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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 2 de junio 2019.- Situado entre las antiquísimas calles de Los Bravo y Escobedo, en pleno corazón de la ciudad, el Jardín de San Juan de Dios alberga espacios y memorias que han dejado huella en la historia de San Luis capital.
En la cotidianeidad pueden pasar desapercibidas las historias de vida que ahí se fraguan, una de ellas es bien representada por la señora Hermenegilda Arista, quien se jacta de estar entre las primeras taqueras de la zona, desde 1974. Junto a sus hijas, que entonces eran sólo unas niñas, doña Hermenegilda narra que comenzó a vender sus tradicionales tacos al estilo canasta y desde entonces sus ojos han atestiguado la evolución de este espacio de recreación familiar, que para ella significa mucho más que una simple área de trabajo.
«Quiero mucho a mi jardín. Aquí hemos sufrido aguas, aires, fríos y ganas de ir al baño», comentó doña Hermenegilda, al tiempo de cobrar sus taquitos de huevo, papas, chicharrón y frijoles, que su hija recién había despachado a los clientes formados.
Los principales espacios del Jardín de San Juan de Dios son el Templo con el mismo nombre y que fue construido por religiosos Juaninos en 1615; también destaca el Museo de escultura contemporánea, Federico Silva, cuyo inmueble se erigió en 1611.
Cuando transcurría el año de 1794, el Jardín de San Juan de Dios era un espacio libre que articulaba las funciones públicas del hospital y servía de atrio al templo; ya conformada por sus manzanas perimetrales era -como se usaba en la época de la Colonia- una plaza dura, es decir, carecía de vegetación.
Después de varios cambios fue intervenido en 1976, dividiendo el jardín en cuatro cuadrantes paralelos a las vialidades a manera de lograr cuatro jardines de dos distintos tamaños.
Para 1911 se colocó en el centro del jardín el monumento a la Independencia, integrado por una columna de cantera rematada por un águila devorando una serpiente; el proyecto lo realizó Pedro Amézquita y la mano de obra fue por cuenta de los maestros Leocadio Chávez y Gabriel Muñoz, esta efigie se levantó con donativos de estudiantes de la Escuela Modelo y otras aportaciones de taxistas de la ciudad.
En la placa conmemorativa del monumento se lee textualmente: «La reconstrucción de este jardín y la ampliación de la calle Escobedo, fue realizada por el H. Ayuntamiento Constitucional de la capital 1953-1955. Con la cooperación del profesorado, la asociación de padres de familia de la escuela federal tipo “21 de agosto”, del jardín de niños y permisionarios del sitio 2 de automóviles. Ismael Salas, gobernador constitucional del estado, Nicolás Pérez Cerrillo, presidente municipal, lo entregaron al pueblo potosino el 8 de mayo de 1953 como justa celebración del año de Hidalgo».
El Museo Federico Silva, es un edificio porfiriano de líneas neoclásicas, al que se le agregó una estructura vanguardista caracterizada por unos tirantes que sostienen la techumbre, lo que permitió incorporar la superficie de azoteas como área de exhibición; funcionó como escuela primaria hasta el año 2000 cuando fue readaptado para abrir el Primer Museo de Escultura Contemporánea en América Latina.
Con ese valor histórico y cultural, es impensable que personas como Hermenegilda no aprecien la imponencia de un Jardín como San Juan de Dios, que congrega de manera constante a decenas de familias potosinas y luce cual postal de primavera, cuando las jacarandas ahí sembradas destellan flores violetas en lo alto de sus copas.