detrás de los fiscales y se sentó.
A las 8:45 llegó el segundo abogado de Cayeyo, Héctor Vega, detrás de él un auxiliar; Cayeyo aprovechó la distancia entre él y Vega (sólo los separaba dos sillas vacías) para preguntarle por Rafa, refiriéndose a su otro abogado Rafael Aguilar Hernández; Vega respondió que estaba afuera, sin dar mayor explicación, por lo que Cayeyo cuestionó al auxiliar de sus abogados, mismo que solo atinó a decir “está allá afuera, ya viene”, lo que generó una mueca de incomodidad a Cayeyo.
Un minuto después, llegaron por fin Marco Polo Méndez Alonso y Rafael Aguilar, a Cayeyo se le iluminó el rostro al ver a su amigo y defensor, porque aún lo es, de acuerdo con las declaraciones que el trio de abogados potosinos han manifestado a los diversos medios de comunicación.
Finalmente, Rafael se sentó entre Marco Polo Méndez Alonso y Cayeyo, pero de inmediato es abordado por su representado y comienzan a hablar sigilosamente para que nadie pudiera escuchar ni una sola palabra de lo que entre sí se decían.
A las 8:53 el tribunal compuesto por tres jueces dio inicio con la audiencia de lectura de sentencia a Eduardo “N”. Luego de ello, el tribunal se percató de la inasistencia de uno de los asesores victimales de la parte acusatoria, así como de la parte ofendida, pero tampoco acudió el abogado defensor, Álvaro Ramírez Segura. El tribunal recalcó que no había necesidad de su presencia mientras estuviera el resto.
Posteriormente el juez presidente Juan David Ramos preguntó a Cayeyo si tenía algo que manifestar, a lo que éste, con su ronca voz, expresó que sí: “quiero excusarme de la audiencia señor juez, ya lo he hablado con mis abogados, tengo una infección estomacal y me siento muy mal”, aseguró.
El juez presidente refirió que era imposible que se retirara, pues lo que venía a continuación, era dirigido a él. Sin embargo, Cayeyo fiel a su personalidad refutó: “creo que es infeccioso, me siento bastante mal, mis abogados me pueden informar sobre los resultados de la audiencia”, agregó.
Esto derivó que consensuara con sus compañeros, el juez relator José Pedro Gómez Ávila y el juez tercer integrante Roberto Martínez, quienes al cabo de varios segundos deliberaron a favor de la petición del prisionero, quien un poco altanero se retiró de la sala de oralidad.
Posterior a ello, se procedió a la lectura de sentencia, recordando los hechos ocurridos la madrugada del cinco de mayo de 2017 en el domicilio de Cayeyo, ubicado en el Fraccionamiento Club Campestre, donde Eugenio “N”, pereció víctima de un balazo en el área nasal izquierda, lo que le produjo la muerte instantánea.
El Juez relator explicó que el fallo condenatorio y de individualización dado a conocer en fechas pasadas bajo la causa penal 272/17, tuvo incidencias marcadas por la defensa (de la A a la G) y fueron desestimadas por el tribunal.
Expresando que “no hay dato que corrobore la teoría de la defensa, sobre las incidencias que carecen de sustento; además, la videograbación aportada como prueba superviviente, fue extraída de manera ilícita del celular de la perito Celia Cisneros, que no había dado autorización para su publicación”.
Ante ello el tribunal reiteró que el homicidio en riña, alegado por la defensa, nunca pudo ser acreditado y mucho menos bajo el concepto de legítima defensa, como los abogados representantes de Cayeyo intentaron sustentar.
Luego de varias horas, la audiencia de lectura de sentencia finalizó, aunque la defensa manifestó en todo momento estar en desacuerdo con la resolución del tribunal y anunciaron que se ampararán y apelarán el fallo emitido el 17 de mayo, dos años y 12 días de que ocurrieron los hechos.