Experta de UASLP señala riesgos de productos industrializados en jóvenes
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 25 de enero de 2020.- En tanto llegan los fondos del nuevo Instituto de la Salud para el Bienestar (Insabi), al cual San Luis Potosí se adhirió, el panorama luce muy difícil para el Sector Salud y la derechohabiencia, derivado del encarecimiento de las cirugías para este año, el desabasto de medicamentos del cuadro básico y un agotamiento de las reservas financieras.
De acuerdo con la Exposición de Motivos de la Ley de Ingresos 2020, que fue aprobada por el Congreso del Estado, el sector tiene un fuerte déficit que, si bien no deja de lado la atención, está sometido a fuertes presiones de carácter económico que lo mantienen a flote con alfileres.
«Durante el ejercicio 2016 se registró una reducción aproximada de 75 millones de pesos de los recursos asignados al gasto del sector, como consecuencia de la disminución en el padrón de beneficiarios del Seguro Popular, ocasionando un desequilibrio financiero al Régimen Estatal de Protección Social en Salud (REPSS). Durante los últimos años creció la cobertura de los servicios de salud en el estado, al construirse y habilitarse infraestructura de nuevos hospitales y unidades médicas e incrementarse el número de camas censables, (pero) sin contar con los recursos suficientes para su operación; el costo operativo adicional se cubría mediante la utilización de recursos derivados de economías de ejercicios anteriores, los cuales se han agotado», precisa la iniciativa.
«Aunado a lo anterior se incrementó la plantilla de personal en 2015, al ser regularizados por acuerdo de la Federación y el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Secretaría de Salud. El Gobierno Federal solo aporta las prestaciones y no el sueldo base de los trabajadores, que tiene que ser cubierto con recursos propios, lo que ha ocasionado una presión de gasto adicional».
Por ese motivo, los Servicios de Salud en el Estado, al cierre del ejercicio 2018, registraban un pasivo neto de 158.7 millones de pesos.
COSTOSAS CIRUGÍAS
Por su parte, el Hospital Central Dr. Ignacio Morones Prieto -el más grande y equipado de todos en la entidad- acusa un pasivo de 407.5 millones de pesos por la alta demanda de servicios de pacientes de escasos recursos que no pueden cubrir el costo de los servicios proporcionados, y que, por lo tanto, son subsidiados por la institución.
En tanto el Insabi entra en operación al 100 por ciento, es decir, en la cobertura total financiera de los diferentes servicios de hospitales como el Morones Prieto y resto del país, de los niveles 1, 2 y 3, la Ley de Ingresos 2020 de San Luis Potosí contempló un incremento en el costo de todos los servicios de este nosocomio en consulta externa, consulta de urgencias, laboratorio de análisis clínico, radiologías, resonancias magnéticas, anestesias, cirugías, imagenologías, materiales de quimioterapias, odontopediatrías, etc.
Dentro del catálogo del Hospital Central, el uso del desfibrilador en el Gabinete de Cardiología es el servicio más gravoso. El año pasado costaba 247 mil 523 pesos, pero para este año, aumentó a 260 mil 142 pesos, casi 13 mil pesos más de un plumazo. El desfibrilador tiene una función toral para el ser humano: le salva la vida mediante aplicaciones bruscas y breves de corrientes eléctricas de alto voltaje que frenan sus arritmias cardiacas, es decir, el latido incontrolable del corazón que lo puede llevar a un paro definitivo que lo haga morir en pocos minutos.
La colocación de marcapaso tricameral mediante una cirugía cardiovascular creció de 153 mil 317 pesos a 161 mil 134 pesos, al tiempo que la recolocación del marcapaso, subió de 90 mil 529 pesos a 101 mil 850 pesos.
Un segundo bloque de las más altas sangrías para este hospital asentado en la capital potosina, lo representan las cirugías de trasplante renal, las cuales este año costarán entre 148 mil 838 pesos y 157 mil 500 pesos, con aumentos de siete mil pesos en promedio con respecto a 2019.
Las angioplastias tanto convencionales como medicadas -cirugías para restaurar el flujo de sangre en las arterias- son otras acciones de salud que superan los 100 mil pesos. Para ser concretos, en la Ley de Ingresos la más económica es la coronaria por 106 mil 500 pesos y la más más elevada puede ascender hasta los 239 mil pesos, según lo que se realice en el área de radiología e imagenología.
La intervención quirúrgica del aneurisma de aorta -en personas con alto colesterol e hipertensión arterial prolongada, entre otras- creció de 122 mil 588 pesos a 128 mil 837 pesos; el cambio valvular aórtico o valvular mitral, de 122 mil 588 pesos a 128 mil 837 pesos y las revascularizaciones están entre 112 mil 740 pesos y 145 mil 7 pesos, según los precios actuales en el Hospital Central.
NO HAY MEDICAMENTO
El desabasto de medicamentos, principalmente para el dolor, es un tercer rubro en el que el Sector Salud potosino tiene problemas, sobre todo derivados de que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) no los ha comprado, los procesos licitatorios quedaron desiertos o está pendiente la entrega por parte del proveedor.
De acuerdo con un reporte de la Jefa de Hospitales, Laura Olivia Flores Rangel entregado al director de Atención Médica, Juan Jesús Martínez López, hasta hace 45 días, ningún hospital tenía el 100 por ciento de abasto en el cuadro básico de medicamentos y los hospitales generales eran los más perjudicados, es decir, los de Matehuala, Rioverde, Ciudad Valles, Soledad de Graciano Sánchez, el Hospital del Niño y la Mujer y la Clínica Psiquiátrica, con un desabasto de 27.39%. Los hospitales comunitarios tenían un déficit de 14.69% y las Jurisdicciones Sanitarias de 9%.
Tres de los principales, son: dexametasona, la cual se utiliza para ciertos tipos de cáncer, pero principalmente alivia la inflamación, trata la artritis, trastornos de la piel, la sangre, el riñón, los ojos, la tiroides, la colitis, las alergias severas y el asma; el amantadine, la cual trata y previene la influenza A en niños y adultos, que puede llegar a causar pandemias; y el sulfato ferroso heptahidratado, que trata la anemia hipocrómica (glóbulos rojos con menos color) y se emplea como profiláctico en niños prematuros, en crecimiento, con dietas especiales y estimula la producción de hemoglobina.
Pero no son las únicas, tampoco hay tratamientos de peróxido de benzoílo (acné), bromocriptina (infertilidad), cisaprida (reflujo gastroesofágico), penicilina G benzatina (bacterias infecciosas), betametasona tópica y neomicina (males de piel), aciclovir (dolor), mebendazole (lombrices), cefaclor (neumonía), ketoprofeno (reumas), hipromelosa qualigen (irritación y la sequedad ocular), fenilefrina (resfriados, alergias y fiebre del heno), indometacina (artritis, tendinitis, bursitis y gota), naproxeno (fiebre, dolores de cabeza), cefuroxima (bronquitis, gonorrea, enfermedad de Lyme por garrapatas), claritromicina y amoxicilina (neumonía, bronquitis), fluticasona (previene ataques de asma), lactulosa (estreñimiento), canesten y nistatina (hongos), bencilpenicilina procaínica (amigdalitis, faringitis, laringitis), dicloxacilina (bacterias), eritromicina (bronquitis, difteria, enfermedad de los legionarios, tos ferina, neumonía, fiebre reumática, enfermedades venéreas e infecciones del oído, de intestino, de pulmón, de las vías urinarias y de la piel) y las polivitaminas A, D, E, C, B1, B2, B6, B12, nicotinamida y hierro.