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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 19 de abril de 2019.- En el barrio de San Juan de Guadalupe, que tiene 347 años de antigüedad, las personas encuentran su identidad cultural con la “Pasión viviente”, como se conoce ahí, a la representación de la Pasión de Cristo.
Mientras en algunas otras zonas de la ciudad desarrollan un viacrucis acompañado de rezos y cantos, en este barrio la gente representa la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Desde el Domingo de Ramos, frente a la parroquia de San Juan de Guadalupe, las personas que interpretan a los apóstoles reciben al actor que interpretará a Jesús y emprenden una peregrinación.
La noche del Jueves Santo, espectadores y actores se reunieron frente al templo para recrear la Última Cena, el lavatorio de pies, la traición de Judas Iscariote y su posterior arrepentimiento, hasta quitarse la vida, luego que Jesús advirtió a sus discípulos que uno de ellos lo traicionará esa noche y, la aprehensión de Jesús.
Este Viernes Santo concluirá la puesta en escena en un horario de 13:00 a 15:00 horas, con la sentencia de Pilatos, el desvanecimiento de Herodes, el Viacrucis con las 3 caídas de Jesús, la crucifixión en el Monte Calvario, el entierro y resurrección de Cristo.
Para que cada año esta escenificación salga “bien”, los participantes son auxiliados por profesionales que estudiaron artes escénicas para que coordinen a más de 100 personas, entre actores y encargados de sonido, vestuario, escena, etc.
Los ensayos comenzaron a partir de la segunda semana de enero y practicaron de lunes a viernes de 8:00 a 22:00 horas donde alguna vez fue la Casa de Cultura del Barrio de San Juan de Guadalupe, a un costado de la parroquia sobre la calle Escandón.
Juan Manuel Aguilar Espinoza, expresidente del grupo de personas que participan y que en 2017 hizo el papel de Cristo, informó que desde 1961 un señor de apellido Fraga reunió a un grupo al que trasmitía a manera de cuento “La Pasión de Cristo”, narraba por estaciones y con el paso de los años se incluyó la actuación.
Mencionó que en el año 2000, por poco se pierde la tradición por falta de presupuesto y de interés por parte de las autoridades hacia este “evento que nos caracteriza”. Los gastos son de entre 90 mil y 120 mil pesos para mobiliarios para escena, equipos de sonido, restauraciones de vestuario y mantenimientos escenográficos.
Años atrás “La Pasión Viviente” atrajo a un gran número turistas y personas de la ciudad, pero ajenas al barrio, debido a que dependencias como la Secretaría de Cultura y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) apoyaban con la difusión, pero ahora sólo es un esfuerzo propio del barrio, con participación voluntaria y sin paga. Mucha gente interviene como parte de una penitencia.