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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 30 de junio de 2025.- Detrás del consumo de drogas entre mujeres hay otra realidad igual de devastadora: el contagio de enfermedades de transmisión sexual, incluido el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
En la capital potosina, un nuevo centro de rehabilitación para mujeres con adicciones acaba de detectar dos casos positivos de VIH entre sus primeras usuarias.
El espacio, impulsado por la joven Claudia G. B., funciona desde hace unas semanas como una asociación civil que atiende a mujeres en situación de consumo.
Aunque aún está en proceso de validación ante la Coepris y la Secretaría de Salud, el centro ya opera con atención psicológica y espiritual, las 24 horas del día.
“El consumo no sólo destruye cuerpos y vínculos familiares. También las expone a un sinfín de riesgos sanitarios, entre ellos infecciones graves como el VIH o la sífilis”, advirtió Claudia, quien decidió emprender este proyecto tras vivir de cerca el deterioro emocional y físico que atraviesan muchas en el mundo de las adicciones.
El consumo de drogas entre mujeres ha ido en aumento. La Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT 2016–2017) reportó que el 4.8 % de las mujeres en México ha probado alguna sustancia ilícita, y el 1.3 % lo hizo en el último año. Las más comunes son la marihuana, los inhalables y la cocaína.
Aunque en menor proporción que los hombres, los riesgos para ellas se agravan por la violencia de género, la dependencia emocional, el abuso sexual y la pobreza.
Según estudios de la UNAM, las mujeres desarrollan dependencia más rápidamente y enfrentan mayores obstáculos para recibir tratamiento, sobre todo si son madres o jefas de familia.
Pero además, muchas de ellas se enfrentan a contextos en los que el uso de drogas se vincula con prácticas sexuales de alto riesgo: falta de protección, múltiples parejas, intercambio sexual por drogas o dinero.
Esto eleva de forma exponencial la posibilidad de contraer infecciones de transmisión sexual.
Claudia y su equipo de trabajo lo han constatado en los primeros casos atendidos. De las nueve mujeres que han ingresado voluntariamente al proceso de rehabilitación, dos fueron diagnosticadas con VIH.
Aunque no se trata de una muestra estadística representativa, sí es un dato preocupante que apunta a una realidad muchas veces invisibilizada.
A nivel nacional, tan solo en 2023 se reportaron 17 mil 941 nuevos casos de VIH, de acuerdo con cifras oficiales. Y aunque las vías de contagio son variadas, los especialistas advierten que el consumo de drogas, especialmente en contextos clandestinos, incrementa los riesgos de transmisión.
La presencia de prácticas sexuales sin protección, en estado de intoxicación o bajo coerción, es un factor común.
El centro de rehabilitación potosino ofrece tres modalidades de recuperación: ambulatoria (sin internamiento), domiciliaria (de cuatro meses) y un esquema intermedio conocido como Media Luz, en el que las mujeres viven en el lugar pero salen a trabajar.
El trabajo terapéutico se sustenta en el programa de los 12 pasos de Alcohólicos Anónimos, con sesiones de logoterapia, literatura espiritual, consejería, apadrinamiento, talleres y atención psicológica.
Sin embargo, el espacio aún opera sin recursos gubernamentales ni fondos institucionales, por lo que hace un llamado a la ciudadanía para donar en especie y ayudar a que más mujeres puedan ser auxiliadas.
Entre lo que más se necesita destacan:
“El consumo es solo la punta del iceberg. Lo que encontramos debajo es dolor, abandono, enfermedades, abusos y mujeres que necesitan una segunda oportunidad. Aquí trabajamos para dárselas”, concluye Claudia.