Preparado Atlético de San Luis para su encuentro ante Pumas
CIUDAD VALLES, SLP., 3 de octubre de 2019.- En la segunda parte de los treintas, la opresión de Saturnino Cedillo era notoria en la sociedad no solo vallense, sino también huasteca. Su manipulación del gobierno estatal que encabezaba Mateo Hernández Netro inconformaba a los potosinos con ideas libertarias.
Aurelio Manrique, profesor y excelente orador, era uno de esos opositores, que rodeado de personas como José de la Luz Cerda y Juan B. Torres, encabezaron un mitin en la Plaza de Armas, el 3 de octubre de 1937, que reunió a gran cantidad de vallenses. A mitad del acto, desde puntos aledaños a la plaza y del segundo piso del café Madrid, ametralladoras que permanecían cubiertas con tela negra -cual antiguas cámaras fotográficas- vomitaron fuego hacía los asistentes.
La gente huía despavorida por el callejón Morelos (hoy, avenida del mismo nombre), por la calle San Luis (actualmente Juárez), y por la Hidalgo (ahora Pedro Antonio Santos). Sin embargo, la sorpresa del ataque cobró sus víctimas:
Juan B. Torres resultó herido de muerte, al igual que Vicente Salazar y Tomás Guevara (un trabajador de El Abra); el fuego también alcanzó a Tránsito López y al comerciante Toribio Herrera.
Entre la confusión algunas personas reaccionaron y tras localizar al sitio de donde provenían los disparos, atraparon a varios gatilleros, en tanto que otros desesperadamente se escondían hasta en los cajones de las letrinas.
Los lesionados fueron trasladados y atendidos en el Hospital Civil de Caminos (ubicado donde ahora está el asilo San Martín de Porres). Lo hicieron precariamente porque los recursos médicos resultaban limitados.
Casi veinte personas murieron, pero los pistoleros que fueron llevados a la cárcel por la población resultaron protegidos por el cacicazgo cedillista, el mismo que por mucho tiempo pretendió enterrar en el olvido este negro acontecimiento del Valles moderno.
En recuerdo de esa masacre quedó solamente –además de las pláticas de los mayores- la colocación del nombre de 3 de Octubre a una de las calles que cruza el (ahora) bulevar México-Laredo, y que después se llamaría Vicente C. Salazar.