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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 4 de febrero de 2019.- Para entender el problema de movilidad que se vive en la ciudad, se debe comprender el crecimiento y desarrollo de la ciudad durante los últimos años, de ello se deriva el intenso tráfico y el número de automóviles que ya rebasa a la población.
El maestro en estudios urbanos y profesor investigador en la Facultad del Hábitat de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), Benjamín Alva Fuentes, está interesado en analizar los esquemas de planeación que se han desarrollado para hacer frente al crecimiento de la ciudad a partir del año 2000.
Del crecimiento desorganizado, mal planteado y poco sustentable, se derivan los problemas que se observan en la actualidad y cómo estos modifican las actividades de los potosinos, la calidad de vida y la productividad de las personas.
El maestro Alva explica que a partir de la actividad industrial que tienen la ciudad es donde se deriva el crecimiento y que no se da forma inmediata ni de una política económica actual, sino del impulso económico que ha tenido el Estado desde inicios de este siglo y que se ha acelerado con la instalación de las dos armadoras de importancia mundial: General Motors y BMW.
A estas dos armadoras se añaden las plantas proveedoras que hacen que se acelere la economía, pero también que la ciudad comience a crecer. Sin embargo, cuando no se está preparado en materia de qué reservas de suelo se cuenta para piso industrial, cómo se interrelacionar con la vivienda, el tipo de comercio que se va a construir para que la gente se mueve menos, es lo que genera mayores flujos de población.
Sobre todo, cuando se coloca a la vivienda alejada de las zonas de trabajo de dichas empresas, se ubican lejos de la zona industrial y se cuenta con poca infraestructura, es cuando la fluidez se comienza a saturar.
El maestro Alva ha observado que, si bien la industria automotriz ha detonado el crecimiento, esta misma ha ocasionado los conflictos porque así como crece la ciudad, también se ha incrementado el parque vehicular, puesto que el sistema de movilidad está basado en el automóvil.
San Luis Potosí no es la única ciudad que pasa por esta situación; las ciudades de América Latina se sujetan a basar su sistema de transporte en el automóvil. Por lo tanto, hay urbes que han decidido convertirse e invertir en el llamado Sistema de Autobús de Tránsito Rápido (BRT por sus siglas en inglés Bus Rapid Transit), como el metro o el metrobús, el cual ya se implementó en Querétaro y que en la capital se ha buscado incorporar.
Los problemas comienzan a incrementar y se hacen más complejos, cuando una ciudad supera el millón de habitantes, como sucedió en la zona metropolitana de San Luis Potosí , en el que la conurbación pasó de dos municipios a seis y su superficie aumentó rápidamente de 10 mil hectáreas a 34 mil hoy en día.
Esta superficie representa cerca del 10% de la superficie total de los seis municipios que conforman el área metropolitana, los cuales son San Luis Potosí, Soledad de Graciano Sánchez, Villa de Reyes, Mexquitic de Carmona, Cerro de San Pedro y se integró hace un año, Zaragoza.
El detalle en el crecimiento de la ciudad es que se construye de manera extensiva, es decir, se aumenta la superficie a un ritmo tan rápido, lo que encarece la calidad de vida de las personas porque se le dedica demasiado tiempo al traslado. Mientras que al construir de forma densa, la estructura no lo está soportando.
Por lo tanto, el maestro Alva señaló que en San Luis Potosí hace falta un proyecto de ciudad “que nos diga cómo vamos a crecer y hacía donde vamos a crecer. (Un proyecto) que nos permita convertirnos como otras ciudades como Querétaro, como León, de la industria automotriz a otro tipo de industria”.
El problema en la ciudad es que no se cuenta con una industria que, por un lado, alimente a la automotriz y permita descansar a la economía y, por el otro lado, no se ha desarrollado producción que nos permita dejar de apostar al automóvil.
El profesor lo explicó en números: en San Luis Potosí, los automóviles crecen cerca de un 10% al año; la superficie aumenta en casi el 4%; mientras que la población en 2% en el mismo periodo de tiempo. Es decir que los automóviles crecen cinco y tres veces más rápido que la población y la superficie, respectivamente.
Para explicar las consecuencias que esto podría traer a la ciudad de no emplear un plan de crecimiento adecuado, se cumpliría lo que advirtió un profesor del Tecnológico de Monterrey cuando se iba a instalar Ford en la ciudad, recuerda el maestro Alva “dijo, que bueno porque nos íbamos a convertir en el nuevo Detroit (Michigan)”.
Esta ciudad compartió una situación similar a la actual de San Luis Potosí; empezó a crecer por las industrias automotrices que se instalaron a mediados del siglo pasado, pero cuando empezaron a sentir una baja en su productividad, las empresas ensambladoras se fueron y Detroit se convirtió en una ciudad fantasma que pasó de un millón 400 mil habitantes a 700 mil. Perdió la mitad de su población y con ello su calidad de vida y productividad.
Alva comentó que una de las consecuencias que se comienzan a observar de este crecimiento es la pérdida de competitividad al presionar a la industria y a los comercios para mejorar el sistema de movilidad. El Instituto Mexicano para la Competitividad, A.C (IMCO), encargado de monitorear la competitividad en las ciudades, nos ubica en el 6° lugar, cuando antes nos encontrábamos en el 4°.
En este índice de competitividad se mide la disponibilidad de un transporte masivo, con el que no se cuenta; y entre otros la sustentabilidad, la cual tampoco está bien implementada puesto que se generan muchos desperdicios, no se tiene un sistema de tratamiento y la calidad del agua es mala.
El recorrer largas distancias para la movilidad deriva en que el Estado no cuenta con un plan de desarrollo para la ciudad, el cual se hizo por primera vez en 1993 y fue renovado en 2003; para 2013 tenía que ser modernizado, pero no se llevó acabo y esto sigue sin resolverse hasta la fecha, por lo que se crece con un plan del 2003, cuando la ciudad no tiene la misma dinámica.
Este plan establecía que la ciudad debía de ser dividida en sectores definidos para el comercio, la industria, la vivienda, entre otros. Por lo que no se tienen condiciones modernas, que impulsan en la actualidad, otras ciudades como el uso de suelo mixto, es decir, una zona en la que se coloque el comercio, los servicios y la vivienda. Al momento de hacerlo separado y dividirlo en sectores, provoca que la gente se mueva más.
Tampoco se tiene un enfoque planeado sobre actividades. Por ejemplo, en las instituciones educativas se dividen horarios en la mañana y en la tarde, mientras que la industria busca entrar a la misma hora. Esto también suscita que la gente se mueva más.
Para entender la movilidad primero se debe comprender como la gente no se debe de mover. El plan de 2003 que sigue vigente buscaba que la gente se moviera mucho, por lo que las tendencias de la ciudad han ido en contra de las cosas que buscan las ciudades para ser sustentables.
Al mover más gente debido a que se encuentran separada de las zonas, no planear sobre actividades, conservar cuestiones tradicionales, sumado a que no se cuente con infraestructura para que la movilidad sea eficiente, da como resultado un aumento en el tiempo requerido para los traslados.
A inicios de esta década, los potosinos contaban con un tiempo de traslado promedio de 15 minutos, entre 2015 y 2017 aumentó a 30 minutos; en la actualidad es de 45 minutos. En este análisis no se contemplan las precipitaciones ni las obras de construcción, pues cuando ocurren estos sucesos el tiempo supera la hora.
En 2016 y 2017, el maestro Alva y su equipo realizó una investigación entre trabajadores de la zona industrial, en el que pudieron identificar pérdidas de hasta cinco millones de pesos por día, derivado de los conflictos de movilidad. Lo anterior no solo fue pagado por la empresa, sino también los usuarios.
Estas complicaciones en la movilidad, no solo lleva perdidas en la productividad, sino que también a una perdida en la calidad de vida y hasta problemas psicológicos.