Claman justicia por ecocidio en Sótano de las Golondrinas de SLP
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 13 de mayo de 2019.- Eduardo N., alias Cayeyo Jr., confesó la mañana de este lunes ante el juez, que sí mató con un disparo de arma de fuego a Eugenio N., y lo hizo con los ojos cerrados, luego de reñir verbalmente en la cocina de su casa en el fraccionamiento Club Campestre la madrugada del 5 de mayo de 2017.
En punto de las 9:05 horas comenzó la audiencia de continuación del juicio oral en contra de Eduardo por el homicidio de Eugenio, expareja sentimental de la hija del fiscal general Federico Garza Herrera.
Uno de los abogados defensores de Cayeyo, Marco Polo Méndez Alonso, informó al juez que Eduardo atestiguaría sobre los hechos y lo hizo pasar al estrado, donde se le preguntó si su testimonio sería espontáneo o lo interrogaría la defensa, a lo que el imputado respondió que aceptaría las preguntas.
Cayeyo dijo que ese 5 de mayo a las 5 de la mañana, estaba en su casa acompañado por Eugenio, a quien calificó de “conocido”, bebiendo alcohol, cuando comenzaron a discutir. Según Cayeyo, Eugenio afirmó que su padre era un “pinche cuidavacas” y que él era un “mantenido”. Cayeyo le respondió que a su vez, Eugenio era un “maniaco y mataperros”, entonces Eugenio reviró y habría señalado a Cayeyo que se cuidara porque ya antes había matado a un trabajador y nunca lo pudieron encontrar, por lo que “te podría pasar lo mismo a ti”.
Enseguida de esa presunta discusión en la isla de la cocina, ambos se liaron a golpes, menearon la mesa y tiraron algo, al parecer un vaso de vidrio. Eugenio logró arrancar una de las tapas de la cocina integral y quiso golpear a Eduardo, quien esquivó el ataque. Eugenio insistió y del portacuchillos tomó uno y se lanzó contra Eduardo para cortarlo. Fue en ese momento que Eduardo sacó una pistola que traía fajada en su pantalón, cerró los ojos y le disparó a Eugenio, sin saber en qué parte del cuerpo recibió el balazo porque estaba asustado y quedó en shock.
“Abrí los ojos y vi que Eugenio caía al suelo con los brazos abiertos, sujetando con su mano derecha un cuchillo. Lo maté en defensa propia”, fue el testimonio del Cayeyo.
La defensa le preguntó por qué traía una pistola fajada y Cayeyo respondió que minutos antes de su pelea, Eugenio le pidió que le mostrara una de las armas que estaban en el pasillo que se dirige hacia su habitación, donde hay cinco armas cortas y dos largas.
Tras matar a Eugenio, Eduardo dijo que llamó al sistema de emergencias 911 e informó que había matado a un hombre en defensa propia, colgó, salió a la cochera, tomó un vehículo Ford Raptor color rojo de su padre y se dirigió a la calle Paseo Campestre para buscar al entonces procurador general de Justicia del Estado, hoy fiscal, Federico Garza Herrera, quien es su vecino.
Cayeyo dijo que fue a la casa de Garza porque siempre fue el abogado de su padre, sabía que era la máxima autoridad en el estado y vivía cerca de su domicilio. Tocó el timbre, salió el propio fiscal y le preguntó qué necesitaba a esas horas de la mañana. Entonces, Cayeyo le confesó que había matado a Eugenio porque éste lo atacó con un cuchillo. El fiscal llamó en lo inmediato al mando de la Policía Ministerial, José Guadalupe Castillo Celestino, a quien Cayeyo conocía en persona porque ya habían convivido en otras ocasiones en el domicilio del funcionario. Castillo llegó 25 minutos después a la casa del fiscal a bordo de un auto negro y Cayeyo no dijo qué tanto habló en ese tiempo con Garza.
La defensa le preguntó a Cayeyo a dónde se dirigieron y éste dijo que directamente al edificio de la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), hoy Fiscalía General del Estado (FGE), ya que Castillo le anunció que estaba detenido. Con esto, desmintió que tanto el fiscal como Castillo Celestino hubiesen ido a su casa como afirmaron ambos funcionarios al testificar en días pasados ante el juez.
“Nunca me llevaron a mi casa, nunca di permiso de entrar, es mentira”, sostuvo Eduardo N.
La defensa dio por finalizado el interrogatorio, pero Eduardo pidió agregar que la defensa solicitó los videos de seguridad del fraccionamiento Club Campestre, tanto las que apuntan a su casa como a la del fiscal, pero un arquitecto dijo que luego se los darían. Esto nunca ocurrió y Cayeyo afirmó que el argumento fue que esas cámaras dejaron de funcionar ese día de 5 a 7 de la mañana. “Me pregunto cuan probable es que eso suceda”, dijo Cayeyo.
Cayeyo no quiso que la fiscalía lo interrogara porque “ya dije lo que tenía que decir” y finalizó su momento en el estrado a las 9:20 horas, tras 15 minutos de interrogatorio de su propia defensa.
Hubo un receso y en punto de las 10:30 horas se reinició el juicio.
Hoy mismo darían a conocer el fallo a favor o en contra del Cayeyo.