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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 15 de febrero de 2021.- Ubicado en Zenón Fernández 824, se encuentra el negocio de don Rogelio Muñiz Morelos, quien desde hace 30 años se dedica a la venta del reciclaje de papel y libros de segunda mano.
El negocio lo comenzó su padre a principios de 1960 aunque en un inicio este era sólo para la compra de cartón y papel en la calle Juan Sarabia, actualmente Eje Vial. Cuando se mudaron a Constitución y Abasolo, comenzó a apartar libros y revistas y al ver que la gente los compraba, el negocio se fue diversificando.
Sería a partir de mayo de 1990 cuando don Rogelio se puso al frente del negocio familiar, por lo que desde entonces ha continuado con la compra de papel por kilo, como archivos muertos y libretas de las escuelas, y actualmente, suelen llegarle 8 toneladas de papel por mes.
Aunque entre estos papeles llegan a encontrarse revistas, libros y CD´s que, si se encuentran en buen estado, son apartados para su venta para que vuelvan a ser leídos por otros, por lo que el negocio sirve a dos propósitos: el reciclaje y el fomento a la lectura.
«Me salen libros, clásicos como el Álgebra de Baldor, novelas históricas, novelas clásicas, salen de todo tipo de lectura», comentó don Rogelio.
Entre el material que ha llegado a sus manos, se encuentran revistas de cerca de 1920 e incluso libros del siglo XVI, que en su mayoría son de temática religiosa.
Durante todos estos años don Rogelio se ha hecho de numerosos clientes —que incluyen a personas de su barrio, del ambiente académico, político y religioso— por lo que los libros que suelen llegar a su negocio ya cuentan con dueños de manera anticipada, y él se convierte en «un intermediario entre las personas que ya no quieren sus libros y los que todavía les gustan la lectura».
Aunque hay ocasiones en las que quisiera quedarse con alguno de los libros que han llegado a su local, como los de temática histórica o que son escasos, don Rogelio señala que le gana el «espíritu de comerciante» por lo que termina por venderlos.
También procura no guardar tantos libros en su acervo, pues se ha puesto a reflexionar que una vez que él fallezca no sabe cuál será el destino de tantas obras y según lo que ha visto en su propio negocio.
«Hay gente que durante su vida coleccionó bastantes libros, muere la persona y los descendientes vienen aquí a venderlos por kilo, por eso procuro ya no guardarlos y que alguien le saque provecho», explicó.
A pesar de que don Rogelio es licenciado en Derecho nunca ha pensado en dejar su negocio. Desde niño está entre páginas y aunque intentó compaginar ambas partes, no funcionó y se quedó con el ingreso diario que viene con la compra de papel.
Lamentablemente, el negocio terminará una vez que don Rogelio no esté «porque no hay quien siga esto».