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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 21 de mayo de 2020.- Gracias a un estudio anual que realiza la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA por sus siglas en inglés) en el Polo Sur, se detectó un nuevo tipo de partícula que está fuera de la clasificación del modelo estándar de la física de partículas.
Es así que también se puede plantear la hipótesis de que se trata de una partícula que proviene un universo paralelo, en donde el tiempo transcurre de forma inversa.
No obstante para comprobar las múltiples hipótesis existentes es necesario realizar muchos más estudios.
La investigación —liderada por Peter W. Gorham, profesor de física de la Universidad de Hawai y realizada en 2016—, se basa en los registros de rayos cósmicos obtenidos de la Antena Antártica de Impulso Transitivo (ANITA por sus siglas en inglés).
La antena se encarga de estudiar las partículas subatómicas que llegan del espacio a la Tierra con una fuerza inmensa, a través de una serie de antenas que son colgadas de un globo de helio a 37 mil metros de altura. Está diseñada para estudiar neutrinos cósmicos de ultra energía (UHECR) al detectar los pulsos de radio emitidos por sus interacciones con la capa de hielo de la Antártica.
La antena puede detectar este tipo de partículas, cuando los neutrinos chocan con el hielo de la Antártida, lo que deriva en una explosión de partículas secundarias que emiten ondas de radio horizontales, efecto conocido como radiación Askaryan.
Gorham indica en el estudio, publicado por la revista American Physical Society, que en el primer vuelo ANITA se detectaron 16 de estos eventos. Sin embargo, hubo un evento extraordinario que los investigadores desestimaron al asumir que se trataba de ruido; se trataba de un evento impulsivo ascendente, similar al de un rayo cósmico, el cual se volvió a presentar con resultados similares en el tercer vuelo.
Es decir, se trataba de un neutrino cósmico que no producía el efecto de choque antes mencionado, sino que es como si hubiese provenido de la superficie terrestre.
Por lo que en 2018, en una entrevista para el portal New Scientis, el doctor Borham planteó la posibilidad de una en mil millones que se tratara de una partícula que puede cambiar de forma; al llegar a la Tierra entra como un tipo de partícula y al ascender hacia la superficie sale como otro tipo.