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CIUDAD VALLES, SLP, 24 de octubre del 2018.- El arqueólogo Guillermo Ahuja Ormaechea, quien junto con su equipo, descubrió la Venus de Tamtoc en el año 2005 en las ruinas de Tamuín, advirtió en entrevista con Quadratín San Luis Potosí que si el Museo Nacional de Antropología cumple su propósito de restaurar esta pieza única de la cultura huasteca, “la echará a perder”.
Esto sería una desgracia, no solo porque la obra escultórica “es espléndida” sino porque debe entenderse no como una pieza, sino como un conjunto cultural, dijo.
Explicó que la también llamada Mujer Escarificada formó parte de un todo, de una ofrenda dedicada al Monumento 32 -conocido como La Sacerdotisa-, que data de entre el año 1150 y 700 a.C., un calendario lunar monumental que supera en tamaño al Calendario Azteca, de ocho metros de largo y cuatro metros de altura, con 24 toneladas de peso, que está a la vista del público que visita la zona arqueológica por excelencia de la huasteca potosina.
En el sitio, estaba el monumento, vasijas, cuentas, figuras de hombres, animales y otros elementos propios de un sacrificio, en este caso de la Venus de Tamtoc, como una ofrenda al agua de donde emana la vida y la Venus como representante de la tierra y su fertilidad.
Ahuja señaló que la Venus está fragmentada y tiene una serie de impactos a la altura del esternón, golpes provocados como parte de su sacrificio en el ritual.
“Por eso no debe resanarse como anunció el INAH para exhibirla en el Museo Nacional de Antropología, no se trata de tener piezas bonitas, sino de preservar la cultura”, dijo Ahuja.
Señaló que si la han de exhibir al público que visite el museo por excelencia del país, “está bien, pero San Luis Potosí ha pagado la investigación de Tamtoc durante 17 años –junto al INAH y Banamex, a través de un fideicomiso- y merecía ser el primero en presentarla”, consideró el arqueólogo.
-¿Y cómo la descubrió?, se le cuestiona.
“Yo la saqué, fue un proceso interesante; primero, nos costó casi un año extraer el Monumento 32, justo cuando nos querían cerrar Tamtoc y empezamos a trabajarlo, con una técnica muy particular, hasta que logramos pararlo y montarlo sobre el canal de agua donde fue encontrado. Luego tuvimos que limpiar y vimos que el piso del canal donde corría el agua que emanaba de los muros estaba impactado por la piedra de 24 toneladas y queríamos nivelarlo.
“Retiramos un par de losas y rellenamos, hasta que vimos que pegado al muro continuaban las hileras de laja y por curiosidad científica quisimos ver el desplante y lo fuimos siguiendo. Eso nos llevó a que era de dos metros con treinta centímetros de profundidad y empezaron a aparecer objetos hasta que de repente vimos un fragmento de la escultura, luego uno de los muslos con la escarificación y a la semana de trabajar el sitio, uno de los senos.
“Al seguir el hilo de esta sorpresa vino que era una escultura única no en el sentido de como conocemos la escultura Mesoamérica que es medio cuadrada y feita, sino otro estilo, un tratamiento exquisito, la pieza de una mujer divinizada, trabajada con maestría y sacrificada”.
La pieza, señaló Ahuja, tendría 2,500 años de antigüedad y está sin cabeza, pero “tengo mis dudas” al respecto, ya que en Tamtoc han encontrado otros sacrificios similares –no con piezas como la Venus, única en su tipo- en las que había decapitaciones, donde en un lugar estaba lo que representaba el cuerpo y en otro, la cabeza.
La Venus de Tamtoc saldrá de Tamuín el mes entrante para ser llevada al Museo de Antropología para una exhibición pública de cinco meses, lo que ha provocado una gran controversia en la huasteca.